Nunca me hable más del bloqueo del escritor
Cuando no encuentro tema para un artículo, cuando estoy atascada con un argumento, cuando no encuentro el descaro de esta trama, pienso en ti. Tú eres mi guía, escribo pensando en ti, como si me miraras. Y entonces me digo: "Él lo haría, yo lo puedo hacer".
Para mí eres una clase de autoayuda literaria. Me miro una noticia del ARA, pero no le encuentro la curva necesaria para hacer un artículo. ¿Cómo podría extraer proteínas de este tema? Y tú, tu cara, se me hace presente sobre la mesa en la que escribo. Tú, tú sabrías encontrar un nuevo giro de guión, un nuevo giro lleno de magia y asombro a esta hoja en blanco. Tú no te limitas a encontrar un argumento, encuentras uno, dos, tres, cuatro... Cuando creo que no puedes encontrar otro, ale-hop, de nuevo tu mente juega y tus palabras fluyen. Tú eres mi escritor estrella o quizás mi guionista estrella, porque eso que sale de tu cabeza no es una novela. Es una serie con muchas temporadas. Ahora el personaje que parecía de una forma es de otra, ahora lo que parecía cierto ya no lo es. Ignoro si tienes documentalistas. Supongo que sí...
Ninguno de nosotros, los escritores de esta tierra, podremos decir nunca –lo que hacemos, a veces, cuando Nopca nos hace el favor de entrevistarnos– que encontrar el hilo nos ha costado mucho, que la coherencia de los personajes se tambaleaba. No, no, no podemos decirlo porque tú, con el simple poder de tu mente, has inventado más mundos, todos ellos distintos, todos contradictorios con los anteriores, que Josep Pla y Mercè Rodoreda juntos. Ninguna persona que trabaje haciendo novelas, cuentos, películas, guiones de radio o tele puede quejarse nunca del bloqueo del fabulador. Porque tú has demostrado tener la mayor capacidad del mundo. Cinco versiones del mismo hecho, cinco versiones distintas, a cuál más imaginativa, mejor, más rocambolesca, Dani Alves.