El independentismo se prepara para reactivar la amnistía en otoño
El objetivo es reivindicarla en paralelo a la negociación sobre la sedición
Barcelona / MadridDespués de más de un año arrinconada en el Congreso, la lucha por la amnistía de los represaliados del Procés volverá a coger fuerza en los meses próximos. Según ha podido saber el ARA de varias fuentes, Esquerra, Junts y la CUP –también entidades como Òmnium Cultural y Amnistía y Libertad– llevan tiempo reuniéndose para estudiar la mejor manera de revitalizarla y la idea de que ahora genera más consenso es impulsarla desde el Parlament. Las garantías de éxito son de nuevo muy escasas, sin embargo, sea como sea, reactivar justo ahora esta carpeta puede tener ventajas aunque tenga pocas posibilidades de llegar a buen puerto. Entre ellos, tratar de influir en el debate de la reforma de la sedición, otra medida antirrepresiva que tiene alguna oportunidad más de prosperar y que puede marcar el nuevo ciclo de diálogo Generalitat-Estado.
La primera pista de que algo se movía llegó el pasado martes al mediodía, cuando ERC anunció que había registrado una iniciativa en el Parlament que reclama "acelerar" una ley de amnistía impulsada desde Catalunya. El procedimiento para hacerlo es fácil: los grupos que lo quieran presentan la ley y, si la cámara vota a favor, se traslada al Congreso de los Diputados como una norma en nombre del Parlament. En Catalunya el tema se puede aprobar por lectura única, es decir, por la máxima urgencia, y se designan tres diputados catalanes para que defiendan la ley en el pleno del Congreso –si consigue llegar–.
Teniendo en cuenta las mayorías que ERC, Junts y la CUP suman en Catalunya, la dificultad real de esta operación empieza el día en el que la norma salga del Parc de la Ciutadella de Barcelona y ponga rumbo a la carretera de San Jerónimo de Madrid. El independentismo ya ha llevado antes la amnistía al Congreso por dos vías: la primera fue a través de una ley firmada por los partidos –no por el Parlament– que vetó directamente a la mesa, y la segunda, vehiculada a través de 200.000 firmas ciudadanas, también da señales de que naufragará pronto. Ahora mismo está pendiente de si la mesa de la comisión constitucional acepta las comparecencias del presidente de Òmnium, Xavier Antich, y del presidente de Amnistía y Libertad, Dani Villalaín, que los partidos independentistas pidieron el 5 de julio. Si la cámara lo deniega, la segunda vía activa morirá aquí.
Tercera vía
¿Hay algún factor que haga pensar que la tercera vía, la del Parlament, sea la buena? "Me niego a aceptar que sea una vía muerta. Se trata de no rendirse", dice una de las personas que participa en estas reuniones para reactivar la ley. Desde los tres partidos independentistas se muestra cautela, puesto que son muy pocas las cuestiones que los han unido en los últimos años –la amnistía es una– y esta unidad siempre ha sido frágil. Pero los puntos de conexión están claros en dos sentidos: se tiene que reactivar en el Parlament y se tiene que hacer en otoño. "Y el compromiso es hacerlo conjuntamente, hacerlo solos no tiene ningún sentido. Y tenemos que sumar cuanta más gente mejor", explican fuentes de Esquerra consultadas por el ARA.
Coinciden en Junts y también en la CUP. Los tres grupos independentistas están coordinados a través de un grupo de trabajo que ha servido hasta ahora para hacer seguimiento de las vías abiertas. Fuentes de Junts en la cámara baja defienden que las vías abiertas en el Parlament y en el Congreso tienen que ir coordinadas para presionar al Estado: "Son dos vías complementarias y compatibles". Y desde la CUP subrayan que la vía del Parlament servirá para abrir un nuevo camino si la comisión constitucional veta las comparecencias y valla, por lo tanto, la vía de las 200.000 firmas.
Iniciativas complementarias
El reimpulso de la amnistía se podría producir en paralelo con la negociación sobre la reforma de la sedición, porque en otoño es cuando se podrá empezar a ver si realmente se ha puesto manos a la obra o no. Las diferencias entre las dos medidas antirrepresivas son evidentes. La primera afectaría a todos los represalitas del Procés y cuenta con el no rotundo del PSOE –y de la triple derecha–. La segunda solo incumbiría a los condenados en su día por sedición –el gobierno del 1-O– y hay un rendija para que los socialistas se pongan bien. ¿Por qué hacerlo todo a la vez? Porque pueden ser vasos comunicantes tanto en la negociación como de cara a la opinión pública.
"Una reforma del delito de sedición puede ser positiva, pero hay mucha gente a quien esto no le resuelve nada", explican desde ERC. Por lo tanto, el impulso de la amnistía serviría para mantener viva la llama de la denuncia contra la represión no solo ante el Gobierno español, sino también para la sociedad catalana. "¿Cuánta gente es consciente de que el año que viene pueden entrar más de 30 personas en prisión?", expone la misma voz republicana en recuerdo a las causas judiciales que todavía tienen abiertas por el 1-O los cargos intermedios del Gobierno de la época. Así, la intención es que no solo la sedición cope la agenda política, sino que también lo haga la amnistía con un nuevo intento de defender que es legal. "Lo que tenemos claro es que, si tenemos una mayoría que la promueve, tendría que ser posible mover voluntades", dice otra persona que ha participado en las reuniones.
Que el independentismo apuesta por la amnistía, pero también se abre a hablar de reformar el delito de sedición se ha visto esta semana en el debate de política general del Congreso: ERC, Junts, el PDECat y la CUP incorporaron una propuesta de resolución que instaba al Gobierno español a homologar el Código Penal español al de la mayoría de los países europeos y, por lo tanto, eliminar este delito. La propuesta, sin embargo, solo recibió el aval de Unidas Podemos. El PSOE votó en contra, porque no veía claro el contenido de las resoluciones, pero en las últimas semanas ha dado señales de abrir la puerta a hablar de una reforma del tipo penal.
El debate sobre como poner fin a la judicialización del conflicto también estuvo presente en la reunión entre presidentes del viernes en la Moncloa. Y Aragonès lo hizo patente así: "El ámbito de la desjudicialización es muy amplio. Nosotros proponemos la amnistía. Veremos las otras propuestas que pueda haber sobre la mesa". En el horizonte se augura un otoño de amnistía y de reforma de la sedición.
- Una ley de los partidosFue la primera vía explorada por ERC, Junts, la CUP y también el PDECat. El 16 de marzo de 2021 registraron una ley en el Congreso con la firma de los cuatro partidos. No llegó ni siquiera a votarse. Ocho días más tarde el PSOE se alineó con la triple derecha para vetar que la norma se pudiera llegar a debatir.
- Derecho de peticiónEl independentismo contraatacó pronto. El 22 de junio de 2021 presentó también en el Congreso 200.000 firmas a favor de la amnistía. Quería que el proyecto se admitiera a trámite a través del derecho de petición. Un año después, la cuestión está encallada en la comisión constitucional con la perspectiva que el PSOE la vuelva a tumbar.
- Una ley del ParlamentEs la nueva vía que explora el independentismo y que se pondrá en marcha en otoño. En este caso, el Parlament diseña la ley de amnistía y la lleva al Congreso para intentar que se dé el visto bueno definitivo. Se tendrían que designar a tres diputados de aquí para irlo a defender a Madrid. De nuevo, estará en manos de la voluntad del PSOE.
- Una PNLEs otro recurso, sin embargo, probablemente, el menos épico de todos. Sería presentar una proposición no de ley en el Congreso. Es una vía que tienen los grupos para instar al Gobierno español a actuar en una determinada dirección. El problema es que, a pesar de ser teóricamente vinculante, no tendría ningún efecto jurídico.