EH Bildu esconde la independencia para disputar la victoria en el PNV
La campaña electoral en Euskadi arranca con los dos partidos soberanistas codo con codo en las encuestas
MadridEl ciclo electoral con tres comicios comienza este jueves con el pistoletazo de salida a la campaña en Euskadi, donde el PNV y EH Bildu se disputan por primera vez la victoria en las urnas. Sin incógnitas en cuanto a los pactos postelectorales –nacionalistas y socialistas abogan por reeditar la coalición actual–, el interés le centra quien ganará los comicios, más allá de la formación de gobierno. Los aberzales, bajo el liderazgo de Pello Otxandiano, un ingeniero de telecomunicaciones de 40 años que hasta ahora pilotaba el discurso del partido desde la sala de máquinas, discuten la primera plaza en los jeltzales, que han relevado a Iñigo Urkullu y apuestan por un perfil poco conocido, el doctor en ciencias políticas Imanol Pradales, con el objetivo de rejuvenecer la marca. EH Bildu, que afianza su apuesta por un horizonte confederal con el Estado –no la independencia–, ha crecido en los últimos años cultivando su cara más pragmática y priorizando el eje social para mejorar su asignatura pendiente: ser creíble como fuerza de gobierno.
La última encuesta, la del Centro de Investigaciones Sociológicas de este lunes, otorga al PNV 30 o 31 escaños ya EH Bildu 28 a 29, codo a codo. Hace cuatro años la diferencia entre ambas formaciones era de diez diputados –31 a 21–, por lo que a los abertzales les ha funcionado su estrategia negociadora en el Estado, acompañada de cierto desgaste del gobierno de Urkullu. La sanidad pública se ha convertido en el principal problema para los vascos, tal y como refleja el CIS, y es una bandera que EH Bildu quiere disputar en las otras formaciones de izquierdas, el Partido Socialista de Euskadi y Podemos, ahora dividido en dos candidaturas: la lila y la de Sumar. Como en Galicia, Yolanda Díaz se la vuelve a jugar. Según los sondeos, los socialistas, capitaneados por Eneko Andueza, podrían mantener a los 10 diputados, pero los seis que consiguió Podemos en el 2020 viajarían hacia EH Bildu.
Buena parte del secreto de las buenas perspectivas de la formación liderada por Arnaldo Otegi es haber sacado del foco las aspiraciones independentistas, que en el 2020 ya desaparecieron del programa electoral. En parecidos términos, el de este 2024 también habla de plantear una "propuesta confederal basada en la bilateralidad" con el Estado "sin subordinación al Tribunal Constitucional ni el Congreso de los Diputados". No en vano, EH Bildu ha evitado en los últimos meses y evitará hasta las elecciones ninguna entrevista con medios catalanes, ante el riesgo de que los paralelismos con Catalunya distorsionen la estrategia de captar votante no independentista de Euskadi. En sentido contrario, en cambio, el PNV ha querido reforzar su discurso soberanista para detener posibles fugas hacia EH Bildu. A principios de año, Urkullu defendió la autodeterminación en Bruselas junto a Pere Aragonès, aunque ERC es el aliado de los aberzales en Madrid y en las elecciones europeas.
En los comicios del año pasado, ya se reflejó esta igualdad: en las municipales EH Bildu se quedó a menos de tres puntos en porcentaje de voto respecto al PNV, y en las generales del 23-J ambas formaciones van prácticamente empatar, con el 24,1% y el 24% de los sufragios. El barómetro del CIS sitúa a Otxandiano como el líder mejor valorado –5,6–, una décima por encima de Pradales –5,5–, pero el sucesor de Urkullu se distancia cuando se pregunta a los vascos a qué candidato ven más preparado por resolver los problemas de Euskadi: 28,8% por 21,3%. En la misma línea, un 47,6% cree que los nacionalistas son los que están más "capacidades para gobernar" y un 22,1% que lo es EH Bildu.
La gobernabilidad, ¿con el PP?
Más allá de esa rivalidad, se da por hecho que PNV y PSE volverán a gobernar en coalición. Han sido socios en las últimas legislaturas y lo son también en el Congreso, donde a Pedro Sánchez le conviene mantener un trato preferente para el PNV que le evite posibles tentaciones de mirar hacia la derecha. La incógnita es si solo llegarán a la mayoría absoluta –38 diputados– o necesitarán el apoyo del PP. Alberto Núñez Feijóo ya ha cedido gobiernos municipales ya las diputaciones a nacionalistas y socialistas para evitar que gobernara EH Bildu, pero este escenario está provocando problemas en la gobernabilidad. La Diputación de Gipuzkoa, por ejemplo, no ha podido aprobar presupuestos por la negativa de los aberzales y también de los conservadores. Las encuestas apuntan a que el PP, con Javier de Andrés al frente –otro cabeza de lista debutante–, mantendría los seis escaños de hace cuatro años, mientras que Vox se afana por mantener su única diputada.
Los principales líderes estatales se implicarán en la campaña, y el presidente español acompañará a Andueza este sábado en Vitoria. El PSE ganó en Euskadi el 23-J, pero las expectativas en clave autonómica son discretas. Una de las críticas que el PP hace a Sánchez es que los réditos de sus pactos con Bildu se los lleven, precisamente, a los soberanistas. Los socialistas también han optado por un nuevo perfil y la vicelendakari, Idoia Mendia, ha cedido el testigo a Andueza, guipuzcoano de 44 años, que llegó como diputado al Parlamento vasco en el 2016 y en sólo cinco años ya logró la secretaría general del partido. Sánchez no se juega especialmente las algarrobas en esta contienda electoral mientras el PSE pueda mantenerse en el gobierno de coalición, mientras que Feijóo constatará que el espantajo de ETA que el PP branda de forma recurrente tiene un apoyo escaso en las urnas.