Música para el 20-N
Aquella mañana, Arias Navarro salió soñando por televisión para marcar el comportamiento que se esperaba de nosotros: "Yo sé que, en estos momentos, mi voz llegará a sus casas entrecortada y confusa por el murmullo de sus llantos y oraciones. Es natural. Es el llanto de España, que siente como nunca hasta ahora.
En casa, donde la estábamos viendo en pijama y zapatillas, nadie lloraba. Más bien nos hizo reír el sollozo final del presidente del gobierno cuando leyó el testamento político del dictador. Almorzamos sin prisas. Nos esperaban días de fiesta de la escuela, y mis hermanas, que ya habían visto a losgrisesrepartir estopa, pusieron la banda sonora de esos días en el viejo tocadiscos del abuelo.
Por allí corría el Viaje a Ítaca de Lluís Llach, con esa portada de colores de la America Sanchez, y ese otro LP con las fuentes de Montjuïc de color de rosa y los rayos de luz detrás del Palacio Nacional, con el que se vendía el disco de Sisa Cualquier noche puede salir el sol. Sí, tengo recuerdos de la muerte de Franco con El séptimo cielo, hecho que, medio siglo después, creo que fue una casualidad muy bien encontrada.
También sonó mucho Pi de la Serra, con un blues urbano que empezaba así: "Un día sin importancia, / una tarde cualquiera, / me he encontrado en una plaza / la de San José Oriol...". Pino de la Sierra era adecuado aquellos días con el suyo Verde: "Ten presente, pobrecito burgués, / que el mundo es tuyo, pero después, / ¡verde! / Tenía cosas que contar, / pero a veces hay que callar. / ¡Verde!"
En la tele sólo sonaba el himno de España. 50 horas nos televisaron el cadáver de Franco en su ataúd. La disonancia delpartecon la realidad era muy grande. Claro que esto hay días que todavía sucede.