LA SETMANA DE... PASSOS PERDUTS

El asalto al Capitolio y el debilitamiento de las instituciones

Gerard Pruna

Ningún De PolíticaLa semana ha sido prolífica en comparaciones -más o menos afortunadas- sobre los hechos del Capitolio. Todavía no se habían hecho famosas las fotografías del hombre del sombrero de piel con cuernos de bisonte que ya corrían por las redes sociales cuando, desde la triple derecha, se equiparaban las escenas de Washington con el Procés o las manifestaciones del 15-M. Es un mal de nuestros tiempos, esta afición de pasar todo lo que sucede en el mundo por el filtro de nuestra experiencia para que, preferiblemente, salga una lectura favorable de nuestros intereses más locales. Una especie de chovinismo global.

El asalto al Capitolio nos interpela por su espectacularidad y por lo que tiene de impensable en una democracia como la de los Estados Unidos, pero no es un caso aislado. Sin ir más lejos, esta semana se ha cumplido un año de la investidura de Pedro Sánchez en el Congreso. Aquellos días, y de esto se ha hablado poco, el diputado de Teruel Existe, Tomás Guitarte, tuvo que esconderse y pasar la noche fuera de su domicilio ante las amenazas que recibía por su voluntad de votar a favor del gobierno de PSOE y Podemos. Unos ataques que tenían detrás el aval de PP, Vox y Cs, que se pasaron aquellas horas apelando al transfuguismo y caldeando el ambiente para parar “el gobierno ilegítimo”. Un ejemplo, no el único, de cómo desde las mismas instituciones se puede contribuir a su debilitamiento.

Cargando
No hay anuncios

El simple hecho que la legitimidad de una institución dependa de quien la gobierne ya es, de hecho, caldo de cultivo para el choque. La negación del adversario, el encharcamiento del debate público y la percepción de las instituciones como meros instrumentos de la lucha partidista contribuyen a la polarización, con dos consecuencias: crece el sector de la población con ideas incendiarias, y crece también el número de ciudadanos que dejan de sentirse interpelados por la política y la viven como una cosa ajena, alejándose irremediablemente.

En Catalunya, las elecciones del 14-F pondrán también a prueba este distanciamiento con las instituciones y en particular con el Govern. Tanto ERC como JxCat están preocupados por el desgaste que les puede suponer formar parte de un ejecutivo que, arrasado por la pandemia y descabezado después de que el Tribunal Supremo inhabilitara al presidente Quim Torra, no tiene prácticamente quien lo defienda. La prueba más evidente es que la misma candidata de JxCat, Laura Borràs, ha promulgado esta semana la necesidad de un cambio en el Govern, una táctica habitual en campaña pero sorprendente teniendo en cuenta que quien gobierna actualmente es su partido junto a ERC. Las encuestas electorales detectan una amplia bolsa de indecisos y en las salas de máquinas de los partidos preocupa la gran cantidad de abstencionistas. A la espera que a finales de esta semana se decida si finalmente se pueden celebrar los comicios a pesar de la situación sanitaria -el pesimismo crece en algunos sectores del Govern -, la campaña ya está en marcha. Hay mucho en juego.

Cargando
No hay anuncios

El líder de Ciudadanos en Catalunya, Carlos Carrizosa, olvidó viernes momentáneamente el nombre del presidente del Parlament. “El señor...”, dijo en un acto, dejando la frase en suspensión hasta que le recordaron que se trata de Roger Torrent. “Debe de ser que, como se nos ha acabado la legislatura, se me empieza a borrar de la memoria el aciago recuerdo”, espetó el candidato naranja recurriendo a la ironía.

EL DETALLE

La comunicación entre los presos de JxCat y Waterloo es fluida a pesar de las limitaciones evidentes que suponen la cárcel y el exilio. Aun así, no es habitual que trasciendan las imágenes. Esta semana, después de la victoria judicial con la negativa de Bélgica a extradir Lluís Puig, sí que se hizo pública la conversación por videoconferencia entre Carles Puigdemont, Josep Rull, Jordi Turull, Joaquim Forn y Jordi Sànchez.