¿Por qué crecen Bildu y BNG y bajan Junts y ERC?
La tendencia es la inversa en los últimos años y este 2024 se verá hacia dónde evolucionan
Barcelona¿Cómo evolucionan las formaciones soberanistas en todo el Estado? En Galicia no hubo terremoto político, pero sí se disparó el Bloque Nacionalista Gallego (BNG) hasta el 31,5% de los votos. En el País Vasco, EH Bildu crece mientras el PNV se estanca. En Catalunya, ERC y Junts han evidenciado un desgaste en las últimas elecciones, con una caída de casi diez puntos porcentuales respecto a los comicios de hace cuatro años (con la última referencia de las elecciones españolas, afectadas por el voto útil de PSOE y Sumar) y habrá que ver qué ocurre el 12-M.
Los comicios que están más cerca son los de Euskadi del 21 de abril, que ya han dado el pistoletazo de salida de la campaña vasca más ajustada: el sondeo de marzo del Gabinete de Prospección Sociológica del gobierno vasco pronostica un empate a 29 escaños (cuando en 2020 el PNV alcanzó el 39% de los votos ya los 31 diputados, y Bildu al 27,86% y 21 escaños). Pero todo seguiría dependiendo de los socialistas, que hasta ahora siempre se han decantado por el PNV. Esto no ha impedido que este viernes, con todo el territorio pendiente de la final de Copa entre el Athletic y el Mallorca, el candidato del PNV, Imanol Pradales, haya alertado de que teme "los cambios de opinión de Pedro Sánchez" y que el PSE-PSOE apueste por Bildu como hizo en la alcaldía de Pamplona. Mientras, el candidato de la izquierda aberzale, Pello Otxandiano, insistió en "desmilitarizar" a la policía vasca reduciendo el uso de las armas de fuego, una medida polémica.
El politólogo valenciano experto en nacionalismos Francesc Miralles destaca que el factor diferencial para entender por qué Bildu y BNG crecen es que no arrastran el desgaste de la gobernabilidad: los abertzales nunca han gobernado Euskadi y los gallegos sólo lo han hecho, y como segunda bastante, entre 2005 y 2009: "En cambio, ERC, PNV, Junts, Compromís e incluso Más por Mallorca han estado gobernando los últimos ocho años de una u otra manera", señala.
¿Y qué comparten? "Los partidos soberanistas tienen en común el hecho de que operan en el marco español, pero tienen políticas distintas para países distintos", explica el politólogo y economista Miguel Anxo Bastos, profesor de la Universidad de Santiago de Compostela, que añade: " Tienen que pensar en sus territorios con estrategias en las que predomina la lógica autónoma". Así, sostiene que "aunque parece que los tres partidos [ERC, Bildu y BNG] sean lo mismo según la prensa madrileña, no lo son".
Por un lado, con los acuerdos con el PSOE, Bildu normaliza su posición política, pese a que la derecha española se empeñe en vincularlos todavía con ETA. "Los pactos con el gobierno español pueden beneficiarlos porque contribuyen a verlos como un partido más serio", dice Bastos. En cambio, cree que los pactos de los últimos cuatro años perjudican a la imagen de Esquerra entre parte del público soberanista, sobre todo por la percepción de "subordinación". La pérdida de votos de republicanos y junteros antes de los comicios del 12-M también se explica por la confusión entre el independentismo después del otoño de 2017, especialmente cuando la intensidad de la represión en la etapa de negociación con el PSOE s ha ido apaciguando. Ahora candidaturas como la lista de Clara Ponsatí y Jordi Graupera buscan encontrar un agujero para disputar parte del electorado independentista desafecto.
Puntos en común
De todas formas, Miralles resalta que "el elemento común" entre los soberanistas es el PSOE. En la España posterior a 2016, hay cierto "consenso" de que el camino es intentar sacar rédito de los socialistas, pero "no están coordinados entre sí, negocian por separado y comunicativamente van por separado". No ven una alternativa al actual ejecutivo y, por eso, "la única salida" política en la que podrían confluir sería conseguir del Estado algún avance "en términos nacionales".
Precisamente, Bastos apunta que, pese a algunos pasos adelante en autogobierno, "la colaboración con el gobierno español no beneficia a una lógica nacional". Ahora bien, matiza que "la clave" es el perfil propio "no subordinado" de las formaciones. Aquí también ha habido diferencias porque tanto Compromís como Més por Mallorca se han vinculado a Sumar –en el Estado, no en Europa–, a diferencia de Bildu o el BNG, que ha resistido mientras que los galleguistas de Anova han fracasado en la aventura con Podemos. Aunque se pueda captar cierta "moderación" o pragmatismo en el espacio soberanista, según Miralles lo importante es el margen de maniobra para negociar. Un margen que puede ser amplio como el del PNV, sobre todo antes de ligarse al PSOE en Euskadi, o el que "intenta recuperar" Junts, fuera de bloques estatales.
En todo caso, las diferencias entre los partidos también están en las formas. En Galicia, por ejemplo, se hace notar en aspectos como la relación con la Guardia Civil, que "está muy bien vista porque la conforman gente del país", según Bastos. Esto dista de la percepción en Catalunya o Euskadi y permite entender por qué el diputado del BNG Néstor Rego –a diferencia de los representantes de ERC y Junts– participó en el minuto de silencio en el Congreso por la muerte de dos agentes en Barbate. De hecho, las formaciones tienen espacios de crecimiento distintos. Mientras el BNG tiene el reto de crecer por la derecha tomando votos en el PP –más allá del PSdeG-PSOE y Sumar–, los demás partidos soberanistas pueden crecer fundamentalmente a expensas del progresismo estatal o de su respectivo competidor nacionalista en el eje izquierda- derecha.