Cinco miradas sobre el momento del país

BarcelonaLa Diada es, desde hace una década, un termómetro del Procés. Sin embargo, también se convierte en una oportunidad para analizar el rumbo del país. ¿Hacia dónde va Cataluña? ¿Cuáles son sus carencias? ¿Y sus activos para asumir los retos de futuro? Uno de sus puntos fuertes es su amplio tejido social, económico y cultural. Personas de orígenes y perfiles diversos con proyectos, ideas y opiniones más allá del debate partidista. En el ARA hemos hablado con cinco voces de ámbitos diferentes que reflexionan sobre los problemas y potencialidades de la Cataluña actual.

El crecimiento de Vox en las urnas, la victoria de Aliança Catalana en Ripoll... ¿Catalunya es un país racista? "Hay un sistema que favorece prácticas racistas con las personas racializadas", denuncia Aliou Diallo (Conakry, República de Guinea 1996), politólogo, jurista, activista y vecino de Salt desde los 13 años. El racismo institucional es su campo de estudio en la Universidad de Girona y uno de los principales problemas que ve en el país. Y pone ejemplos: la discriminación inmobiliaria para el (ya difícil) acceso a la vivienda, la segregación escolar del alumnado migrado o la persecución hasta la “ridiculización” de los manteros en Barcelona.

“En los debates políticos nunca se habla de inmigración en positivo”, añade, y alerta de que esto aleja de las instituciones a la minoría de origen extranjero con derecho a voto. El hecho de que la Generalitat cuente con una dirección general de Antiracismo o la ley sobre la cuestión impulsada en el Parlament, apunta Diallo, son "oasis" en un país que "no ha tenido todavía un debate serio sobre el racismo". Se agarra, sin embargo, a lo que para él es “lo mejor que tiene Cataluña”: un grueso de población con “espíritu esperanzador” y que rema para un “horizonte” de cambio social y nacional. Y deja una reflexión para el optimismo: "Decir a alguien que ha tenido una actitud racista no es lo mismo ahora que hace 10 años".

Tampoco es lo mismo ahora que hace una década el grado de tolerancia de la sociedad catalana ante las violencias machistas, aunque todavía hay mucho camino por recorrer. Así lo subraya Ana Polo (Vilassar de Dalt, 1990), periodista, humorista y conductora, junto a Maria Rovira, del podcast feminista Oye Polo. "Todavía vivimos en un país donde hay mucha desigualdad y donde la perspectiva de género y diversa no está integrada, en general, ni en los medios, ni en el sistema educativo, de salud o judicial". Tampoco, añade, a las administraciones: pese a poner en valor que el Govern disponga de una conselleria de Igualdad y Feminismos, defiende que esta conselleria debería estar en un “nivel jerárquico superior” para tener una “mayor incidencia” en la resto de departamentos.

Ante esta realidad, Polo reivindica “la fuerza de la gente” y especialmente la de los movimientos feminista –“En Cataluña la cuarta ola del feminismo ha tenido un gran impacto”, remarca– y LGTBIQ+: “Son dos luchas transversales e interseccionales que no luchan sólo por sus derechos, sino por los de todas”. Su contribución la hace desde el entretenimiento, pero defiende que hay mucha gente en el país que, desde lo cotidiano, pone su grano de arena para avanzar hacia la plena igualdad. Hasta entonces, concluye, "seguirá habiendo muchas personas con una existencia complicada por el simple hecho de ser quienes somos".

La movilización de las nuevas generaciones de catalanes en los últimos años ha jugado un papel clave para forzar, precisamente, cambios en ámbitos como la igualdad o el medio ambiente. Una realidad que no se entendería sin el papel de la educación. Por eso Iolanda Bertran (Vilafranca del Penedès, 1979), directora de la Escuela Mas i Perera de Vilafranca del Penedès, reivindica el papel de los maestros a la hora de “formar futuros ciudadanos, enseñarles a ser críticos y hablar con respeto ”.

La “motivación” de los docentes, las familias y los proyectos innovadores que se impulsan en el ámbito educativo son, para ella, el principal activo que tenemos como país. La escuela que dirige, por ejemplo, fue premiada por el ministerio de Educación por su proyecto de biblioteca, un éxito en pleno retroceso de los niveles de comprensión lectora del alumnado catalán.

Pero este tipo de iniciativas, así como la atención de la diversidad que define las aulas del país, no tienen siempre el apoyo y acompañamiento suficientes, destaca Bertran. “Si realmente pensamos que la educación es uno de los pilares fundamentales del país, es necesario invertir y poner más recursos”, defiende, a la vez que reivindica más “reconocimiento social de la figura del maestro”.

Reconocimientos no faltan en el Taller de Músics, referente en la formación en jazz y flamenco en Catalunya y por el que han pasado artistas de renombre como Rosalía. La música urbana de raíz flamenca de la de Sant Esteve Sesrovires es motivo de orgullo para Lluís Cabrera (Arbuniel, Jaén, 1954), presidente y cofundador de la escuela en 1979. Sin embargo, también reclama que se reconozca “el flamenco clásico como parte de la cultura catalana”, o que el apoyo del Parlament para que la rumba sea Patrimonio de la Humanidad se plasme en las calles del país: “Que sea el sello distintivo del Carnaval de Barcelona o de la fiesta de Sant Medir en barrio de Gràcia”, plantea.

Con estas dos reflexiones ilustra una de sus preocupaciones de país: el “nacionalismo excluyente” que ve “latente” en un sector de la sociedad y que “rechaza todo lo que tenga raíces fuera de Cataluña”. Una actitud que equipara a la del nacionalismo españolista que combate los “rasgos identitarios de la cultura catalana”.

Cabrera cree que este nacionalismo actúa como freno a la cohesión social del país, contrariamente a lo que ocurre con el papel de la sociedad civil, que identifica como la gran “potencialidad” de Cataluña. “Hay un montón de fundaciones, ONGs y asociaciones que amortiguan las desigualdades sociales –destaca–, un tejido de entidades muy denso y bien trabado que debemos potenciar. En otros sitios, no existe como aquí”, concluye.

En paralelo a los avances sociales, el cofundador y consejero delegado de la cadena de tiendas de alimentación Ametller Origen, Josep Ametller (Sant Martí Sarroca, 1974), señala uno de los principales retos que, a su juicio, hay que afrontar en el ámbito económico: "El tamaño de nuestras empresas". "Uno de los problemas que afrontamos es el poco músculo de nuestras empresas para competir en un mundo más global", argumenta, y receta "más empresas con ambición de crecer".

En este sentido, apunta Ametller, las empresas catalanas deben recuperar el “orgullo” y el “respeto” fuera del país: “Debemos conseguir que nuestra manera de hacer sea por sí misma una marca, la cual nos ha permitir competir en este nuevo mundo”. Y para este objetivo, concluye, "tenemos una historia que nos avala".