El miedo a ser psoeizado

BarcelonaYou have been psoed es uno mem muy popular en las redes que suelen utilizar los críticos con el gobierno de Pedro Sánchez. Es un síndrome que se atribuye a los socios del PSOE, por la distancia entre los acuerdos que sustenta el papel y lo que, después, acaba concretándose en la realidad, siempre tan compleja. O también se utiliza cuando hay anuncios que después no se concretan o acaban siendo a medias. En otras palabras: ser psoeizado es sinónimo de ser engañado o quedar como te han engañado.

Es el miedo que Junts ha tenido desde el inicio de su relación con Pedro Sánchez, el especialista en resistir. Cuando Carles Puigdemont y su cúpula decidieron dar un giro estratégico y dar una oportunidad a la negociación firmando el acuerdo de Bruselas hace casi dos años, corrían el riesgo de que les ocurriera lo que llevaban criticando desde hacía años en Esquerra. Por eso firmaron ese pacto aseverando que ellos cobrarían por adelantado, que tendrían un mediador internacional y que no habría apoyo al PSOE "a cambio de nada". Sin embargo, la experiencia ha evidenciado que no ha servido para sacar más réditos que los republicanos, ya que aparte del catalán en el Congreso y la ley de amnistía —dos cosas no menores, por cierto—, el resto de cuestiones del pacto, como la delegación de competencias en inmigración, el catalán en la Unión Europea o el retorno de Puigdemont, no. Para algunos, porque no dependen directamente del Consejo de Ministros y para otros por carencia de voluntad.

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En este contexto, pocos días antes del segundo aniversario de la investidura de Sánchez (16 de noviembre), la mayoría de la cúpula de Junts se inclina por romper su relación con la Moncloa. Todo ello, a pesar del último movimiento del ejecutivo con Alemania: abrir un "diálogo" por la oficialidad del catalán. La fecha rodeada en el calendario es el lunes, en el que la ejecutiva debe reunirse en Perpiñán para escenificar una ruptura que sea después ratificada por la militancia.

Lo único que podría hacerlo cambiar es que hubiera un giro de eventos este fin de semana (¿qué podría hacer el PSOE para hacer cambiar a Puigdemont de opinión?) o que el lunes los de Junts optaran por retirar el apoyo a la Moncloa con una cláusula para dar marcha atrás si el día 17 de noviembre, que vuelve a haber Consejo Alemania que el catalán debe ser oficial en las instituciones europeas.

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¿Y qué significará romper con el PSOE? La mayoría de fuentes mantienen que Junts decidirá retirar el apoyo al gobierno español, pero descartan realizar una moción de censura para llevar el tándem Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal a la Moncloa. La maniobra más probable a corto plazo es que la ruptura se traduzca en votar no a todas las propuestas del gobierno español en el Congreso, añadiendo más presión a Pedro Sánchez y evidenciando que no tiene mayoría por gobernar. Otro escenario remoto (ya priori inverosímil) que sobrevuela es que, más adelante, se contemple una moción de censura "instrumental" para investir a un presidente independiente para hacer elecciones. A diferencia del Parlament, no hace falta que sea diputado y, a partir de ahí, la lluvia de ideas llega hasta Josep Sánchez Llibre, que ha negado a este diario haber recibido ninguna oferta.

Quedarse atrapado

Los de Junts no se fían en que el presidente español agote la legislatura hasta el 2027, pese a que desde el PSOE (y también el PSC) lo afirman por activa y por pasiva. Puigdemont, pues, teme quedar atrapado en el bloque de investidura, junto a Esquerra, y tener que ir a unas elecciones sin nada en el saco, habiendo sido psoeizado. Ahora bien, si no hay comicios pronto, la situación se les puede hacer larga: a Junts, porque Sánchez seguro que llevará a votación cosas que les situarán en un dilema –¿qué pasa si son medidas positivas para Catalunya?– y también para Sánchez porque, aunque esté conjurado a aguantar y la alternativa sea la derecha, con todo de ser una anomalía inédita que un gobierno de España pretenda pasar la legislatura sin aprobar ni un solo presupuesto.