Terrorismo, infamias y vilezas
El ex director del CNI, Félix Sanz Roldán, dijo ayer a la comisión del Congreso que investiga los atentados de agosto del 2017 que "si alguien piensa o imagina que pudimos evitar la muerte de 16 personas y no lo hicimos, es una infamia, una maldad y una vileza". Claro, ¿quién puede creer que un estado atentará contra sí mismo? Y, al mismo tiempo, sabemos que el terrorismo de estado existe, y también que hay acciones que se van de las manos. Y que existen bienes supremos a proteger que lo justifican todo. Pensar que gracias a un atentado se protegerá a la unidad de España a un precio razonable no es una maldad sino una hipótesis, cruda pero planteable.
Lo tenemos tan asumido, que forma parte de la normalidad con la que la ficción imita la realidad para sus guiones. Acaba de estrenarse en Netflix en la segunda temporada de la serie estadounidense La diplomática, en la que se produce un atentado en un barco de guerra británico que provoca una matanza porque no sale como estaba planeado. ¿Ha sido un ataque de falsa bandera? independizaba y Reino Unido se inmolaba, la ola expansiva habría sacudido a la OTAN, con una tercera ola en Irlanda del Norte y Cataluña. democracias se hunden mientras resurgen las autocracias, como en 1937”. Si España quiere acabar con las sospechas que considera intolerables y no quiere que la gente se monte películas, que desclasifiquen toda la información sobre cualquier relación que hubiera entre cualquier cuerpo del Estado y el imán de Ripoll.