¿Gastar más en fiestas mayores da votos al alcalde?
Forès, municipio de la Conca de Barberà, se gasta 1.300 € por habitante
Barcelona“Este año, justo después de las elecciones municipales, no te esperes mucho. Seguro que la fiesta mayor la sostienen las entidades y el resto pasa sin pena ni gloria”. Una idea que, con matices, puede seguramente sentirse estos días de verano, cuando las fiestas mayores proliferan en toda la geografía catalana. Quienes tienen más memoria quizá la contrasten con lo que recuerdan del pasado reciente. “Este año hay elecciones; seguro que nos espera una buena fiesta mayor”, exclamaría entonces la sabiduría popular.
Las fiestas mayores son una parte importante de la vida cultural de los municipios catalanes, sobre todo en período veraniego. Dan y solidifican la identidad local, suponen un mecanismo de transmisión generacional de lealtades cercanas y aportan a una comunidad una buena dosis de capital social positivo, es decir, de lazos comunitarios de confianza y reconocimiento recíproco que tan bien van para aumentar la calidad de vida y hacer frente a los malos momentos.
Como reflejan las frases anteriores, las fiestas mayores tienen también una importante derivada de instrumento político, sobre todo a favor de quien gobierna. Se trata de las pocas políticas que son casi absoluta competencia de los ayuntamientos. Alcaldes y alcaldesas tienen así una oportunidad inigualable de darse a conocer o de estrechar lealtades. Además, pueden hacerlo en un ambiente feliz y distendido, fuera del ámbito de las políticas concretas, las cuales suelen generar discrepancias ideológicas más de fondo. Un buen ejemplo lo encontramos en los actos religiosos que caracterizan a buena parte de las fiestas patronales: aunque en los años ochenta los partidos de izquierda que ganaron una parte de los ayuntamientos eran bastante ajenos a este mundo, buena parte se entregaron o adaptaron rápidamente, conscientes de que ponerse de espaldas (por ejemplo , prohibiendo ciertos actos litúrgicos) les traería más quebraderos de cabeza que beneficios. Los alcaldes son conscientes de que, si una fiesta mayor no va bien, esto les puede suponer perder un buen puñado de votos.
¿Qué hay de cierto, sin embargo, en la idea de que las fiestas mayores preelectorales son siempre las mejores? Conviene decir que calcular qué gasta un consistorio en una fiesta mayor resulta una tarea complicada –a veces, con el objetivo por parte del consistorio de que así sea–. Buena parte de la partida "Fiestas populares y festejos" de los presupuestos municipales se destina a la principal fiesta mayor del municipio (oa las fiestas, en plural, que a menudo se celebran). Sin embargo, esto no significa que la fiesta no reciba recursos de otras fuentes. Por ejemplo, parte de las subvenciones a entidades y asociaciones, registradas en otras partidas, se acaban utilizando durante la fiesta mayor, creando a menudo unas dinámicas de cooptación y de intercambio adecuadas al partido del alcalde.
Si miramos los datos, y excepto en 2014 (en una tendencia más bien afectada por una cuestión metodológica), observamos que el presupuesto de fiestas siempre ha aumentado más en comparación con el presupuesto general. En relación con el presupuesto total, los datos de este 2024 varían bastante y van de los más de 1.300 € por habitante que se gasta Forès (Conca de Barberà) a los poco más de 2 € por habitante que se gasta Viladecans (Baix Llobregat). Sin embargo, hay un patrón que casi siempre se cumple: las entidades municipales descentralizadas, como la de Arròs e Vila (Viella e Mijaran, en el Vall d'Aran) o el Talladell (Tàrrega, en el Urgell), suelen destinar una parte importante del presupuesto a las fiestas mayores (más de un 4%). La necesidad de diferenciación y orgullo local podrían ser factores que expliquen este patrón.
Con todo, quizás habrá que esperar unos años para volver a tener las mejores fiestas mayores. Sin embargo, sobre todo habrá que analizar si, como la investigación mostró hace unos años, es todavía cierto que duplicar el presupuesto en fiestas mayores justo antes de los comicios aumenta los votos del partido del alcalde en un 2%.
Gafas nacionales e ir de vacaciones
Ir de vacaciones o el destino que se elige son comportamientos veraniegos que están asociados, entre otros, al poder adquisitivo de las personas oa su nivel educativo. Sin embargo, la forma en que vemos el mundo, sea a través de las gafas ideológicas o las nacionales, también interviene. Según un barómetro reciente del CEO, los votantes del PSC, PP y Vox son los que más prevén acudir al resto del Estado de vacaciones. En cambio, los votantes de Junts, ERC y la CUP prefieren pasar sus vacaciones en Europa, fuera de Europa o quedarse en Catalunya.