Pegarse los dedos con el feminismo

1. Durante el pasado verano, 2.763 catalanes mayores de edad respondieron, durante veinte minutos, una encuesta online. Tanto en catalán como en castellano, las preguntas que les hacía la empresa Soluciones Netquest de Investigación eran las mismas. Por encargo del Instituto Catalán Internacional para la Paz (ICIP), el estudio quería constatar en cifras una realidad que todos percibimos: que los jóvenes, también los jóvenes catalanes, vuelven hacia ideas de derechas, tanto política como socialmente. Y basta con parar la oreja, en la calle o en los bares o en los vestuarios de un club deportivo, para darte cuenta de que los chicos se están radicalizando más y más rápidamente que las chicas. Los datos del estudio, por supuesto, dan la razón a la hipótesis de salida. Ninguna sorpresa.

2. Todos los medios de comunicación (ARA, TV3, RAC1...) coincidieron en subrayar tres titulares de los muchos que podían extraerse de esta extensa encuesta que pretendía echar un vistazo a la percepción de la convivencia y la seguridad en Catalunya en el 2025. "Un 25% de los jóvenes rechazan que la democracia sea la mejor forma de gobierno". "Un 30% de los jóvenes considera que la violencia de género es un invento del feminismo". "Un 60% de los jóvenes considera que el feminismo es un problema". Pim, palmo, pum. Sobre el escalofrío que producen estos resultados, el ARA ya hizo un artículo editorial –publicado el pasado jueves– que suscribo de arriba abajo. Nos queda mucha pedagogía por hacer y cruzar los dedos muy fuerte porque todo lo que describe Francesc-Marc Álvaro en su nuevo libro, El franquismo en tiempo de Trump, no se convierta en una lacra que marque algunas generaciones de personas. Pero mirando con todo detalle el interesante estudio del ICIP, me ha sobrevenido una idea. ¿Por qué reflexionamos tanto sobre las respuestas a este estudio y nos fijamos tan poco en las preguntas?

3. ¿Se debe preguntar sobre el feminismo? Atención a las afirmaciones que realizaba la encuesta para consultar si la población estaba más o menos de acuerdo. "La violencia de género es un invento del feminismo". ¿Se les ocurriría preguntar si "El racismo es un invento de los negros" o "La homofobia es un invento de los homosexuales"? Otra afirmación del estudio: "El feminismo está perjudicando las relaciones normales entre personas de distintos géneros". ¿Qué significa normales? ¿La normalidad era el machismo imperante durante siglos? Otra pregunta en forma de afirmación: "Se está constatando que algunas mujeres presentan denuncias falsas por beneficio propio". ¿Algunas? ¿Cuántas? ¿Se puede pedir que la gente se posicione sobre unas denuncias falsas cuando lo falso, según los expertos y los datos judiciales, es que ese porcentaje de denuncias sea significativo?

4. El feminismo es, según el DIEC, "el movimiento social que defiende los derechos de las mujeres y denuncia su sometimiento tradicional a los hombres". Coger la palabra y confundir el camino hacia la igualdad con un motor de conflicto es caer en el juego de todos los reaccionarios de manual a los que, desde ámbitos de poder, les interesa perpetuar unos privilegios masculinos de otra época. Hay nostálgicos de Franco y algunos con la mujer en casa, cocinando y cuidándose de los niños creen que se vivía mejor. Estereotipar el feminismo con estas preguntas no hace más que legitimar el relato del grupo dominante y, al mismo tiempo, banaliza una opresión histórica contra las mujeres. Estamos demasiado lejos de la igualdad para que se consulte sobre el feminismo poniéndolo bajo sospecha. Este estudio sociológico, como tantos otros, se realiza desde la buena fe, con pretensiones científicas, y con la intención de tomar la foto de una sociedad en un momento. Pero plantear el feminismo como una opción a "medir" no hace más que atizar el discurso del odio hacia el 50% de la población.