Cas Vito Quiles: así utiliza la extrema derecha las universidades para amplificarse

Organizaciones y agitadores buscan la polémica en los centros académicos con el objetivo de viralizarse y sumar nuevos adeptos

Barcelona"Buscan la máxima notoriedad con el mínimo esfuerzo argumental". Así define la politóloga experta en extrema derecha Anna López actos como el que este jueves ha intentado llevar a cabo en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) el agitador Vito Quiles. El hecho de que perfiles como Quiles u organizaciones como la entidad españolista cercana a Vox Se ha Acabado –que apoyaba al agitador– elijan los centros universitarios para realizar estos actos no es en vano. Tanto si los pueden llevar a cabo como si se genera una respuesta contraria a su presencia y deben cancelarlos o modificarlos "supone un win-win" para ellos, apunta el politólogo de la UPF Toni Rodon.

Vito Quiles pretendía dar a Bellaterra el pistoletazo de salida a una serie de actos en varias universidades del Estado. La premisa recuerda inevitablemente los actos del 'influencer de EE.UU. Charlie Kirk, cercano a Donald Trump, asesinado mientras llevaba a cabo una charla en la Utah University Valley. Así lo apunta López, quien considera que este tipo de actos son "la exportación directa" de un modelo que consiste en llevar "figuras muy polarizadoras" a las universidades para provocar una protesta, que sirve como "prueba" de la supuesta "cultura de cancelación" de la izquierda, lo que utilizan para amplificar su discurso. Siguiendo este patrón, Se acabó denunció en un comunicado la "censura" y los "ataques sufridos" durante este jueves en la UAB.

Cargando
No hay anuncios

Aunque no se produzca una protesta, a las organizaciones ya los agitadores de extrema derecha también les sirve llevar a cabo el acto, ya que "utilizan su presencia en los centros para decir que cada vez tienen más personas a su lado", explica Rodon. Asimismo, advierte que si bien organizaciones como Se ha Acabado o Estudiantes por el Cambio tienen más adeptos hoy en día que hace una década, "su presencia en las universidades sigue siendo bastante reducida".

Antiintelectualismo en el corazón del intelectualismo

Aunque sean pocos, con los eventos que organizan "intentan introducir la idea de que en sus actos aportan una intelectualidad distinta que va en contra de todo lo que representan, según ellos, las universidades", dice Rodon. En este sentido, López explica que atacar a los centros académicos "es una manera directa" que tienen estos colectivos de "deslegitimar el conocimiento que les resulta incómodo". Para ello, presentan la actividad de las universidades "como mera "propaganda progresista" y no como rigor académico", expresa López, y se intentan situar como los defensores de conceptos como el "sentido común", el "pueblo real" y de posturas en contra de unas supuestas "élites", considerando a las universidades precisamente como parte de éstas.

Cargando
No hay anuncios

Si bien los actos tienen lugar en los campus universitarios, el objetivo de las organizaciones "no es ganar apoyos dentro de la universidad", sino que buscan que lo que ocurra "tenga repercusión fuera de los centros", apunta Rodon. "Quieren crear el clip de vídeo viral", dice López, para convertirse en "víctimas mediáticas". De esta forma, intentan ganar adeptos a través de las redes, "donde tienen una comunidad muy amplia", señala Rodon. A través de esos canales y del rol de víctimas que adoptan, "reafirman su narrativa del hombre o la mujer "valientes" y "perseguidos" que se atreven a decir lo que nadie quiere oír", retrata la politóloga, que subraya que "para ellos, el incidente es la noticia", y no la.

La respuesta de las universidades

Ante estos hechos, las universidades quedan en una situación comprometida: o prohíben los actos para evitar que se pongan en duda ciertos derechos humanos y fundamentales o les permitan, amparándose justamente en el derecho fundamental a la libertad de expresión. En Catalunya, por ejemplo, la Universidad de Barcelona (UB) vetó una charla del historiador franquista Fernando Paz, a quien Vox tuvo que renunciar como cabeza de lista por Albacete a raíz del flirteo del candidato con movimientos neonazis. La UB defendió el veto porque los valores del ponente eran "contrarios a los del centro".

Cargando
No hay anuncios

A la hora de prohibir el acto, se plantea un dilema: ¿se prohíbe por la persona que realiza el acto o por el contenido del acto? Cuando el contenido está claro, "es fácil hacer la prohibición", apunta Rodon, quien recuerda algunas charlas de la llamada medicina alternativa vetadas por centros universitarios. En cambio, "pese a conocer el background de una persona, es más complicado hacer un veto si no se sabe el contenido exacto del acto que pretende hacer". Rodon señala que se trata de hacer un "balance" entre "la pluralidad y la alteración de la convivencia universitaria" que comportará un acto, teniendo en cuenta que "la extrema derecha ha entendido que para ser mayoritaria debe".