Partidos

La ejecutiva de Junts da luz verde a la expulsión de Casol en una reunión de máxima tensión

El grupo parlamentario procederá a apartarla del grupo para que pase a ser diputada no adscrita ya el próximo pleno

BarcelonaJuntos por Catalunya ha decidido este lunes dar luz verde a expulsar a la diputada Cristina Casol después de que denunciara el grupo parlamentario por machismo en el Parlament y el cuarto decidiera archivar la queja porque no había hechos probados. Según varias fuentes consultadas por el ARA, la ejecutiva ha tomado la decisión en un clima de máxima tensión, porque una parte de la dirección, que tiene una veintena de miembros, se ha opuesto a echar a la parlamentaria. Sin embargo, se puso a votación y por mayoría se decidió expulsar a Casol, que estaba presente en la reunión y se negó a dimitir. Ahora es el grupo parlamentario quien debe proceder a apartarla del grupo y que pase a ser diputada no adscrita ya el próximo pleno.

La decisión representa un antes y un después para Junts, porque se trata de la primera escisión del grupo durante la legislatura: Casol es afín a la presidenta del partido, Laura Borràs, y hay que ver si esto abre la veda para que acabe ocurriendo lo mismo con Aurora Madaula, que también ha presentado una denuncia en el Parlamento por acoso aún no resuelta. La diputada también se ha quejado de varios hechos en la Oficina de Igualdad de la Cámara y es ahora una empresa externa la que examina si ha habido acoso por razón de género. En todo caso, Madaula ya lo denunció públicamente también en el pleno de las mujeres del 24 de noviembre, cuando acusó a los "compañeros" de formación de "machismo".

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Durante la reunión, de acuerdo con varias fuentes consultadas por éste diario, ha habido miembros de la ejecutiva que se han opuesto a la expulsión: de hecho, hasta ocho miembros de los más de una veintena que existen. De esta forma, se trata de una de las primeras decisiones de la dirección de Junts que no se toman por unanimidad. Las objeciones para ello llegaron precisamente de la presidenta del partido, Laura Borràs, que como máximo cargo orgánico de la cúpula pidió recapacitar porque considera un "error" para Junts acabar esta situación con una "expulsión". Una petición que no fue atendida por la mayoría de la dirección, lo que evidenció la desautorización hacia la presidencia del partido.

En la misma línea sólo se han expresado los miembros de la ejecutiva de su círculo más afín como Jaume Alonso-Cuevillas, Montserrat Caupena y Esther Vallès. Madaula, que está de baja médica pero se ha conectado telemáticamente al encuentro, también ha defendido a Casol, hablando de "caza de brujas". Después lo ha hecho públicamente a través de Twitter después de semanas de silencio público: "La violencia machista está bien descrita y se adecua mucho a esta situación". También el secretario de organización, David Torrents, se ha opuesto a echarla. El argumento de los contrarios a la expulsión, que coincide con el círculo de Borràs, es que no se puede apartar a alguien por haber denunciado una situación que ha percibido de "acoso", pese a que la denuncia se haya terminado archivando.

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Desde una perspectiva contraria han intervenido otros pesos pesados ​​del partido. El secretario general del partido, Jordi Turull, ha afirmado que se ha "difamado" la imagen de la organización y, por tanto, había que echar a Casol, mientras que el presidente del grupo, Albert Batet; la portavoz, Mònica Sales, y diputados como David Saldoni y Glòria Freixa han abogado también por apartar a la parlamentaria, según varias fuentes consultadas. A su juicio, Casol ha hecho, como Madaula, acusaciones "falsas" contra el grupo parlamentario que han afectado a su imagen y eso merece apartarla del grupo. También el eurodiputado Toni Comín, cercano al expresidente Carles Puigdemont, ha optado por apoyar la expulsión de Casol, aunque en su intervención dentro de la reunión ha pedido darse más tiempo para resolver la cuestión por métodos distintos.

Otros miembros de la ejecutiva, como el diputado Salvador Vergés, que se considera no-alineado en las familias del partido, ha pedido a la diputada Casol que se detuviera para no llegar a la expulsión, mientras que Toni Morral, exdiputado, se ha abstenido: ha valorado que Casol se había equivocado denunciando al grupo parlamentario, pero también que expulsarla en estos momentos no era la solución.

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Y es que toda esta discusión, acompañada de múltiples reproches entre ambos sectores, se ha producido con Casol presente en la reunión, que también ha querido tomar la palabra. Reiteró que sufrió "acoso laboral", "machismo" y que puso en manos de su abogado el caso. También ha dicho que no hacía esta denuncia por una situación "personal" sino "social" y que era una queja "preventiva" por lo que pudiera ocurrir. A raíz de esto algunos interpretaron que había interpuesto la denuncia por quedar "blindada" ante cualquier decisión de apartarla, aunque acabó ocurriendo lo contrario. "Si no le expulsábamos, teníamos una revuelta en el grupo parlamentario", admite un miembro de la cúpula de Junts, que asegura que el resto de los diputados habían reportado a la dirección que no se sentían "seguros" trabajando con Casol por si acababan denunciados en la Oficina de Igualdad.

Guerra soterrada

Más allá de las denuncias por acoso por razón de género, la reunión ha sido la eclosión de la guerra abierta entre los turullistas y los borrasistas en el partido, latente desde hace meses. El sector más cercano a Turull considera que las quejas de Madaula y Casol son una "instrumentalización" de las herramientas para denunciar la violencia de género contra el sector pragmático del partido, lo que niegan desde el sector borrasista, que a su vez se siente atacado de manera continuada por los afines a Turull.

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Este conflicto soterrado ha llegado este lunes a su máximo exponente. Es la primera vez que se expulsa a alguien del grupo parlamentario, también en estas circunstancias. Los borrasistas recuerdan otro caso para intentar probar que se trata de una vendetta: afirman que cuando la denuncia de una militante de Junts, actualmente concejala en el Maresme, contra Eduard Pujol por acoso acabó en nada, se abrió un expediente contra la mujer pero no se le suspendió la militancia ni se la expulsó por vulneración del Código Ético de la formación. En cambio, en el caso de Casol, remarcan, sí se ha hecho. De hecho, más allá de la expulsión del grupo parlamentario, ahora su caso se remitirá a la comisión de garantías del partido para que realice un expediente y se proceda también a la expulsión de la dirección de Junts. En el pleno del Parlament de la próxima semana, Casol ya no se sentará en la bancada de los junteros. Está por ver si acaba la legislatura sola o acompañada de otros diputados afines a Laura Borràs.