El junquerismo cumple 10 años
Este viernes hace una década que Junqueras y Rovira ganaron las primarias para liderar el partido
BarcelonaEste viernes hace 10 años que empezó a andar el junquerismo. Una década desde aquella noche de sábado en la que Oriol Junqueras ganó las primarias a la presidencia del partido con un 92% de los apoyos y Marta Rovira era escogida secretaria general con el 90%. El mérito de estas votaciones, sin embargo, fue relativo, puesto que no tenían rival. Ese día las primarias importantes, curiosamente, eran otras que también se celebraban en el mismo número de la calle Calàbria de Barcelona y que tenían que decidir el candidato de ERC a las elecciones en el Congreso. Alfred Bosch, candidato de Junqueras, obtuvo el 65,8% de la confianza de los militantes, mientras que la vieja guardia del partido tenía que empezar a desfilar con el 30,7% que consiguió Joan Ridao. La victoria de Bosch fue lo que realmente acabó de reforzar al nuevo líder de Esquerra. El cambio de ciclo estaba servido.
No es ningún secreto que Junqueras heredó una Esquerra Republicana en caída libre electoral y fracturada internamente en familias políticas mal avenidas. Es menos conocido, explica uno de sus colaboradores más cercanos de entonces, que se llegaron a plantear que fuera el propio Junqueras quien disputara las primarias para ser candidato en Madrid para ganar las dos votaciones de ese 17 de septiembre y ofrecer "un relato incontestable" sobre quién se ponía al mando. Pero el nuevo presidente del partido ya era alcalde de Sant Vicenç dels Horts y eurodiputado y se descartó. Al cabo de dos meses Bosch obtendría 3 diputados en Madrid y Junqueras respiraba tranquilo. Primera prueba superada de las muchas más que vendrían. "Salvamos los muebles", explica esta misma voz.
Una década después han cambiado muchas cosas. La fundamental, que Esquerra no solo ha dejado de flirtear con el precipicio electoral sino que ostenta la presidencia de la Generalitat con Pere Aragonès. Pero hay una cuestión que ata el liderazgo del Junqueras actual con el de hace 10 años: la posibilidad de centrarse en el partido. En 2011, porque Esquerra era un grupo de oposición sin ninguna responsabilidad gubernamental que tenía que intentar reconectar como fuera con el electorado. En 2021, porque, inhabilitado para cargos públicos por la sentencia del 1-O, Junqueras ha decidido volcarse en su rol como presidente de la formación.
La moral de la militancia
Uno de sus nuevos –y a la vez antiguos– papeles es encargarse de mantener "relacions fluidas con diferentes actores sociales y económicos", explican desde la dirección de ERC. Son testigo de ello las reuniones con los representantes de Pimec, Comisiones Obreras o la UGT de las últimas semanas. Pero también el rol de mantener alta la moral de la tropa, unos militantes de Esquerra que no tuvieron una Diada fácil y vieron cómo algunos de sus dirigentes, entre ellos el propio Junqueras, eran abucheados. "Nuestra propuesta es la mejor. [...] Sentíos orgullosos de ser quienes somos", espetó el presidente de ERC en un acto con los afiliados ese mismo día. "Es un Oriol más desacomplejado, que va a por todas", resume una voz republicana.
Todo esto, combinado con el reto, este sí inédito, de repartirse un liderazgo bicéfalo con el president de la Generalitat inspirado en el PNV, en el que el líder del partido y el lehendakari no son la misma persona. "Hemos ido al modelo PNV sin quererlo. La vida nos ha traído hasta aquí", resume uno de sus colaboradores actuales. Un modelo que permite al líder republicano moverse sin tener que estar pendiente de las cuestiones del día a día: "Cuando estás en el Govern hay días en los que no puedes ni pensar", dice la misma persona. Se cumple una década de ese sábado por la noche del 17 de septiembre. Todo ha cambiado mucho, pero tampoco ha cambiado tanto.