Entrevista

Pilar Sorribas: "En España hay más corrupción de lo que tocaría por nivel democrático"

Economista, experta en corrupción

Pilar Sorribas es profesora del departamento de Economía de la UB e investigadora del IEB, el Instituto de Economía de Barcelona.

¿España es muy corrupta?

— Son comportamientos fuera de la ley, no existen estadísticas oficiales.

Pero sí indicadores, ¿no?

— Barómetros de percepción e indicadores a base de opiniones de expertos. El más común, el de Transparencia Internacional.

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¿Y qué dicen?

— Estamos en decimosexta posición dentro de la Unión Europa. Hay más países que tienen un nivel de corrupción menor que España que países que lo tienen más alto.

¿Cómo se mide?

— El diseño y la calidad de las instituciones es muy importante. Una de las claves es el sistema judicial, porque un sistema eficiente e independiente hace que sea más probable detectar los casos y penalizarlos. También medios de comunicación libres y calidad democrática, o sea, elecciones y competencia electoral entre los partidos.

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¿Y cómo está España si nos fijamos en estos elementos?

— Tiene un nivel de corrupción más elevado de lo que le tocaría. Esto se debe a que la corrupción tiene un comportamiento contingente.

¿Cómo?

— Que la probabilidad de ser corrupto depende de cómo preverás que se comportará el resto y cuál será la penalización si te pillan. Penalización económica, pero también moral.

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O sea que tenemos más corrupción de la que tocaría porque la gente percibe que si les pillan no les va a pasar nada.

— Exacto, por lo que España también es resistente a las reformas, porque más allá de un cambio normativo, debes percibir que habrá consecuencias. Sin embargo, debo decir que en el caso de los políticos sí tiene penalización, aunque no sea siempre tan grande como debería. Pero la penalización está directamente relacionada con la cobertura de los medios. A mayor cobertura, mayor penalización.

¿Existe diferencia entre partidos?

— Aquí depende de la afinidad. Hay más tolerancia hacia la corrupción cuando existe afinidad política.

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Los barómetros indican que la percepción es que existe mucha corrupción.

— Muy por encima de la media. El 88 por ciento de la población considera que la corrupción está muy generalizada.

¿Cómo se explica?

— Uno de los factores puede ser la confianza en los políticos: aquí existe una crisis muy importante. Pero es asombroso que cuando se pregunta si se conoce algún caso, más del 80% dicen que no. Esto puede ser porque existe un tipo de corrupción –la política– que se da sólo en capas altas de la sociedad. Y otras cosas, como puede no pagar el IVA, no se perciben tanto como corrupción, aunque también lo sea.

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¿Puede que la corrupción en España se explique también como herencia de la dictadura?

— La corrupción política se ha concentrado en sectores muy regulados. Esto puede ser una derivada de la dictadura porque hace que exista un poder concentrado en pocas manos que facilita la corrupción. En cualquier caso, la corrupción siempre se ubica donde hay margen de beneficio.

¿Por eso aquí se centra en la construcción?

— Sí, porque con un cambio de regulación puedes obtener un beneficio muy grande.

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¿Cómo poner freno a la corrupción?

— Haciendo que tenga consecuencias. Un sistema judicial eficiente que la detecte, una elevada penalización. Y, muy importante, medidas preventivas como educación. ¿Has visto el último barómetro de la Oficina Antifrau?

No.

— Por primera vez, la población joven es más tolerante a la corrupción. Y diferentes comportamientos –como no pagar impuestos o saltarse la lista de un hospital– no se perciben como corrupción.

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¿Existen diferencias entre España y Catalunya?

— No existen datos comparables. Si nos fijamos en los casos de corrupción urbanística, Catalunya está algo por encima de la media española. Esto puede estar motivado por el hecho de que la demanda de vivienda en Cataluña es alta y en algunos municipios, especialmente los urbanos o en la costa, no cumplir con la normativa urbanística generaba grandes beneficios.