Fiscalidad única de tipo único

La Asociación de Inspectores de Hacienda del Estado, que celebraba esta semana en Córdoba su congreso anual, han manifestado su preocupación por el eventual concierto catalán del que se viene hablando estos días. La inquietud principal es que las inspecciones van a ser muy difíciles, pues habrá sociedades y personas con residencia fiscal distinta, dentro de un mismo territorio español.

La noticia coincide con otra. La Agencia Tributaria ha publicado esta semana las estadísticas de tributación de las 285 empresas españolas de mayor tamaño. Un 7% ha sido el tipo medio que ha gravado sus beneficios en el impuesto de sociedades. El principal mecanismo para reducir la tributación es tener filiales o centrales en otros territorios europeos con fiscalidad reducida.

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Ahora, la cuestión puede trasladarse, ya no solo a territorios internacionales, sino dentro del propio país, con lo que ya no solo la gran empresa, sino también la pequeña y mediana empresa, podrá disfrutar de mecanismos y vericuetos para reducir su tributación.

Intentar pagar menos impuestos, dentro de lo que la ley permite, es legítimo y normal. Pero es algo que podría eliminarse, con mucho menos coste económico para las administraciones y menos líos para las empresas, a través de una fiscalidad única de tipo único.

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La proporcionalidad en la fiscalidad la da el ingreso, y no debería darla el tipo de gravamen. Con un tipo único de, por ejemplo, el 15%, quien gana cien, paga quince y quien gana el doble, doscientos, paga el doble, treinta. Imponer un tipo progresivo que va más allá de la proporcionalidad siempre lo he considerado desproporcionado.

Un tipo único, europeo y español, tanto para personas como empresas, acabaría con la mayor de las injusticias fiscales. Que quienes ganan el doble que otros paguen más del doble y que quienes deberían pagar el tipo máximo, acaben pagando el tipo mínimo.

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La fiscalidad ha adquirido un grado de complejidad tal, que la justicia se ha convertido en injusticia. Si, tanto para particulares como para empresas, todos los gastos fueran deducibles y el tipo fuera solo uno, se acabaría todo el problema y la recaudación de beneficios personales y empresariales sería la máxima.