La pobreza energética continúa amenazando a las familias

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El precio de la luz es uno de los factores que frenan los precios.

Este mes de octubre, las familias que tienen la luz con tarifa regulada han pagado el precio más caro de la historia. Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el precio mayorista medio ha sido de 204,09 euros, y, por lo tanto, una familia media habrá superado por primera vez los 100 euros en la factura de la luz. Aunque los últimos días parece que el precio está bajando –a pesar de que sigue disparado si se compara con los años anteriores–, lo cierto es que intentar ahorrar fijándose en las oscilaciones del precio según las horas del día es una tarea casi imposible para el consumidor medio. Las famosas horas valle, cuando la electricidad es más barato, oscilan, y, por ejemplo, estos últimos días han sido más por la tarde que por la noche. Pero esto no quiere decir que continúe así siempre. 

Si seguir el galimatías de la factura y la estructura del precio de la luz es complicado incluso para los expertos, para las personas vulnerables es imposible. Buena parte del trabajo que hacen las entidades de apoyo a estas familias pasa por revisar las facturas, avisarles cuando, como es habitual, tienen contratada mucha más potencia de la que necesitan, la cual pagan sin necesidad, y aconsejarles sobre qué trámites pueden hacer para pedir las ayudas o bonificaciones que poco a poco se han ido incluyendo en la legislación. 

Hay que tener presente, por ejemplo, que para poder acceder al bono social hay que estar en el mercado regulado, este mismo que ahora ha batido récords, y los trámites que se tienen que hacer en los servicios sociales municipales muchas vecesson complicados y difíciles de entender para mucha gente. 

Estas ayudas, además, no llegan rápido. El acuerdo que se presentó con tanto de eco el 29 de marzo pasado entre Endesa, la Generalitat y otras administraciones, por ejemplo, no ha llegado todavía a los afectados, que explican que hace siete meses que esperan saber si se les perdona la deuda que tenían. Los portavoces de la Alianza contra la Pobreza Energética, que fue una de las entidades instigadoras del acuerdo, explican que todavía no conocen ningún caso en el que se haya recibido la carta de condonación de la deuda. Y desde la empresa, que asegura que no ha cortado la luz a familias vulnerables, admiten que no las han enviado porque, dicen, durante este tiempo han hecho tareas de validación y recogida de datos, pero que están a punto de hacerlo. 

Mientras tanto, sin embargo, la angustia de muchas familias va en aumento por la incertidumbre de lo que pueda pasar este invierno y la inquietud que genera ver cada día en los informativos noticias alarmantes sobre el aumento de la luz. En muchas casas pobres ya hace tiempo que se vive medio a oscuras y que poner un electrodoméstico representa casi un lujo, pero la situación es especialmente delicada cuando llega el frío y se necesita usar aparatos eléctricos –muchas veces viejos y poco eficientes– para calentarse.

La burocracia no puede dilatar hasta el infinito las medidas sociales que se han pactado y que son urgentes, y las administraciones tienen que velar por que la información y los recursos lleguen a la gente que realmente lo necesita. No se puede perder lo que ya se ha conseguido.

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