José, no es lo que parece
Mira, José, churri, no es lo que parece. Si tú me dices ahora que una reina, la que sea, y no de Galilea, se hace un retrato con una pashmina (que vendría a ser una túnica, rey) para decir al amante que piensa en él, yo te digo que perfecto, José, Pep, es que sí, por supuesto, es que no es lo que parece. No pienses que me he hecho un retrato con una túnica regalada por otros. José. A ti no te florece más que la vara, y yo tengo sangre en las venas. De hecho, mejor que no te florezca.
Te puedo decir, y te juro, que no es lo que parece. No es lo que parece, José. Estoy preñada porque vino una paloma, que es el Espíritu Santo, y me dio la buena nueva. Tendrás un hijo y será el hijo de Dios. Sí, José, la historia tiene algunas lagunas, no puedo negarlo y no lo niego. El buey y la mula, dos animalitos abandonados en un establo, con el precio que se paga por el ganado... Que sí, que sí, que tú eres el primer padre adoptivo de la historia y la historia no te hace justicia, amore, churri.
Pero mira, tranquilidad y buenos alimentos, el niño en cierto modo se te parece. Yo estaba en casa, en nuestra humilde casa, y vino una paloma. Te lo juro, sí, no hagas esos ojos, que te conozco. Y entonces, va... y entonces va y me dice: “Tendrás un hijo y será el hijo de Dios y por eso te ha dejado preñada una paloma, que todo el mundo dice que es como una rata de agua".
Lo entiendes, ¿eh, José?: A ti te puede parecer que soy una verra, que mi juventud y belleza (no la podemos negar, amor, ni en broma) me comprometen, pero no. churri, es que no. Que no. Que no es lo que parece. Estate tranquilo que ha sido una paloma. Una paloma blanca, te lo juro.