Heredia deja al líder de Vox en fuera de juego
Este miércoles, Lídia Heredia, directora de Els matins de TV3, entrevistaba a Ignacio Garriga. El líder de Vox tardó muy poco en soltar un dato que relacionaba inmigración ilegal y delincuencia. El problema de tirar siempre de los mismos datos inventados es que Lídia Heredia ya se había encargado de contrastarlos. “¿Por qué se inventa estos datos? Ni el Instituto Nacional de Estadística, ni el Ayuntamiento de Mataró ni La Vanguardia reconocen los datos que usan”, y a continuación le ofreció los datos del INE. La periodista recurrió en múltiples ocasiones a los datos del CEO, del CIS, del ministerio del Interior, del INE, del informe PISA... “Solo para que lo sepa”, le decía Heredia con una sonrisa y un buen tono que no perdió nunca. Garriga osó discutir criterios periodísticos con su interlocutora: “¿Cuántas veces los medios de comunicación tenéis la valentía de decir el origen de las personas que cometen los delitos?” Y Heredia le devolvió la pregunta: “¿Y qué aporta?” La respuesta del invitado era tan capciosa que delataba las estrategias propias de la extrema derecha. No es extraño que Vox quiera acabar con los medios públicos. Es obvio que partidos de sus características se desarrollan con más comodidad con medios privados que se ajusten por intereses a sus criterios ideológicos. Heredia estuvo magistral cuando le hizo ver las incoherencias de su programa electoral: “Usted sabe que el Tribunal Constitucional dice que España no es una democracia militante. Es decir, que aquellos que defienden ideas contrarias a la Constitución tienen el derecho a hacerlo. Por lo tanto, su propuesta de ilegalizar los partidos que no aceptan la indisoluble unidad de España es inconstitucional. El Tribunal Constitucional ya ha dicho que esto no es constitucional”. La lógica de Heredia era tan rotunda que un Garriga atrapado la desafió: “¿Estamos ya ilegalizando planteamientos políticos?” Y Heredia, burlón, le respondió. “No lo sé. ¡Dígamelo usted!” El líder de Vox estaba desconcertado y acabó en un callejón sin salida a la hora de sostener las falacias e incongruencias de su formación.
Entrevistar a líderes políticos es difícil. Entrevistar al líder de la extrema derecha todavía lo es más porque la toxicidad de sus argumentos exige un dominio de los datos y de la legislación muy grande para que no te marquen ningún gol y propaguen con comodidad su discurso. La extrema derecha es tan manipuladora y enrevesada que cambia la escalera de valores. Tergiversan conceptos como estigmatización, criminalización o discurso de odio para referirse a argumentos democráticos y derechos fundamentales. Construyen el mundo al revés para legitimar su supremacismo. Y para gestionar periodísticamente todo esto en el ritmo de conversación de una entrevista se tiene que estar muy preparado. Hacerlo con tanta solidez y con la rapidez de Heredia es dificilísimo.