Señoras, concreten, por favor

La diputada de Junts por Catalunya Aurora Madaula ha denunciado "violencia machista" entre miembros de su partido. Y el caso es que 22 de los 32 diputados de la formación consideran que se les acusa sin motivo alguno y han firmado una carta de queja. Son, leo, los del entorno de Jordi Turull. Los del entorno de Laura Borràs, que también es el de ella, en cambio, la defienden. De hecho, Borràs hizo un tuit que decía “Violencia machista es llevar lazo lila y manifestarse el #25N cuando impones al machismo en el día a día en organizaciones, instituciones, entornos laborales o familiares. Violencia machista es menospreciar a las mujeres que te desafían intelectualmente”.

Creo que habría que distinguir entre “machismo” y “violencia machista”, para dar todo el valor necesario a una acusación y no banalizarla o no convertirla en arma política. De la misma manera que si alguien te amenaza con un cuchillo no denunciarás que “alguien ha tenido conductas violentas” contra ti, sino que llamarás su nombre y explicarás que “te ha amenazado con un cuchillo”, el machismo debería ser concretara de la misma manera. ¿Qué conductas? ¿Qué autores? Concretamos, damos nombres y castigamos a los imbéciles que las cometen, si las cometen. “Despreciar a las mujeres que te desafían intelectualmente” puede ser machismo, puede ser impotencia, puede ser mala educación, puede ser muchas cosas, pero violencia yo diría que no. No hace falta que nos salve, mujeres, a las demás mujeres. Si alguien –hombre o mujer– nos menosprecia porque lo desafiamos intelectualmente, nos defenderemos, también intelectualmente, de forma sangrienta, divertida o dura, según tengamos el día. Quizás nos pelearemos, intelectualmente, de forma placentera, con quien nos quiera menospreciar intelectualmente, porque también lo estaremos menospreciando intelectualmente. Para mí el machismo no es eso y en esta batallita no quiero que me apunten.