El Estado apuesta por la diplomacia del deporte con Catalunya
La Moncloa enmarca los Juegos, el regreso de la selección española o el apoyo a la Copa América en la agenda de la distensión
Barcelona"Lo que se pretendía con la candidatura conjunta era que el independentismo catalán volviera al redil constitucional. Implicarlos en un proyecto de estado de igual a igual con una comunidad vecina pensando que, si resultaba, estábamos dando un paso importante hacia la normalización política del país". El presidente de Aragón, Javier Lambán, daba en mayo esta explicación sobre el trasfondo de los Juegos de Invierno del 2030. Con la viabilidad del proyecto más que cuestionada por sus críticas al liderazgo de la Generalitat, el barón socialista se refería a los Juegos como una "operación" del Estado para apaciguar el conflicto político. "Y mi gobierno se prestaba encantado", añadió a la Cope. Su relato quizás buscaba la provocación, pero contenía parte de realidad y evidenciaba los intentos del Estado de practicar la diplomacia del deporte con Catalunya.
El apoyo a la candidatura conjunta, ahora dada por muerta, es uno de los puntos incluidos en la Agenda para el Reencuentro que el PSOE planteó en febrero del 2020 a la Generalitat para vehicular el diálogo. "Ha de ser una iniciativa bajo el liderazgo del Comité Olímpico con la incorporación de otras comunidades autónomas", establecía el documento original, entregado por Pedro Sánchez al entonces presidente Quim Torra, mientras que en la actualización que remitió el septiembre pasado a Pere Aragonés en la primera –y última– reunión de la mesa de diálogo con su gobierno, se daba por "oficializada" la candidatura. Fuentes del ministerio de Cultura y Deportes admiten que detrás del proyecto había una "agenda política". "El hecho de que Catalunya pudiera organizar unos Juegos con otra región del Estado era un mensaje en sí mismo", defienden.
Las mismas fuentes, de hecho, explican que este planteamiento no se ha hecho exclusivamente con los Juegos, sino que desde el ministerio que encabeza Miquel Iceta se busca imprimir una cierta "política deportiva de acercamiento" con Catalunya: "Todas las oportunidades que hemos tenido las hemos aprovechado". Destacan, en este sentido, el regreso de la selección española de fútbol a Catalunya el 26 de marzo pasado, después de 18 años sin pisar tierras catalanas. "No es un tema menor y no es porque sí. Se tomó una decisión sobre este tema", explican. El partido de la roja, que se disputó en el estadio de Cornellà-El Prat, fue una propuesta del presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, y el mismo Iceta se posicionó "muy claramente" a favor, según fuentes próximas al también presidente del PSC. Dos meses después Pedro Sánchez sacaba pecho en el Congreso en una controvertida réplica al PP: "Ustedes enviaban piolines a Catalunya y con nosotros la selección española puede jugar sin ninguna polémica", dijo.
En paralelo a este tipo de acciones más "simbólicas", desde el ministerio de Deportes también reivindican la implicación del Estado en grandes acontecimientos como la Copa América de vela, que se celebrará en Barcelona en 2024. A pesar de que el proyecto es fruto de una iniciativa público-privada con participación de la Generalitat y el Ayuntamiento, las mismas fuentes afirman que sin el "apoyo" del gobierno español "era muy difícil que los organizadores hubieran aceptado venir", una tesis que rechazan desde el Palau. La Moncloa, en todo caso, se ha comprometido a poner parte de los 70 millones de euros que costará la cita y a declararla acontecimiento excepcional de interés público, lo cual implicará incentivos fiscales para los patrocinadores. "Es un gesto para intentar revitalizar la imagen de Barcelona", afirman desde el ministerio. También destacan los esfuerzos del ejecutivo español para hacer posible la Ryder Cup de golf en la Costa Brava en 2031 y adelantan que en la candidatura para el Mundial de fútbol España-Portugal del 2030 se ofrecerá a la Generalitat que haya sedes y subsedes en Catalunya.
"No soluciona el problema político"
El recorrido que La Moncloa ve en esta diplomacia deportiva, sin embargo, no es compartido por el Govern. "Trayéndonos los Juegos o la selección no se solucionará el problema político ni se avanzará en la normalización de las relaciones entre gobiernos", avisan fuentes de Presidencia. Las mismas fuentes, de hecho, consideran que "si el Estado propicia acontecimientos deportivos en Catalunya es porque estamos perfectamente capacitados para acogerlos, porque somos el territorio que más éxitos ha tenido en este sentido". Critican, con todo, los "equilibrios" y las "contradicciones" de la estrategia del Estado, empezando por el hecho de que Sánchez prometiera a Aragón una candidatura "en pie de igualdad" con Catalunya un día después de la última reunión de la mesa de diálogo. "Si los Juegos formaban parte de la Agenda para el Reencuentro, ¿por qué ahora les da miedo que Catalunya los organice sola?", se preguntan desde Palau. "Si quieren mezclar deporte y política, no nos encontrarán", sentencian.
No participar en estas iniciativas con el Estado es, precisamente, lo que reclama parte del independentismo. Un ejemplo es la ANC, que en febrero se opuso a los Juegos de Invierno con el argumento de que sería una "campaña de españolización" incoherente con el Procés. "Contribuirá al mensaje de la falsa normalización", alertaba la Assemblea. Ante la posibilidad de que haya una candidatura solo catalana –una opción remota–, fuentes de la ANC explican que todavía no han fijado un posicionamiento, pero remarcan que continuaría siendo un proyecto de "colaboración" con el Estado. A estas alturas todo apunta a que no será ni una cosa ni la otra. Al diálogo político parado, las relaciones congeladas por el Catalangate y la crisis por las inversiones es más que probable que se sume la defunción de los Juegos. Lo más paradójico es que la estrategia de distensión que buscaba el gobierno español habrá sido boicoteada desde sus propias filas. Y eso que Lambán aseguraba prestarse encantado.