Morante de la Puebla saliendo por la puerta grande de Las Ventas, en Madrid.
13/10/2025
Subdirector y delegado en Madrid
2 min

BarcelonaJosé Antonio Morante Camacho, conocido como Morante de la Puebla, salió ayer domingo por la puerta grande de la plaza Las Ventas de Madrid tras su última corrida. Las imágenes de miles de personas llevándolo a sus espaldas y como en un estado de tránsito, como si no fuera una persona de carne y hueso sino un mesías enviado por Dios a propagar la palabra divina, demuestran que, al menos en Madrid, la tauromaquia es todavía un espectáculo de masas que concita grandes emociones. Sorprende ver, entre el público de Morante, mucha gente joven (la mayoría con estética cayetana) y muchos más chicos que chicas. Sin embargo, algo ha cambiado respecto a hace algunas décadas. Los toros en Madrid ya no son el fenómeno interclasista y popular que habían sido, son una nueva forma de guerra cultural, un signo de identidad de la nueva derecha desacomplejada, por lo que a Morante se lo disputan sus dos máximos líderes, Isabel Díaz Ayuso y Santiago Abascal, a los que ayer dedicó su trabajo.

Pero para desgracia de Ayuso, Morante de la Puebla está más identificado con Vox que con el PP y ayer se tomó la foto con el líder de Vox mientras le ponían la última coleta.

Esta imagen es mucho más importante de lo que puede parecer porque supone que el número 1 del toreo indica a todo el mundo taurino quién es su líder político, ya que el toro que le brindó a Abascal no fue uno cualquiera, sino el último de su carrera. Es la foto que decanta todo ese voto, que no es menor, hacia las arcas de Vox. Y así se hizo notar en Las Ventas, donde se oyeron gritos de "¡Abascal, presidente!" y no de "Ayuso presidenta".

Si lo miramos en conjunto, vemos que el auge de Vox tiene dos claves principales. Por un lado, la pujanza entre el voto joven, donde es primera fuerza, y en determinadas bolsas de voto conservador como el mundo taurino o el colectivo de los cazadores. Es, de alguna manera, el voto no tanto del mundo rural, sino del mundo que idealiza un cierto tipo de mundo rural, como estos jóvenes cayetanos de Madrid que hacen excursiones a ganaderías para participar en una capea de vaquillas o en una tienta de toros.

Alberto Núñez Feijóo, gallego y, por lo tanto, con poca solera taurina, lo tiene muy difícil para entrar en este mundo. Resulta curioso que Abascal, que es vasco, sí puede exhibir más galones en este mundo porque en Euskadi hay una fuerte tradición taurina, e incluso el histórico dirigente aberzale Jon Idígoras había sido torero. Y, sobre todo, los aficionados que ayer vieron en directo a Morante de la Puebla quieren vivir emociones fuertes, al estilo Trump, y eso lo representa mucho más Vox que el PP.

stats