Legislatura española

Vox, Sánchez y el control del tiempo político

El presidente de Vox, Santiago Abascal, durante la clausura de un acto de campaña en Almendralejo (Badajoz).
Act. hace 29 min
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1. Sin tapujos: el PSOE sufre en Extremadura una considerable fuga de votantes que expresa una decepción profunda de sus electores; el PP gana pero no arrasa, poniendo en evidencia sus conocidas limitaciones; y Vox es el triunfador estratégico, con la caballería preparada para estirar a la derecha hacia su espacio mental, el autoritarismo posdemocrático que va deteriorando las instituciones de las democracias liberales en toda Europa.

¿Por qué estas elecciones han abierto todas las portadas? Sencillamente porque son las primeras de un ciclo que tendrá que culminar con unas generales como más tarde en el 2027. Con el PP pidiendo elecciones anticipadas casi desde el inicio de la legislatura, Pedro Sánchez, que ha hecho de su figura de resistente contra la embestida reaccionaria un capital casi exclusivo, está atrapado en un partido del que emerge y el acoso sexual hacen noticia casi diaria. El PP y su prensa exprimen a toda prisa a los escándalos socialistas para tapar su largo historial de abusos de poder, que han ido configurando en todas partes donde los han tenido.

¿Qué es lo que nos hemos encontrado en Extremadura? Nada que no fuera esperado. El castigo al PSOE era previsible desde que los señalamientos y acusaciones han llegado a la Moncloa, provocando la salida de personajes del entorno inmediato del presidente. Muchos votantes socialistas se han quedado en casa y otros acudieron al PP. Y Sánchez debe entender que su imagen de líder de largo recorrido flaquea. Se le nota día a día en la expresión, pese a su innegable voluntarismo.

2. El PP es incapaz de construir y contar un proyecto político alternativo. Entregado a la estrategia de Feijóo de criminalización permanente del presidente Sánchez, sin una sola idea ni una sola señal que imprima carácter propio a su política, lleva toda la legislatura rascando a ver qué encuentra y aprovechando cualquier denuncia de los medios, independientemente de su consistencia, sin aportar valor añadido. Sólo ruido.

El resultado de todo ello es el escenario actual del que Extremadura ha levantado acta. Quien marca la pauta del cambio es Vox. Mientras Feijóo berrea, Abascal despliega la promesa de la redención patriótica. Y así va ganando espacio, explotando los miedos de la gente, señalando a los malos de siempre: los nacionalismos periféricos, los inmigrantes, las políticas de género y las izquierdas como enemigos de la patria portadora de valores eternos. Y Pedro Sánchez, apegado a la presidencia, queda como último resistente, dispuesto a aguantar hasta el final, con la esperanza de que la pugna entre Vox y el PP le permita salvar los muebles. ¿Qué busca? Que Vox ponga en evidencia al PP haciéndole asumir las estrategias y exigencias ideológicas de la extrema derecha para aparecer como redentor de la patria en crisis. Es decir, que el autoritarismo posdemocrático adquiera carta de naturaleza para movilizar a la ciudadanía en contra.

De modo que ahora mismo, en la medida en que Vox muerde terreno día a día a la derecha, hay una cierta coincidencia estratégica entre la apuesta por la resistencia de Pedro Sánchez, dispuesto a aguantar hasta el final de la legislatura para poner en evidencia la impotencia del PP frente a Voz, y la agitación las extremas derechas europeas. Extremadura constata que la resistencia de Sánchez parece cada vez más ilusoria, pero el mismo tiempo confirma la amenaza que el presidente señala: Vox al poder, tutelando al PP.

3. ¿Es verosímil que esta situación pueda realmente alargarse hasta 2027? Las ambigüedades en torno a Sánchez crecen. ¿Qué sabía y qué no sabía? ¿Qué se le puede imputar por acción o por omisión? Las acusaciones judiciales a personas de su entorno no cesan y los espacios de oscuridad son grandes, agravados ahora con las denuncias de acosos sexuales. Y, sin embargo, un resultado como el de Extremadura da razones para pensar que Sánchez intentará resistir hasta el final con la esperanza de que Vox siga cabalgando y empequeñeciendo a Feijóo y compañía y eso provoque cierta reacción ciudadana.

En todo caso, politiquerías aparte, ahora mismo lo alarmante es el peso que está conquistando la extrema derecha en España. Y no parece fácil que pueda haber un momento de lucidez en el que PP y PSOE (y algunos partidos periféricos) sean capaces de llegar a algún acuerdo para aislar a Vox y evitar que la extrema derecha pase a ocupar poder. Mucho debería cambiar el PP, donde parece que ya se da por descontada la alianza con los neofascistas. Lo que aporta motivos de resistencia a Pedro Sánchez, que podría plantear unas elecciones en blanco o negro (democracia o fascismo), pese a que cada vez se le ve algo más apagado de lo necesario para emprender una aventura de esa envergadura. ¿Existe alternativa?

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