Historia

Jordi Pujol y el "verano radiante" que no vive Catalunya

Giró describe al expresidente como un líder "inteligente y carismático" en la presentación del libro 'Palabras de presidente', de Josep Vicenç Mestre Nogué

BarcelonaJordi Pujol entra en la sala y se hace el silencio. “Qué gozo que hagáis, qué guapos estáis!”. Palabras de presidente (2024, Editorial Asuntos), de Josep Vicenç Mestre Nogué (Òdena, 1990). Se trata de una tesis doctoral, transformada en obra divulgativa, sobre el análisis de los discursos de los presidentes Josep Puig i Cadafalch, Enric Prat de la Riba y Francesc Macià, pero el acto se convierte en una glosa elogiosa en Pujol. El primero es Giró: "El presidente pasará a la historia como un líder inteligente y carismático que supo convertir el mapa de fuerzas contrapuestas de Catalunya en un motor de prosperidad, convivencia y orgullo nacional". Añadiendo sobre el pragmatismo: "El liderazgo tiene que ver con la ambición, pero también tiene que ver con ciertas metas difíciles, pero no imposibles".

Pero el expresidente prefiere las metáforas ya partir de un fragmento de la Nacionalidad Catalana de Prat de la Riba lo hace bien para pedir "esperanza". Según él no es que Catalunya pase por una época "invernal", pero tampoco vive "un verano radiante". Lo que hace falta, dice, es empujar para que llegue la “primavera”. Es la receta que envía a jóvenes y mayores que le escuchan, a quienes pide una "actitud de servicio" a la Generalitat y "constructiva" con Catalunya y España. No hay rastro en el ambiente de la deja que le ha llevado al ostracismo en la última década ni tampoco del juicio que tiene pendiente el próximo año en la Audiencia Nacional por el caso Pujol. El acto se convierte en un homenaje a él y su obra.

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Los presidentes

La conversación gira en torno a tres presidentes históricos –Josep Puig y Cadafalch, Enric Prat de la Riba y Francesc Macià–, pero la figura de Pujol se sitúa en el centro. “Entre los tres suman unos once años de presidente, usted 23”, le suelta Mestre Nogué. "Ellos vivieron poco", responde Pujol con ironía. Es la estrategia que adopta durante casi una hora y media para tratar de ponerse al público en el bolsillo, busca la interacción. "Espera, que ahora hablo yo", "calle" o "debe tener paciencia que llevo un par de días flojo" son sólo algunas de las frases con las que Pujol desafía la formalidad y arranca las risas del público. Hasta el punto de que se atreve a entablar conversación con la abuela del autor, que se sienta en primera fila: "¿Cuántos años tiene usted? 96? Yo voy justito, tengo 94 [...]. Pero escuche , usted y yo somos de buena madera".