Kirk, mártir de la causa

La violencia política armada es históricamente consustancial a Estados Unidos y sólo se acercará a cero el día en que los estadounidenses renuncien al derecho a llevar armas. Y esto nunca lo veremos, porque la sacralización de la Segunda Enmienda constitucional, el multimillonario negocio del rifle y la utilización interesada de la Biblia (sobre todo del Antiguo Testamento) hacen creer a millones de estadounidenses que llevar armas es un derecho divino que les corresponde como ciudadanos de una nación excepcional. Pistolas igual a libertad lo dicen todos los candidatos republicanos, se lo tragan los candidatos demócratas y lo defendía el influenciador pro Trump Charlie Kirk, asesinato miércoles, que había llegado a afirmar que unas cuantas muertes anuales por arma de fuego era un precio que valía la pena pagar por proteger las libertades. Mártir de la causa de la libertad, pues.

Las recurrentes matanzas en las escuelas, pese al duelo nacional que han causado, sólo han provocado debates sobre cuestiones como aumentar a 21 años la edad para comprar un arma, limitar la capacidad de los cargadores o prohibir la venta de armas a personas con enfermedades mentales, pero la gente vive atrapada en un bucle: muchos padres y mar su familia, precisamente porque el derecho a comprar un arma incrementa el peligro de que alguien pueda hacer un mal uso. Por eso después de una matanza aumenta la venta de armas. De ahí que la respuesta al asesinato de Kirk sea más violencia armada y verbal, en una discusión pública en la que es más importante la fuerza que la razón.