Joan Anton Mellón: "La extrema derecha es un peligro absoluto: necesitan pensar que hay superiores e inferiores"
Catedrático de ciencia política de la UB
BarcelonaEl catedrático de ciencia política de la UB, Joan Anton Mellón, ha publicado el libro La nostalgia fascista del futuro (Icaria, 2024), escrito con el politólogo Ismael Seijo, en un momento de crecimiento de la extrema derecha en toda Europa. El politólogo explica que históricamente este espacio ideológico ha sido un conglomerado de grupos como los ultranacionalistas, los integristas católicos, los fascistas...
¿Cómo se explica el auge de la extrema derecha por lo general?
— Hay una ola reaccionaria, y las razones son sistémicas, como el desapego por las estructuras democráticas por su incapacidad de resolver los problemas socioeconómicos. Mientras, la derecha radical va impulsando regímenes iliberales, que con una fachada democrática vacían el contenido democrático y restringen libertades. En España es clave el nacionalcatolicismo, componente del franquismo, y han perdido la vergüenza. En cuanto a Silvia Orriols, emerge por la decepción del Proceso y el trauma de los atentados.
El islam es el campo de batalla de la extrema derecha. ¿Es comparable con el odio contra los judíos de los años 30?
— Son situaciones distintas, pero el fascismo clásico conecta con miserias profundas. El ultranacionalismo necesita un jefe de turco al que trasladar los problemas sociales para que dejen de analizarse como sistémicos y socioeconómicos e individualizarlos.
¿Hasta qué punto existe una continuidad entre el fascismo y la derecha radical?
— Tienen rasgos culturales en común, son herederos de estos idearios y lo que han hecho es reconvertirlos para adaptarlos a la nueva realidad en una época de hegemonía de los valores democráticos. Cabe recordar que Hitler dijo haber llegado al poder por la desesperación del pueblo alemán. El contexto es diferente, pero tampoco se explica que en Argentina llegue al poder Milei a no ser por la desesperación. Estamos en una disyuntiva: o conseguimos democracias avanzadas o entramos en realidades sistémicas que pueden llevar al autoritarismo.
¿Cómo se explican las diferencias entre partidos ultras del mismo talante?
— Básicamente por factores culturales, cada sociedad tiene rasgos diferenciadores. En cambio, en economía, la opción [general] es el neoliberalismo.
¿Están las democracias en peligro?
— Los valores democráticos son hegemónicos y el margen de cambio sistémico de un partido es reducido. Donde hay mayor margen de actuación es en los factores culturales. Si estuviéramos en una crisis incontrolable ya veríamos, porque de la desesperación puede salir cualquier cosa, y la prueba es Milei.
¿Se siente cómoda la extrema derecha con la guerra de identidades?
— Se está produciendo una guerra cultural. Lizquierda le ha descuidado y lo está pagando. Los factores culturales son fundamentales: por ejemplo, frente al feminismo existe una reacción para mantener privilegios, pero también estamos funcionando con una idea de España reaccionaria, esencialista y antidemocrática: la idea va de Vox a un sector jacobino del PSOE. Es clave reivindicar un concepto diferente como el de Pi i Margall.
¿Qué riesgo tiene que la extrema derecha diga que nuestra sociedad es incompatible con las del norte de África?
— Es un peligro absoluto porque es una doctrina de odio que va en contra de la convivencia. Necesitan pensar que hay superiores e inferiores: los superiores deben mandar y los inferiores deben obedecer. En una situación extrema, como fue el fascismo clásico, incluso esclavizados.
Así, ¿Abascal tiene el mismo trasfondo de pensamiento que Franco, Hitler y Mussolini?
— En última instancia, sí. [Creen que] hay seres superiores e inferiores, y necesitan creerse superiores.
¿Parte de una concepción militar?
— Jerárquica. Luego debes darle el contenido que quieras, puede basarse en cuestiones raciales, culturales...
¿El conflicto cultural con el islam le ven inevitable o le atienden?
— Hacen una absoluta tergiversación de la historia. Cuando los musulmanes desembarcan en el sur de España tardan nueve meses en llegar a los Pirineos. En sacarlos tardaron ocho siglos. Cuando hablan de superioridad cultural es para reír. Por eso hacen una tergiversación tan grande y están en contra de la memoria histórica, porque quieren que la gente esté estupidizada y viva en un perpetuo presente. En el fondo está la defensa de privilegios.
El eurodiputado de Vox Hermann Tertsch publicó una fotografía sobre "la liberación" de Franco de España. ¿A los votantes les va bien?
— Vox intenta que las bases del PP adopten sus criterios, hacer el sorpasso y sustituirlo. Y Feijóo se equivoca cuando, en lugar de desmarcarse, adopta más [el discurso de Vox], como cuando habló de okupas inmigrantes. Le Pen ya avisó: entre el original y la fotocopia la gente se quedará con el original.