Gana Feijóo y pierden Sánchez, Ayuso y Abascal
En Madrid había mucha curiosidad por calibrar el efecto Feijóo en las elecciones andaluzas, pero en realidad lo que ha habido es el efecto Juanma, es decir, la potencia de un candidato sin aristas ideológicas y con una imagen cercana y seria a la vez. La pregunta es: ¿hasta qué punto es extrapolable el efecto Juanma al resto de España? Pues de entrada hay que decir que es más extrapolable que el efecto Ayuso, porque indica que votantes de izquierdas están dispuestos comprar el discurso de moderación ideológica y énfasis en la gestión que ahora quiere imprimir Alberto Núñez Feijóo al PP. Así pues, mientras Ayuso gana en base a polarizar con la izquierda, Moreno lo ha hecho seduciendo a sus votantes. La presidenta madrileña, partidaria de tener buenas relaciones con Vox, es una de las derrotadas este domingo.
Precisamente, a partir de este lunes será muy interesante ver como la extrema derecha digiere su primer tropiezo electoral. Su objetivo era, si no ganar, al menos entrar en el gobierno andaluz, y por eso envió a una primera espada como Macarena Olona. El resultado tendrá un impacto psicológico muy importante en la extrema derecha, que no está diseñada para gestionar malos resultados, igual que le pasó a Ciudadanos, sino por surfear en la oleada del crecimiento continuo. Su luz ya no resplandece con tanta fuerza, pero todavía tienen un as en la manga: en España una mayoría absoluta del PP es más difícil.
Derrota dolorosa para Sánchez
La derrota para el PSOE es especialmente dolorosa. A pesar de que falta mucho para las elecciones generales, en Ferraz saben que sin Andalucía es muy difícil que la izquierda retenga la mayoría en el Congreso. El presidente español, Pedro Sánchez, está condenado a cambiar de estrategia y a hacer alguno de sus habituales golpes de efecto en forma de crisis de gobierno. Aun así, nada le funcionará si la inflación no baja y la crisis no remite.
A la izquierda del PSOE el panorama todavía es más desolador. El proyecto de Yolanda Díaz se tambalea antes incluso de arrancar. Los electores que optaron en su día por la formación lila se están evaporando, y el espacio político se está reduciendo a las magnitudes que históricamente había tenido Izquierda Unida.
La desaparición de Ciudadanos del Parlamento andaluz, pese a ser esperada, confirma que el partido de Inés Arrimadas quizás ya no tiene futuro fuera del territorio donde nació, Catalunya, y eso ya lo veremos.
Tendencia conservadora
Pero sin duda la consecuencia más importante de la victoria de Moreno Bonilla es que reafirma la estrategia global del nuevo PP de Núñez Feijóo, que apuesta por hacer un partido poco ideológico y muy pragmático y arraigado en el territorio. El momento actual, en el que la gente está más pendiente del precio de la cesta de la compra que de sus principios, le es propicio. Además, la gente parece cansada del multipartidismo y vuelve a apostar por agrupar el voto en un solo partido.
La única incógnita es si esta tendencia conservadora se mantendrá hasta las próximas elecciones municipales y autonómicas de mayo del 2023 y las generales de finales de año. Los precedentes del final del felipismo y el zapaterismo indican que la caída se inicia antes en las ciudades y los territorios y acaba llegando a la Moncloa. Inexorablemente.