Los independentistas que no quisieron votar el 12-M

El soberanismo volvió a perder a 70.000 votantes respecto a las anteriores elecciones en una dinámica que se mantiene al alza

Barcelona"Quien crea o piense que el independentismo ha desaparecido por arte de magia o de Pedro Sánchez se equivoca: el independentismo no ha ido a votar, pero sigue existiendo". Este análisis del alcalde de Badalona, ​​Xavier García Albiol, difundido en X, recalca que el vuelco unionista se debe a la tendencia más pronunciada a la abstención de los soberanistas. ¿Es esto así? Los datos certifican que no son pocos los independentistas que se han quedado en casa en las últimas contiendas electorales.

Este 12-M 70.000 soberanistas no acudieron a su colegio electoral en relación a los comicios de hace tres años, cuando ya se batió el récord de abstencionismo de la historia de las catalanas. Una sangría que aún fue más pronunciada en las últimas elecciones generales, cuando más de 300.000 votantes independentistas de 2019 se abstuvieron. Si vamos atrás hasta el 2017 –en las elecciones que marcaron el mayor registro de participación de la historia–, el independentismo ha pasado de 2,1 a 1,2 millones de votos, y el españolismo de 2,2 a 1,6. Por tanto, pese a que el PSC va recibiendo un flujo estable de antiguos votantes independentistas, especialmente de ERC, una parte importante del independentismo no ha abultado las filas del unionismo.

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Tal y como marca el gráfico, unos 30.000 votantes de ERC se habrían abstenido en estos comicios, más de 21.000 del PDECat, 14.000 de la CUP, 3.000 de Junts y unos 500 de Primarias. Albert es uno de los miles de votantes de la CUP que han dado el salto a la formación anticapitalista este 12-M. "Es la primera vez que lo hago intencionadamente, porque en las municipales era de viaje y no pude votar, porque si no sí lo habría hecho". Este joven de 32 años, ex militante de Arran, explica que ya era contrario a que la CUP se presentara más allá de las municipales, pero que acató la decisión de la militancia de dar el salto al Parlament, aunque a las españolas sí no votaba. Ahora, sin embargo, ha dicho suficiente porque considera que la liberación de Catalunya vendrá de "la movilización popular" y no de las contiendas electorales: "Cuando estuvimos más cerca de conseguir la libertad fue con la creación de los CDR, con el control de la calle y del territorio", remarca.

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Meritxell también es una independentista abstencionista convencida, aunque admite que le costó dar el paso. "Da vértigo, pero una vez lo haces no hay vuelta atrás: el abstencionismo es una candidatura", asegura. Ella ya no quiere dar más oportunidades a los partidos independentistas después de haberlos votado a todos: "No cumplieron el mandato del 1-O y después tampoco lo arreglaron, deberían dimitir todos". La última vez que votó fue en las municipales del 2019, cuando lo hizo por Primarias en Barcelona, ​​pero ahora ni el hecho de que la exconsejera Clara Ponsatí se presentara con Alhora le ha hecho replanteárselo: " Si hubiera dimitido en el 2017 quizás ahora le hubiera votado, pero no puedes decir a toro pasado que nos estaban engañando". Le da igual que le reprochen que su abstención ha contribuido a la victoria del PSC. "No son independentistas, son procesistas, y hacen lo que les dice el gobierno español. De hecho, quizás Salvador Illa consigue más cosas ahora". Incluso confía en que ERC se sume a un tripartito porque si las formaciones independentistas se quedan en la oposición todavía quedarán como "víctimas" y volverán a recibir el apoyo de la gente.

Por el incumplimiento del mandato del 1-O tampoco vota a Joan. "Mientras no se ejecute no voy a votar, la traición es cumplir con la legislación española y aceptar el censo español, porque los que no votaron el 1-O lo hicieron porque no se oían catalanes y por tanto su voto no puede valer lo mismo que el mío". No vota ni siquiera a las municipales. "Los ayuntamientos los creó la monarquía española porque aquí antes teníamos el Consell de Cent y nos regulábamos por veguerías", remata.

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¿El abstencionismo independentista ha venido para quedarse?

El profesor de ciencias políticas de la UOC Ivan Serrano Balaguer considera que "tras el fracaso del Proceso la reubicación de los partidos independentistas ha provocado un desgaste en su electorado". En este sentido, dice que "el unionismo ha recuperado más los votos [perdidos en el 2021] y ha vuelto más a la normalidad que el independentismo" y que el bajón de la activación independentista "se ha visto más porque el suyo perfil del voto es más activo que el de la media”.

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Coincide el director del Instituto de Ciencias Políticas y Sociales (ICPS), Oriol Bartomeus, quien argumenta que se ha movilizado de forma "más profunda la parte no independentista" porque "ha habido más incentivos para votar a PP y PSC, y algo más Junts, pero un gran desincentivo para votar a ERC", en una campaña condicionada por el presidente español, Pedro Sánchez. Y lo ejemplifica con el incremento de participación superior en el área metropolitana y la provincia de Barcelona en general (7,1% más), donde predomina el unionismo, comparado con Lleida o Gerona (4,4% ambas). Por su parte, Pau Torres, politólogo e investigador de la UPF –autor del blog Pasos Perdidos–, sostiene que "los independentistas se han abstenido más y han fragmentado más su voto", pero avisa de que "no hay que minimizar el trasvase al PSC como respuesta al cansancio y decepción del Proceso".

Torres recalca que "hay una fatiga electoral" y "si la gente no siente que pueden cambiar mucho las cosas no vota". ¿Y qué les activa? Un tema de fondo "cómo hacer un estado" y "dependiendo del proyecto" A su vez, Serrano dice que no cumplir con la agenda independentista ha sido "un obstáculo para atraer al electorado" y que su evolución será clave. que debe afrontarse "un escenario que no es optimista por los procesos migratorios de los últimos años" y porque los jóvenes "no son más independentistas", lo que "puede hacer que la agenda nacional sea más difícil de llevar a cabo". Por otra parte, Bartomeus expone que "la participación cada vez dependerá más del contexto" y que "pueden frecuentar las convocatorias participativas con abstencionistas" , sin un patrón claro. Esto influirá en cómo evoluciona una abstención diferencial –más pronunciada en las elecciones autonómicas que en las estatales– que todavía no es estructural de nuevo.