Los partidos fracasan en el intento de reducir el coste de la propaganda electoral

El gasto del 'mailing' se disparó el 14-F hasta 13,5 millones y la sindicatura reclama tomar medidas

BarcelonaEn todas las elecciones los ciudadanos reciben en casa sobres con la propaganda electoral y la papeleta de los partidos políticos. Cada partido un sobre diferente. Qué hacen: ¿lo tiran directamente a la basura? ¿Echan tan solo un vistazo? ¿Se lo estudian a fondo? Sea cual sea la opción, esta propaganda –conocida como mailing– se ha convertido en el principal gasto de las campañas, hasta el punto que en la última, la de los comicios en el Parlament del 14 de febrero de 2021, se batieron todos los récords: 13,5 millones de euros financiados con dinero público. La cifra se ha disparado tanto que la Sindicatura de Cuentas de Catalunya, que audita los partidos, ha pedido que se adopten medidas para reducirla. "Se necesitaría evaluar la eficiencia real de las enviadas [...] y estudiar la conveniencia de reducir el gasto", dice en el último informe.

Estos 13,5 millones se desglosan en tres grandes apartados: 3,7 son los que se gastaron los partidos directamente para enviar su propaganda individualizada; 7,1 los que el ministerio del Interior pagó a Correos para hacer la remisión; y, finalmente, hay que sumar los 2,7 que invirtió la Generalitat para enviar por su cuenta las papeletas de todos los partidos a cada casa. En este último caso, se hizo de manera excepcional por la pandemia, porque se quería facilitar que la gente pudiera llevar el voto preparado de casa y se estuviera el mínimo tiempo posible en el colegio electoral para evitar contagios. Sea como sea, el coste total aumentó más de cuatro millones respecto a los 9,3 que había costado en las elecciones de 2017. La sindicatura ya se mostraba crítica hace cuatro años por este gasto y ahora directamente pide encontrar alternativas: "Se podría implantar un nuevo sistema aprovechando las nuevas tecnologías y evitar el derroche de recursos materiales (papel y tinta) y económicos". No ve problemas de legalidad en el sistema actual, pero sí que lo considera del todo desorbitado.

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La primera cosa que puede sorprender es que en la era de los móviles inteligentes y las redes sociales, enviar propaganda física a los domicilios todavía tenga querencia, pero el caso es que ningún partido se plantea eliminar este gasto, que consideran vital. "Es la única manera que tenemos de hacer llegar nuestro programa, nuestras ideas y nuestra papeleta a todas las casas, no hay ninguna otra", explica en conversación con el ARA un exdirigente del PSC que estuvo en la cocina de muchas campañas. Una vía para llegar a la gente que, según dice, no se consigue ni con "24 millones de actos en la calle ni con campañas de Facebook y Twitter". Para destacar la importancia del mailing, también explica que la propaganda que envían es objeto de un largo estudio previo con las empresas del sector especializadas. El trayecto entre el buzón y la papelera de casa resulta clave: "La gente lo coge –la propaganda–, echa un vistazo sin leerla, le da la vuelta y la tira a la papelera. En estos segundos tienes que colocar tu mensaje. Ni te imaginas como llega a estar de estudiado".

La ley electoral

No hay ningún partido que no admita que este gasto es excesivo. "Hace muchos años que el coste es una animalada y no hay ninguna justificación para que se siga haciendo como siempre", explica el exvicepresidente del Parlament, Lluís Corominas. Él también estuvo en las bambalinas de varias campañas de CiU y, además, participó en varios de los intentos que ha habido en el Parlament para elaborar una ley electoral propia para Catalunya. Una norma que podría ser clave para racionalizar el gasto electoral, pero que siempre se ha encallado. De hecho, ha habido un nuevo intento de hacerla en este mandato, pero hoy por hoy tampoco resulta exitoso.

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Corominas recuerda que en los diferentes intentos de hacer la ley había un amplio consenso para hacer un "envío conjunto", es decir, unificar toda la propaganda en un solo sobre y rebajar costes sustancialmente. La ley siempre ha fracasado por el desacuerdo sobre qué tiene que ser el sistema electoral catalán –el mecanismo para traducir los votos en escaños– y el resto de las mejoras tampoco han visto la luz. Corominas plantea que, más allá de este mailing único, se tendrían que plantear alternativas para ahorrar papel. Su argumento es que, si durante la pandemia la aplicación digital de La Meva Salut se ha demostrado "eficiente", también se podría hacer una "plataforma" del estilo para consultar la oferta de los partidos en campaña. "No se recibiría papel en casa y bajarían mucho los costes", concluye.

Un primer paso

El 14-F, los gastos en mailing que salieron de los partidos –los 3,6 millones– oscilaron entre los 810.000 euros del PSC o los 790.000 de Cs –los que más gastaron–, y los 191.000 de la CUP o los 246.000 de los comunes –los que menos–. En este apartado sí que hubo un cierto ahorro respecto a 2017 –unos 400.000 euros en total–, pero todavía insuficientes según la sindicatura. Para el responsable de los procesos electorales de la Generalitat en aquellos comicios, Ismael Peña-López, la solución para reducir el gasto podría llegar incluso por la vía rápida. "No hay que cambiar la ley, no hay que cambiar nada", asegura: solo haría falta que el ministerio del Interior cambiara las condiciones de las bases de la subvención que hace con Correos para hacer la remisión y que se publica en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Es decir, pasar "de subvencionar sobres individuales a subvencionar un único sobre colectivo". La Generalitat ya lo pidió para el 14-F, pero su carta al ministerio quedó sin respuesta. Partidos y administraciones, administraciones y partidos: la pelota está en su tejado.

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