Steve Bannon gana con un pie en la cárcel

1.Los resultados de este 9-J, con tan poca participación, de entrada nos refrescan tres obviedades. Todavía hay mucha gente que no ve a Europa como algo suyo, todavía hay una gran parte de la ciudadanía que considera que lo que se decide en Bruselas y en Estrasburgo no afecta a su vida, y cuanto más euroescépticos y pasotas hay , más crece el populismo de la derecha extrema. En cuanto a las cifras de los votos depositados en las urnas, la democracia nos permite redactar también a tres titulares a tres niveles. Europa tiende hacia la ultraderecha a todo estropeo, en España Feijóo desperdicia otra gran ocasión para trinchar a Sánchez y en Catalunya el PSC arrasa y Junts vuelve a quedar por delante de Esquerra. Sin embargo, los resultados del independentismo siguen bien migrados.

2. Ursula von der Leyen podrá continuar como presidenta de la Comisión porque, a la derecha del PPE, en la vieja Europa se disparan los movimientos de ultraderecha que la reforzarán en apoyos mientras ella juega a la equidistancia. Un domingo redondo para la líder de la Unión. Eso sí, los grandes resultados de Le Pen en Francia, de Meloni en Italia y de Alternativa para Alemania comportarán que el Europarlamento se decante hacia más políticas de "Europa para los europeos". Traducido en legislación comunitaria, esto significa complicar la vida a la inmigración y establecer unas fronteras menos porosas pero más miedosas. En España, pese a la subida de Vox y la irrupción de Alvise Pérez, elinfluencer demagogo de Se ha Acabado la Fiesta, la extrema derecha todavía está bastante acotada. Dentro de los 61 diputados que aporta España, siguen siendo un porcentaje pequeño. Nostálgicos franquistas hay, pero no son tantos si se compara con lo que ocurre en dos países tan cercanos como Italia o Francia. Macron, asombrado, ya ha convocado elecciones en Francia para el verano de los Juegos de París.

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3.La paradoja es que la semana que hemos sabido que Steve Bannon tendrá que entrar en prisión el 1 de julio, el alud de partidos de extrema derecha que siguieron sus consejos o que contrataron sus servicios se han disparado en votos en todas partes. Quien fue el perverso estratega de Donald Trump, el hombre que ha sabido aplicar la xenofobia a las nuevas redes sociales, que intuyó que los mensajes cortos, repetidos hasta el aburrimiento aunque fueran medias verdades, y encapsulados en un formato atractivo para el público vulnerable (el más ignorante o el más joven), ha hecho escuela. Tal y como logró en Estados Unidos, sus ideas ya se entablan en Europa. Que las urnas concentren muchos votos de extrema derecha no es más que el reflejo de lo que puede verse en TikTok, donde los contenidos de populismo neofascista son una constante. Es una mancha de aceite que hiere.

4.En España, Núñez Feijóo planteó a estas europeas como otro plebiscito contra Pedro Sánchez y no le ha salido del todo bien, pese a la victoria. El PP lo ha centrado todo en atacar a la amnistía y Puigdemont, ha dejado que la justicia desgastara a Sánchez mediante la persecución a su mujer... y se ha equivocado. El tema, ahora, no era ese. Feijóo ha leído mal el partido y, durante la campaña, no ha sabido rectificarlo. Por el contrario, a última hora todavía se envolvió hablando de una moción de censura con el apoyo de Vox y Junts. A ver cuánto tarda Miguel Ángel Rodríguez en aprovechar esta ocasión perdida de Feijóo para empezar a apretarle otra pata de la silla. Objetivo: entronizar a Isabel Díaz Ayuso.

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5. Al PP le puede quedar un doble consuelo. La victoria, y seguir siendo la primera fuerza en votos en España, y la nueva subida en Cataluña. Con todo, sigue como cuarta fuerza, por detrás del PSC, Junts y ERC. El batacazo que era de prever era el de Ciutadans. Jordi Cañas no repetirá en Europa, aunque ha realizado una campaña electoral con la moral más alta que Carrizosa hace pocas semanas. A ellos sí se les ha terminado la fiesta.