Siete pecados poco capitales
1. Felipe VI ha celebrado los diez años de su coronación como rey de España. Para conmemorar la efeméride, he pensado escribir una lista de las cosas útiles que el rey ha hecho para la ciudadanía en esta década. He pensado allí un buen rato. No me ha salido ninguna.
2. Otro Felipe. El González. El héroe político de la Transición española ahora elogia a Giorgia Meloni. Considera que su gobierno ha dado estabilidad a Italia y que es necesario empezar a hacer matices para darse cuenta de que también puede haber una extrema derecha que hace bien las cosas. He aquí cómo pasar de liderar el socialismo a blanquear a la derecha extrema sin ponerse rojo. En cada declaración de Felipe, la ecuación del señor X queda más resuelta.
3. Alfonso Guerra, la mano derecha de González en aquellos años de incipiente democracia, se va a un acto en la Universidad San Pablo CEU, ve unos micrófonos y aprovecha la ocasión para dar un repaso general al momento político. Amnistía? No debe resolverlo la Fiscalía sino el Tribunal Supremo. ¿Referéndum? No tiene cabida en la Constitución. ¿Financiación singular? En contra de un sistema económico de privilegio para Cataluña. ¿Puigdemont? “Va a tener difícil volver a España. Yo ya no lo voy a ver”. Esta rastrillera de declaraciones, pim-pam-pum, las hizo a la entrada del otorgamiento de los premios Al Mérito por España. Ni que decir tiene nada más. Él quiere hacerlos todos. A veces hay apellidos que determinan un talante.
4. Isabel Díaz Ayuso, en su carrera por hacerle la cama a Núñez Feijóo sin que se note demasiado, ha entregado una medalla de la Comunidad de Madrid a Javier Milei. El presidente de Argentina, hinchado como un pavo, ha hecho un discurso de disco tachado con uno de sus grandes éxitos: “Si los socialistas entendieran de economía no serían socialistas”. Los aforismos de TikTok, primero de populismo, siguen captando a gente que si entendieran de respeto no serían gente.
5. Joaquín Aguirre, el juez que quiere matar moscas a tuberías, se aferra ahora a la trama rusa para seguir haciendo la vida imposible en Mas, Puigdemont, Artadi, Alay y compañía. Entre ellos, de nuevo, Víctor Terradellas, responsable de relaciones internacionales de CDC. El juez debe escucharse en bucle la entrevista que le hicieron en El mundo a RAC1, en mayo de 2022, y se debe frotar las manos. Qué inocencia por cantar, con tanta sinceridad, un titular que ha hecho mucho daño: “Emisarios rusos ofrecieron a Puigdemont una videollamada con Putin en el 2017”.
6. Jaume Collboni, el alcalde de Barcelona que huyó de la foto de la Fórmula 1 en el paseo de Gràcia que le habría perseguido para siempre, dice que en cuatro años acabará con los pisos turísticos con licencia que hay en la ciudad. Dice que hay 10.101, un capicúa tenebroso. Diría que son muchos más. Y, sin licencia, quizá el doble. Estos pisos turísticos de estranquios, que causan las mismas molestias y no pagan impuestos, son los primeros que deberían desaparecer. La voluntad del alcalde es loable. La nueva ley de la Generalitat puede ayudar. Si por San Juan de 2028 todavía me dejan asomarse por esta contraportada, contaremos cuántos pisos turísticos hay en Barcelona y haremos balance. Vaticino que, al menos, habrá pocos menos que ahora.
7. Laia Bonet, teniente de alcaldía de Urbanismo y Movilidad del Ayuntamiento, no sólo ha defendido el espectáculo de hartapobres de la Fórmula 1 en el paseo de Gràcia, sino que ha sacado pecho: “38.000 personas es un indicador del éxito”. ¿Un éxito? Más allá de la foto hermosa con el dragón de la Casa Batlló contemplando un Ferrari, 38.000 personas son muy pocas. Ha habido ocasiones, no hace mucho tiempo, que en el paseo de Gràcia se reunía un millón de personas por alguna otra causa y al PSC tampoco les parecía tantísima gente. Por cierto, manifestarse por la independencia también era gratis, aunque haya terminado saliendo muy caro.