Unionismo

El españolismo da margen de confianza a Salvador Illa

Societat Civil Catalana opta por un papel vigilante y se minimizan las movilizaciones en la calle

BarcelonaLa amnistía movilizó al unionismo, que el 8 de octubre del año pasado reunió 50.000 personas en una manifestación en Barcelona –según la Guardia Urbana–, junto a toda la plana mayor del PP y Vox. Un día que también rememoraba la movilización del 8 de octubre de 2017, tras el referendo del 1-O, con 350.000 manifestantes. Históricamente, al españolismo le ha costado movilizar a los ciudadanos para sus objetivos, pero hasta el año pasado había ido saliendo a la calle. Contra la amnistía y la autodeterminación, contra los disturbios a raíz de la sentencia del Procés, contra los indultos o las mesas de diálogo, o incluso contra la política lingüística. Pero ahora viven un momento de calma. El presidente de la Generalitat es Salvador Illa, que es contrario a la independencia y ha prometido "gobernar para todos los catalanes" y, pese a las voces de alarma que siguen llegando desde el PP y Vox, el independentismo ha ido perdiendo fuerza tanto en las instituciones como en la calle.

No les ha gustado nada el pacto de investidura del PSC con ERC, la financiación singular, las políticas lingüísticas transformadas en conselleria o que el filólogo "independentista" Francesc Xavier Vila lidere un departamento. En cambio, sí les ha gustado que la bandera de España haya vuelto a entrar en Palau, que el presidente no sea independentista, perfiles de consellers como Jaume Duch y que Illa haya visitado el rey Felipe VI. Las entidades españolistas no quieren precipitarse a la hora de juzgar a Illa y, por eso, fuentes consultadas por el ARA explican que Societat Civil Catalana (SCC), la impulsora de las manifestaciones más multitudinarias del unionismo, no convocará ninguna movilización este octubre y tampoco tiene previsto asistir a ninguna convocatoria.

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Optarán por un rol "vigilante" respecto al Govern que consistirá en presionar a Illa para que deje atrás las "políticas nacionalistas" en materia de lengua e identidad, en las que quieren que se aplique el bilingüismo en la educación y que el castellano gane peso en la administración catalana. Sobre todo reclaman al PSC que gobierne teniendo en cuenta que "la mayoría de la sociedad catalana no es nacionalista", a su juicio. De hecho, todavía mantienen la esperanza, pese a los pactos que "ligan" a Illa con los republicanos: creen que se puede dar la vuelta a la situación y que los socialistas acaben cambiando de socios durante la legislatura. La única mayoría alternativa es la suma con el PP y Vox, por ahora inviable. En SCC tienen bien presente la implicación de Illa en numerosos actos y manifestaciones a favor de la Constitución y "las libertades" durante el Proceso.

El nuevo presidente de la Generalitat ya se ha reunido en público con algunos de sus predecesores en el cargo y su agenda también le ha llevado, fuera de los focos, a encontrarse con algunos de los principales empresarios del país. Aún no hay un hueco en su agenda para un encuentro con SCC, que ya ha pedido audiencia. Como tampoco con Òmnium Cultural: su presidente, Xavier Antich, explicó recientemente que tenía previsto encontrarse pronto con el jefe de gobierno. Illa no tiene intención de significarse por unos u otros, pese a que lo hiciera durante el 2017 siguiendo la estrategia de "recoser" a la sociedad catalana, que le ha llevado hasta el Palau de la Generalitat.

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Día de la Hispanidad

Quienes sí se manifestarán serán Cataluña Suma por España y Convivencia Cívica Catalana, que convocan una movilización para el 12 de octubre. Sin embargo, fuentes de las entidades señalan que será un acto con "carácter festivo", que estará lleno de colectivos latinoamericanos y que no aprovecharán para dar ningún toque de atención a Illa, al que también quieren dar un margen de confianza. Eso sí, admiten que si se llega a aprobar la financiación singular los encontrarán en las calles. Por su parte, la Asamblea por la Escuela Bilingüe tampoco prevé salir a la calle el 12-O, y estará vigilante a que el ejecutivo catalán garantice el castellano especialmente en la enseñanza. Y aún otra de las entidades que han tenido cierta relevancia en los últimos años, Impulso Ciudadano, realizará un acto el 10 de octubre sobre la financiación singular, al que se oponen frontalmente.

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No se espera del 12 de octubre una movilización masiva del españolismo y, de momento, tampoco el PP y Vox han previsto intentar sacar a la gente a la calle como hicieron el año pasado para oponerse a la amnistía que llevaba asociada el pacto de investidura del PSOE con Junts y ERC.

Detrás de los focos

El trabajo detrás de los focos ha sido uno de los rasgos característicos de SCC a lo largo de su historia. Lo fue cuando facilitaron las conversaciones entre partidos para evitar que Ernest Maragall se convirtiera en el alcalde de Barcelona en el 2019 gracias a Manuel Valls o, más recientemente, por descabalgar a Xavier Trias. Ahora pretenden continuar esta labor de influencia entre bambalinas, que no es visible pero intenta destacar y unir elementos comunes de las formaciones partidarias de la unidad de España. Lo que no funcionó fue la operación para que Illa fuera investido presidente con una triangulación de apoyos que excluyera a las formaciones independentistas, tal y como explicó el ARA –es decir, con el PP, Vox y los comunes, según dijeron–. Como en la política española, el factor de distorsión es Vox, pero también la estrategia diseñada por el PP para que Alberto Núñez Feijóo llegue más temprano que tarde a la Moncloa.