El caso de los carteles agudiza el choque entre Rovira y Junqueras
El rol de Sabrià en la “B” de ERC genera controversias entre sectores y Tolo Moya, señalado por el partido, avisa: "Demostraré quién es el ideólogo"
BarcelonaLa revelación de la existencia de una estructura B de ERC que se dedicaba a realizar acciones de contracampaña como la colocación de los carteles contra Ernest Maragall ha agravado la pugna entre los partidarios de la actual secretaria general, Marta Rovira, que quiere un nuevo liderazgo en el partido, y los partidarios de Oriol Junqueras, que quiere volver a ocupar la presidencia con el congreso de noviembre. El motivo principal de la disputa ahora mismo es quien debe asumir responsabilidades por el escándalo, teniendo en cuenta que más allá del director de comunicación del partido en ese momento –Tolo Moya–, el viceconsejero del Gobierno de Estrategia y Comunicación, Sergi Sabrià, conoció la autoría de los carteles poco después del ataque y decidió taparlo, de acuerdo con la investigación del ARA, además de ostentar una posición preeminente en la maquinaria de contracampaña de Esquerra .
Y en este punto se mezcla la guerra interna que se vive en ERC desde después de las elecciones del 12-M: Sabrià es uno de los más firmes aliados de Rovira, que cierra filas con él, mientras que los junqueristas consideran que la situación de Sabrià es insostenible. "Está destrozando los cimientos de un partido con 90 años de historia", afirma una voz de este sector. Por su parte, Marta Rovira defendió a Sabrià a la ejecutiva del lunes y denunció que había un intento de destruir su figura. Este martes desde el Govern también se ha cerrado filas con el viceconsejero. La portavoz del ejecutivo, Patrícia Plaja, ha dicho que la estructura B de Esquerra no tiene nada que ver con las prácticas comunicativas del ejecutivo y ha asegurado que nunca se han beneficiado de ello por influir en la opinión pública por la puerta trasera.
El sector de Rovira insiste en que el máximo responsable del asunto de los carteles es la persona que entonces ocupaba la dirección de comunicación del partido en ese momento, Tolo Moya, que los roviristas sitúan en la órbita de Junqueras. Precisamente este martes ha amenazado con hablar abiertamente a través de X (antes Twitter) si la dirección que actualmente pilota Rovira le sitúa como culpable: “Quiero una investigación; expondré las pruebas que demuestran quién es el ideólogo del grupo, cómo funcionaba y hasta dónde llegaba el conocimiento de todo esto. No quiero centrarlo en estos carteles, eso va de quien montó esta trama y de cómo se actúa cuando se enteran”, ha dicho Moya en las redes sociales, refiriéndose a la estructura B de ERC para hacer actos de contracampaña y que pagaba una empresa afín por indicación del partido.
Junqueras, molesto
Oriol Junqueras está muy molesto con la rueda de prensa que dio el lunes la portavoz del partido, Raquel Sans, en la que dijo que la ejecutiva de ERC había sido conocedora de que se había producido un ataque de falsa bandera contra los Maragall . Junqueras insiste, como ya dijo en la red X, que no tenía constancia alguna. Su entorno, de hecho, atribuye las palabras de Sans a un intento de implicarle también en la gestión del caso de los carteles.
Hay que tener en cuenta que Sabrià no es una persona neutral en el choque interno, sino que es alguien muy cercano a Rovira y está en la cocina de la operación que busca forzar a Junqueras a dar un paso al lado para instaurar un nuevo liderazgo en el partido. Cuando se hizo pública la información del ARA ya se constató como personas alineadas con Junqueras como Joan Tardà o de la federación de Barcelona como Eva Baró y Elisenda Alamany, también cercanas al expresidente, salían a pedir una rápida asunción de responsabilidades en forma de dimisiones.
También hubo personas que, pese a haber firmado el manifiesto rovirista que pedía una renovación de liderazgos –incluido el de Junqueras– de cara al congreso de noviembre, como los exalcaldes de Tarragona y Lleida Pau Ricomà y Miquel Pueyo, también van reclamar explicaciones de forma contundente.
Quien sigue junto a Rovira y el viceconsejero es, justamente, el objetivo del ataque de falsa bandera, Ernest Maragall, que este martes ha roto su silencio. Ha tildado los hechos de "lamentables": ha confirmado que cuando se enteró de quiénes eran los autores pidió el archivo de la causa para evitar que siguieran generando "sufrimiento personal y familiar". De hecho, ha descrito que sintió una "mezcla de asombro" y "malestar profundo" ante unas actuaciones "indecentes". Asimismo, detalla en el comunicado hecho público que Tolo Moya le pidió disculpas por unos hechos que se le habían escapado de su "control".
Esto confirma lo que había apuntado el ARA: que la "B" de Esquerra se trata de una estructura estable, que pilotaban los responsables de comunicación del partido –Sabrià y el exvicesecretario de comunicación Marc Colomer, con Moya como intermediario con los jóvenes– y que tenía cierta autonomía para realizar acciones. Algunas avaladas y otras por iniciativa propia, con el objetivo de poner a Esquerra en el centro del debate público o complicar la vida a sus rivales políticos.
Maragall confía en el partido
A pesar de los hechos, Maragall expresa confianza en el partido y defiende la "indudable honestidad" de la "inmensa mayoría" de sus dirigentes, y también confía en la dirección actual para averiguar responsabilidades. “Me consta la voluntad de la dirección actual por no cerrar la cuestión en falso y tomar las medidas adecuadas para determinar eventuales responsabilidades”, afirma en el comunicado, después de que la comisión de ética del partido se reuniera ya el lunes para abrir la investigación interna .