Y todavía quieren el 5% del PIB para armamento

Un montón de gente duerme en la calle. Hablamos de las personas que aprovechan un rincón más o menos resguardado y apartado de las miradas pero también de las que tiran directamente a la acera el colchón que han tenido "guardado" todo el día entre dos contenedores o en una farola y duermen a los cuatro vientos. En el parque de Joan Miró empezaron a desalojar ayer lo que se podía calificar de asentamiento, que hacía tiempo que había ido juntando hasta una cincuentena de personas.

En Santa Anna, termómetro social de precisión, hablan últimamente de la llegada de gente que huye de la violencia de las bandas delictivas de su país. Arrels fue fundada hace casi cuarenta años y no se les acaba nunca el trabajo. En las escuelas del Raval se ha dado el caso de que cuando han pedido la dirección a una criatura recién matriculada han dicho que no tienen ninguna dirección porque toda la familia vive bajo un porche. Hablo de Barcelona, porque es lo que veo todas las noches y todas las mañanas, pero el problema es general en muchas ciudades del país y del mundo, a pesar de los esfuerzos públicos y privados.

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El problema no es fácil de solucionar, porque el mundo no deja de generar excluidos, locales o extranjeros. Son todos estos que vemos que vienen a bordo de una patera, o huyendo de un bombardeo, de una guerrilla, de una sequía o de la condena de vivir toda la vida en la miseria. Llamémoslo guerra híbrida o guerra mundial a trocitos, pero las víctimas de todos estos conflictos aparentemente lejanos ya duermen debajo de casa, o sea que de lejanos, nada. Y los que mandan todavía tienen la desfachatez de querer recortar el gasto social para gastar el 5% del PIB en armas. ¿Por qué lo quieren? ¿Para seguir llenando las calles de víctimas?