Un mundo lleno de héroes
Cada vez que voy a un concierto de música clásica pienso que debería hacerlo más a menudo. La música en vivo –como el teatro o la danza– tiene un atractivo muy poderoso, que te clava en la butaca físicamente pero te despega el alma.
El último concierto que me ha hecho sentir esto tenía, además de éste, otros atractivos que me removieron un montón de sentimientos. Todo lo que se puede pedir cuando asiste a un evento cultural. Como dice un amigo mío: de un espectáculo debes pedir que cuando salgas seas un poco mejor que cuando has entrado.
Era la octava edición del concierto solidario que la Joven Orquesta Nacional de Cataluña ofrece a beneficio de Projecte Home y esta conjunción hizo que la velada fuera especialmente emocionante.
Antes de empezar el concierto, un hombre y una mujer nos dirigieron unas palabras en nombre de las mil quinientas personas que este año han ido a pedir ayuda a Projecte Home (una cifra, imagino, que representa un porcentaje muy bajo de la muchedumbre de gente que tiene problemas de adicción). Las dos personas que nos dirigieron, con una emoción bien visible, se encuentran en un momento avanzado del proceso de recuperación y coincidieron en señalar que verse libres de adicciones les ha hecho recuperar la ilusión por vivir.
A continuación, el director de la orquesta, Manel Valdivieso, nos explicó la elección de piezas para el programa: Una vida de héroe, de Richard Strauss; La cabalgata de las valquirias, de Wagner; Fanfarria para un hombre común, de Aaron Copland, y el tercer movimiento de la Sinfonía heroica,de Beethoven. El mensaje llegó limpio y claro: la sala estaba llena de héroes. Lo son los adictos que piden ayuda, sus familias, los voluntarios de Projecte Home y los músicos de la JONC.
Valdivieso nos recordó que sus jóvenes músicos tienen un nivel de exigencia similar a un atleta de alta competición y que dedican horas y horas de ensayo a la música. No estoy segura de que una vocación como ésta sea una condición suficientemente potente para alejar a un joven de la tentación de engancharse a las drogas o al alcohol, pero, en todo caso, me parece muy interesante que los integrantes de la orquesta se reúnan unos días antes del concierto con jóvenes de Projecte Home para intercambiar ideas y opiniones sobre el problema de las adicciones.
Después, escuchar y ver a los jóvenes músicos, concentrados, enérgicos, entregados a la música, fue un placer absoluto. Desde el tercer piso del Auditori los brazos de los violinistas moviéndose todos a la vez parecían una coreografía. Y escucharles fue también una invitación a renovar la fe en el género humano. Es fácil pensar que, si en este mundo dominado por las redes sociales, que a menudo hace alarde de la ignorancia, todavía hay un buen puñado de jóvenes que eligen una pasión que les exige esfuerzo y constancia, como la interpretación de un instrumento, no todo está perdido.
Seguramente el reto de nuestra sociedad es cómo conseguimos que una mayor cantidad de jóvenes se dejen seducir por una pasión como la música, o cualquier otra expresión artística.
Y también me hace respetar al ser humano esta capacidad de aceptación del error y de esperanza en la superación que muestran las personas que recurren a Projecte Home oa otras entidades que pueden ayudarles. El primer gesto heroico que debe realizar un adicto es reconocer su problema y aceptar la idea de pedir ayuda. Os lo decía al empezar: el mundo está lleno de héroes.