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Los carteles contra los Maragall por el Alzheimer salieron de las filas de ERC

Dirigentes del partido lo taparon y no avisaron hasta diez meses después a Ernest Maragall, que retiró la denuncia

Imagen de los carteles contra los Maragall que se han colgado en varias sedes de ERC

BarcelonaEn plena precampaña de las elecciones municipales, tres jóvenes de Igualada colocaron varios carteles con el lema "Fuera el Alzheimer de Barcelona" y con las imágenes del entonces candidato a la alcaldía de ERC, Ernest Maragall, y su hermano, el expresidente de la Generalitat Pasqual Maragall, que sufre esta enfermedad degenerativa. Era la noche del 8 de marzo del 2023. Los colocaron junto a varias sedes republicanas en Barcelona y los hechos fueron registrados por las cámaras de la zona, entre ellas las de las propias sedes de ERC. Dos meses después, el 5 de mayo, los Mossos d'Esquadra, a instancias de una denuncia de Ernest Maragall, identificaron a los tres jóvenes y empezaron a investigarlos como presuntos autores de un delito de odio. El juez ha terminado archivando el caso hace unas semanas descartando este tipo penal pero constatando que podía tener una autoría política. Tras más de un año de investigación, el ARA ha confirmado el vínculo entre la colocación de estos carteles y Esquerra Republicana. Y también que el impulsor de la acción y uno de los ejecutores terminaron cobrando a través de facturas de una empresa afín al partido.

Fue un militante de ERC del Anoia quien se puso en contacto con los tres jóvenes de Igualada para encargarles esta operación de falsa bandera. Quien no sabía nada era Ernest Maragall, que a principios del 2024 supo que la causa judicial apuntaba –antes de que se archivase– al militante republicano. Fue entonces cuando miembros del partido le trasladaron al candidato de Esquerra a Barcelona que el origen de los carteles venía de dentro. Maragall se mostró muy molesto, pero se acabó retirando de la causa judicial.

Sin embargo, al líder de ERC en Barcelona no le explicaron que ya hacía meses que la cúpula de comunicación de los republicanos tenía constancia: no se abrió ninguna investigación interna –según asegura el mismo partido– ni tampoco trasladaron la información a la policía que realizaba la instrucción judicial. Tampoco se cortó el contacto entre la cúpula de comunicación de ERC y el militante de Anoia que impulsó la acción. De hecho, había un contacto estable desde antes de los carteles para realizar actos de contracampaña, a raíz de los cuales emitía facturas a una empresa afín a Esquerra por indicación del partido. El militante, tras los carteles, cobró al menos dos facturas que alcanzan los 3.000 euros. Y, además, uno de los chicos que pusieron los carteles emitió al menos tres facturas en la propia empresa.

Los tres hombres que confesaron haber puesto los carteles.

'Solar' y 'habanera'

El ARA ha podido contrastar que el viceconsejero del Govern en funciones, Sergi Sabrià, que ya no ocupaba un cargo en ERC en el momento de los hechos, y el entonces vicesecretario de comunicación de Esquerra, Marc Colomer, supieron poco después de la colocación de los carteles que la iniciativa venía de sus propias filas, aunque Colomer, consultado por este diario, afirma tener sospechas pero nunca la certeza.

Sabrià y el militante de Anoia, que estaba en contacto con los que colgaron los carteles, se comunicaban a través de una aplicación encriptada llamada Keybase y utilizaban nombres en clave. El del militante era solar y el de Sabrià, habanera. El ARA ha tenido acceso a una conversación entre estos dos usuarios justo después de que los Mossos requisaran el teléfono del militante de Anoia para vaciar su contenido, en enero del 2024. Fuentes del entorno del joven aseguran que desde 'ERC se le recomendó que no se volviera a comprar un smartphone y que no tuviera un rol activo en las redes sociales.

Preguntado por el ARA, Sabrià admite que tuvo conocimiento de los hechos tras la aparición de los carteles, pero niega que fuera idea suya. Según él, cuando se enteró de lo ocurrido se limitó a intentar apagar el fuego interno. Lo hizo hablando con Maragall e intentando hacer de mediador para que los responsables pidieran disculpas al excandidato de ERC. También dice que se aseguró que no hubiera pagos.

La versión de la dirección actual del partido, representada por Marta Rovira, es la siguiente: "Los carteles fueron idea e iniciativa de una sola persona, que decidió tirar por el derecho y optar por este tipo de campaña. Lo hizo bajo su única responsabilidad y sin preguntar, ni con autorización de nadie. Evidentemente, la dirección no lo sabía, no habría permitido. El partido apunta al director de comunicación, Tolo Moya. El ARA ha comprobado que Moya tenía interlocución con el militante de Anoia, pero que estuvo en contacto permanente tanto con Sabrià como con Colomer.

A su vez, el expresidente del partido Oriol Junqueras asegura, consultado por esta cuestión, que no estaba al corriente –aunque mantuvo el máximo cargo de la formación hasta el 10 de junio de este año– y explica que se siente "decepcionado, hastiado, enfadado y sorprendido" por la noticia. Fuentes del entorno del presidente en funciones, Pere Aragonès, dicen que "no tenía conocimiento" y recuerdan que, cuando salió la noticia de los carteles, trasladó todo el apoyo a Maragall por unos hechos que consideró "repugnantes".

En este sentido, se reafirman las mismas fuentes, "a poco que cualquier persona implicada pudiera tener vinculación con la organización, por mínima que sea, hay que depurar responsabilidades". Desde la Federación de ERC de Barcelona también niegan cualquier relación con los carteles y afirman que en todo momento colaboraron con la investigación policial. Y, finalmente, Ernest Maragall ha declinado realizar declaraciones sobre estos hechos.

"Alguien confunde política y juego sucio"

El origen de todo es el 8 de marzo del 2023. Aún quedaban algunas semanas para el inicio de la campaña de las municipales del 2023, pero las encuestas no favorecían a los republicanos que, además, venían de un fiasco con un manifiesto de apoyos, en el que numerosas personas que teóricamente habían firmado a favor de Maragall acabaron asegurando que se trataba de un error. La acción, según las personas directamente implicadas, buscaba dar mayor notoriedad al candidato de Esquerra. Las redes y los digitales se llenaron rápidamente de la noticia de los carteles y mensajes de condena y de apoyo a los Maragall, desde todas las sensibilidades políticas.

De hecho, en el marco de la precampaña de las municipales, según fuentes conocedoras de los hechos, el equipo de comunicación de Esquerra había comentado con el militante del Anoia en cuestión y con otros miembros de las Juventudes del partido la necesidad de hacer entrar la edad del candidato en el debate público, para generarle empatía. También se había hablado de la posibilidad de introducir la figura de Pasqual Maragall. Ahora bien, la acción concreta del cartel, aseguran fuentes del partido, nunca llegó a avalarse.

Cuando vio la acción contra el Alzheimer y su hermano, Ernest Maragall, indignado, anunció que presentaría una querella: "Alguien confunde política y juego sucio. Los enfermos de Alzheimer son infinitamente más dignos que los autores del ultraje. Actuaremos en consecuencia". A partir de la denuncia, los Mossos identificaron a los tres jóvenes de Igualada (de 21, 22 y 24 años) y descartaron que tuvieran ningún vínculo con ningún partido. De hecho, alguno de ellos ni siquiera sabía quiénes eran los hermanos Maragall. Los jóvenes admitieron, cuando se citó a declarar, que habían puesto los carteles, pero que lo hicieron como un encargo de un desconocido. Tanto los Mossos como el juez sospechaban que había alguien más detrás, y la investigación avanzó hasta llegar al militante republicano de Anoia que ya había colaborado con ERC anteriormente.

En enero del 2024 los Mossos requisaron el móvil a este militante y también a uno de los chicos que colgaron los carteles. Sin embargo, en junio del 2024 la instrucción judicial se archivó. Se archivó porque el juez consideró que no había una motivación de odio (con los meses tuvo la certeza de que nadie había actuado para dañar a los enfermos de Alzheimer, sino simplemente por un interés político, según informan fuentes judiciales) y porque la víctima, Maragall, se había retirado de la causa.

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