El PP se desmarca del 'Vox o democracia' en que la izquierda quiere convertir el 4-M en Madrid

Abascal menosprecia la carta con balas que también recibió Iglesias: "A mí también me dicen de todo y no lloriqueo como un cobarde"

Vox se siente cómodo en la estrategia de la confrontación y no está dispuesto a renunciar al protagonismo que le da el todos contra la extrema derecha en que parece que se ha convertido la campaña electoral madrileña desde el debate de la Ser del pasado viernes. Las amenazas de muerte al ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, y la directora de la Guardia Civil, María Gámez (los tres recibieron una carta anónima con balas en su interior) se puede convertir en el punto de inflexión de la campaña, con la extrema derecha poniendo en entredicho la veracidad de estas amenazas y negándose a rectificar. Con Vox como socio prioritario para los pactos poselectorales, el PP no está dispuesto a participar de esta estrategia y este sábado su presidente, Pablo Casado, ya ha dejado claro que se mantendrán equidistantes entre los dos bloques. Casado ha acusado a las izquierdas de "resucitar el doberman" y el "miedo" y ha preferido situarse en medio: "Ni piedras ni balas, ni boicots ni cordones sanitarios", ha pedido, equiparando el lanzamiento de piedras en algunos mítines de Vox con las cartas amenazantes.

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Desde que recibió las amenazas, Grande-Marlaska ha pasado a ser uno de los protagonistas en los mítines del PSOE -este sábado, además, acompañado de Gámez- y el ministro no duda hacia dónde tiene que mirar: "Cuando se señala a personas no valen las medias tintas ni la equidistancia. La condena se tiene que hacer en concreto porque, si no, esta equidistancia nos recuerda a otros fascismos, a otros tiempos y a otro momento que este Estado de derecho recuperó y derrotó". En el acto de campaña socialista, Marlaska ha considerado un "deber de democracia, convivencia y tolerancia" la condena de las amenazas. "Madrid no es el Madrid del odio", ha dicho. También ha cargado contra la candidata del PP, Isabel Díaz Ayuso, insistiendo que tanto su partido como Vox intentan "enfrentar esta comunidad con el resto de España". Por su parte, la portavoz de los socialistas en el Congreso, Adriana Lastra, ha llamado "a ganar en las urnas, por la democracia". "Estamos aquí para no permitir que el fascismo campe a sus anchas en nuestro país", ha considerado. Gámez, que también recibió amenazas de muerte, también ha aparecido en el acto electoral, en el que ha rechazado los discursos de odio. "Necesitamos palabras, no balas", ha dicho.

PSOE, Podemos y Más Madrid se han conjurado para convertir el 4-M en un enfrentamiento entre la extrema derecha y la democracia. Entre otros, han decidido que no volverán a debatir con Vox, a pesar de que hasta ahora lo habían hecho siempre. "La democracia está en peligro por la impunidad de la ultraderecha", ha exclamado Iglesias en el acto electoral de Podemos, que ha celebrado que su gesto de irse del debate de la Ser no acabara siendo intrascendente porque "centenares de miles de personas dijeron que la democracia estaba en peligro" a través de las redes sociales. De hecho, se ha mostrado convencido que los candidatos del PSOE, Ángel Gabilondo, y Más Madrid, Mónica García, acabaron abandonando el debate -una hora y media después de que lo hiciera él- porque sus asesores se lo recomendaron midiendo en pulso en las redes.

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Abascal insiste en cuestionar las amenazas y acusa a Iglesias de "lloriquear"

Por su lado, el presidente de Vox, Santiago Abascal, ha insistido en menospreciar las amenazas de muerte que recibió Iglesias en el acto de Vox de este sábado. "Alguno estaba fuera de las encuestas, fuera del Parlamento, y no sabe qué hacer a la desesperada para satanizar a Vox", ha dicho. "A mí también me dicen de todo y yo no lloriqueo como un cobarde", ha dicho después de asegurar que tiene 87 amenazas y ataques documentados de un acoso recibido en el País Vasco. "Nos amenazan de verdad y no lloriqueamos, uno no puede creerse que está en la batalla de Stalingrado y después comportarse como un comediante y como un llorón", ha dicho. El jefe de la formación ultra ha acusado también a la izquierda de haber impedido a los ciudadanos votar "en paz" desde las elecciones de 2004, que tuvieron lugar después de los atentados del 11-M en Madrid.

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La izquierda quiere movilizar a sus votantes para combatir la extrema derecha y ha focalizado en Vox el principal riesgo para la democracia. PP y Cs, en cambio, prefieren mantenerse equidistantes. Las dos formaciones condenan las amenazas a los representantes de PSOE y Podemos, pero no comparten que se tenga que excluir a Vox del debate. El candidato de Ciudadanos, Edmundo Bal, ha lamentado que Iglesias le negara "la palabra" a Vox y al resto de cabezas de lista en el debate de la Ser y ha criticado al líder de Podemos por "romper el diálogo" y a la candidata de Vox, Rocío Monasterio, por "haberse alegrado" que Iglesias abandonara el debate. "Fue un día triste para la democracia porque hay gente que no quiere hablar", ha lamentado.