¿Por qué persisten las brechas de género en el mercado de trabajo?

Es necesario entender las causas para enderezar el problema. Éste es uno de los mensajes principales que se extraen de la dilatada carrera académica de la reciente premio Nobel de economía 2023, Claudia Goldin.

La flamante premio Nobel ha centrado su investigación en documentar y analizar la evolución de las mujeres en el mercado de trabajo. Como historiadora económica, Goldin ha cuestionado que el desarrollo económico fomente la igualdad de género. Utilizando diversas fuentes de datos, sobre todo en los Estados Unidos, muestra que en 1890 la tasa de participación femenina era cinco veces superior a la registrada en el censo americano, que no contabilizaba el trabajo de las mujeres ni en el campo ni en los negocios familiares . Durante el proceso de industrialización en el siglo XIX, los estudios de Goldin señalan un bajón importante en la tasa de participación femenina, ante la dificultad de combinar las responsabilidades familiares con el trabajo presencial en las fábricas. Ya entrado el siglo XX, la presencia de las mujeres en el mercado de trabajo vuelve a tomar vuelo. De hecho, los expertos consideran que la masiva incorporación de la mujer en el mundo laboral es una de las transformaciones más importantes que han caracterizado el mercado de trabajo de los países desarrollados en las últimas décadas.

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De la búsqueda de Goldin podemos concluir que esta importante transformación responde, en gran medida, a tres factores: la expansión del sector servicios y el incremento de la demanda laboral femenina; el cambio en las expectativas y aspiraciones profesionales de las mujeres, que afectan a sus decisiones de inversión en capital humano; y la introducción de la píldora anticonceptiva que facilita el control de la fecundidad y de la edad de tener hijos.

A pesar de los importantes hitos que han conseguido las mujeres, la igualdad en el mercado de trabajo todavía tiene camino por recorrer. De hecho, desde finales de los noventa la convergencia de género se ha estancado y las diferencias laborales entre hombres y mujeres persisten (la brecha en empleo todavía es del 20% y la salarial del 12% por la media de los países de la OCDE).

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En realidad, tal y como dice Goldin en su libro, todo es una cuestión del uso que hacemos del tiempo. Un tiempo que debe repartirse entre las tareas familiares y las profesionales. Cada una de estas esferas vitales requiere dedicación, pero la decisión relevante es: ¿cómo distribuir las horas de ambos miembros de la familia entre las diferentes tareas? (las familias monoparentales tienen una situación mucho más complicada)

Si miramos los datos de uso del tiempo para los países de la OCDE, vemos que las mujeres siguen asumiendo de forma desproporcionada las tareas del hogar y la crianza y que le dedican más del doble de tiempo que los hombres (4,39 versus 2,27 horas diarias de media). De hecho, Goldin ha sido pionera en documentar la aparición de nuevas brechas de género en todas las dimensiones del mercado laboral (participación, empleo, salarios...) a partir del nacimiento del primer hijo.

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La presencia de normas sociales, que atribuyen el papel de cuidadora principal a la mujer, parece ser la causa principal de ese reparto desigual de las responsabilidades familiares. Hacen falta, pues, políticas públicas capaces de transformar estas normas sociales, consiguiendo una distribución más equitativa de las tareas, y favorecer el progreso profesional de las mujeres. el diseño de políticas públicas para favorecer la igualdad de género. En este sentido, cabe destacar el papel clave de dos grupos de medidas: por un lado, las políticas que facilitan el control de la fecundidad (anticonceptivos, aborto y planificación familiar); y, por otro, las que hacen posible ser una madre trabajadora (permisos de paternidad no transferibles y educación gratuita y universal de 0-3 años).

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Recientemente, Goldin destacaba también la necesidad de introducir cambios en la organización del trabajo remunerado. Prácticas laborales más flexibles, en tiempo y espacio, permiten mejorar la conciliación entre la vida personal y profesional, y fomentar el desarrollo profesional de las mujeres. Sin embargo, el economista también advierte que estos cambios pueden suponer un peligro para la convergencia de género si son mayoritariamente las mujeres las que tienen empleos más flexibles, ya que ofrecen salarios más bajos.

Analizando los resultados de la búsqueda de Goldin vemos que las causas de las brechas de género son cambiantes en el tiempo. Por tanto, es necesario insistir en los análisis de las circunstancias específicas de cada momento para aplicar políticas dirigidas a erradicar las diferencias de género en el mercado de trabajo, y en el conjunto de la sociedad.

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Thank you Claudia for pushing it so hard!