Palabra de Ismael Serrano (o de quien sea)

MadridEn Madrid dicen que no hace frío, pero si te quedas quieto enseguida lo notas. En el Congreso pasa al revés: todo el mundo espera un incendio y en cuanto te estás dos minutos no hay para tanto. A las seis de la mañana ya es difícil andar sin tener la sensación de que el mundo se acaba, con policía y fusiles por doquier, pero durante el día nada pasa de gritos e insultos a Sánchez. Los alrededores del Congreso parecen más un casting para un programa de Javier Cárdenas que la antesala de un golpe de estado. Sánchez habla de amnistía y no salta ninguna alarma, todo se queda en algún estirabot y ese rumor constante de los diputados, que parece un bar donde todo el mundo grita y la tele está encendida. Ahora uno se encara con el otro en la distancia, ahora una presidenta autonómica insulta abiertamente a Sánchez, ya seguir el debate.

Con Feijóo es cuando el presidenciable está más cómodo: ácido y socarrón, ríe en medio de las frases, subraya las sílabas con condescendencia… En resumen, va sobrado: “Un poco chulo sí que es ”, comenta un diputado socialista, satisfecho. Feijóo intenta contraatacar con la hemeroteca, pero ya saben que la hemeroteca es como las fotos de Facebook de 2007: todo el mundo sale malparado.

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El VAR decreta gol de Sánchez

El debate se complica en la guerra de citas. Siempre debe haber una cita para encaramar un discurso, aunque, como dice Chuck Palahniuk, “la verdadera inteligencia consiste en no tener que citar a los demás”. Sánchez se arranca con Espriu, el propio Espriu con el que Puigdemont anunció el acuerdo: “Dialéc”, dice, cuando quiere decir diálogo. Envalentonado, se va a Machado. “Hoy es siempre todavía”, que tampoco cuadra con el debate, queda mejor en Instagram, pero resulta que le da la vuelta todo porque Feijóo le reprocha que no ha leído toda la cita y contraataca: “Ahora es el momento de cumplir las promesas que nos hicimos”. El PP corre a celebrar el gol, pero el VAR decreta que el gol es de Sánchez: la coletilla no es de Machado, es del cantautor Ismael Serrano.

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Feijóo intenta salirse buscando la discografía de Serrano: “Qué bonita se conmigo la convivencia”. Consultamos en el VAR, y nadie lo dirá en el hemiciclo, pero es el hazmerreír en los pasillos: la letra habla de onanismo. Tampoco sería extraño: toda intervención parlamentaria ya es en sí una forma de autosatisfacción.

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El debate termina con Rufián y Nogueras, él más suave, ella con más enfado. El republicano opta por dedicar una cita inventada a Feijóo: “Como dijo Machado, acepte el resultado y espere su turno”. A las nueve de la noche termina el lleno, hace más frío y todo está más calmado. Todo pasa y todo queda. Ya saben, esos versos de Machado que un día Feijóo dirá que salieron de la pluma de Joan Manuel Serrat.