El PP entierra la era Casado con un llamamiento a recuperar la unidad

El presidente saliente se aparta del partido en una despedida sin autocrítica

SevillaYa queda lejos el baño de masas que el equipo de Pablo Casado le montó en la plaza de toros de Valencia hace casi medio año. Era la primera parada del camino que habían preparado para que el ya casi expresidente del PP llegara a la Moncloa. El trayecto se fue torciendo a medida que fueron pasando los meses, hasta que en febrero y en tan solo una semana, Casado quedó sentenciado tras la dura batalla con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. La historia ha querido que su adiós oficial al frente del partido haya sido en Sevilla, la misma ciudad que coronó a su mentor, José María Aznar, como presidente del partido en 1990, cuando la formación se conjuró para consolidar su giro al centro (que después Aznar abandonó para priorizar la batalla ideológica) que les llevó a las primeras mayorías absolutas. Y este viernes, en la misma ciudad andaluza, el PP ha vuelto: se ha comprometido a pasar página de la etapa Casado y a recoser la unidad perdida. Los conservadores han enterrado así el legado del presidente saliente, no sin una ovación fría al dirigente al que empujaron a dejar el cargo.

Casado ha reaparecido en público para confirmar que se va y abandona, al menos por ahora, el día a día del partido: dejará el escaño del Congreso y no formará parte del equipo de Alberto Núñez Feijóo, que le había ofrecido estar allí. "He vivido un mes agridulce. Primero tuve un sentimiento de injusticia y después de gratitud", admitió nada más empezar su discurso de despedida. Pablo Casado se va por la puerta trasera, pero sin admitir un error en su trayectoria. De hecho, se ha enorgullecido y, sin mencionarla, también ha defendido la gestión de la crisis con la presidenta madrileña. "La verdad se convierte en revolucionaria. Yo siempre la he dicho, me enfrentara a quien me enfrentara", afirmó, aunque aseguró que no se arrepiente de haber elegido a Ayuso para dirigir la Comunidad de Madrid. "Este congreso es la respuesta a una crisis que nunca debería haber existido", había espetado previamente la dirigente madrileña, que evitó hacer más daño y se centró en ejercer de contrapoder al presidente español, Pedro Sánchez.

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Ambos dirigentes no han intercambiado ni una sola palabra. Casado ni se ha acercado a la zona donde se sentaba Ayuso para saludarla como ha hecho con el resto de dirigentes que estaban en la primera fila del auditorio del Palacio de Congresos de Sevilla, mientras la dirigente madrileña se ha levantado por aplaudir a quien ha convertido en su enemigo político. Casado ha evitado estar en el auditorio mientras intervenía Isabel Díaz Ayuso y también su mentor, José María Aznar –aunque en este caso ha asegurado que ha sido por órdenes de la organización–, y ha entrado acompañado de Feijóo justo antes de la intervención de Mariano Rajoy. Antes, solo el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, y el de Ceuta, Juan Vivas, recordaron el legado de Casado. Han tenido que ser los expresidentes españoles y del PP, José María Aznar y Mariano Rajoy (y también Feijóo), quienes reconocieran su corta trayectoria al frente del partido, que ya hay quien compara con la del expresidente Antonio Hernández Mancha, que los dos únicos años que dirigió el partido terminaron con fracaso.

"Debemos dejar atrás los errores, pero no a las personas", aseveró Aznar, que intervino por videoconferencia porque dio positivo por coronavirus. "Donde quiera que estés, gracias Pablo por tu esfuerzo", ha añadido. El expresidente español ha cantado así las exequias de su discípulo, al que espoleó para liderar el PP tras la etapa de Mariano Rajoy. También el gallego le ha despedido poniendo en valor su trayectoria, pero no sin enviarle un dardo: "Todos debemos asumir nuestro legado para repetir lo bueno y corregir lo malo que hayamos podido hacer".

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Recuperar la unidad perdida

Con Casado ya fuera de juego definitivamente, Alberto Núñez Feijóo tomará este sábado oficialmente las riendas de un partido todavía en horas bajas. Ahora bien, entre los más de 3.000 compromisarios que se han desplazado hasta Sevilla este fin de semana reina el optimismo y la confianza en la única alternativa que ven, por ahora, que puede rescatarles del pozo. "Hoy no comienza nada, continúa la gran historia del PP", ha defendido Feijóo. El presidente gallego ha vuelto a reivindicar al PP de las mayorías absolutas y se ha desmarcado de la estrategia de su predecesor. "No he venido ni a crispar ni a insultar, creo en la moderación", aseveró. Feijóo ha reivindicado, por ejemplo, a las víctimas de ETA, pero ha evitado situar a EH Bildu como un partido terrorista, como ha vuelto a hacer Ayuso. Las dos almas del partido que tendrán que explorar a partir de este sábado su convivencia.

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El político gallego se ha rodeado de los perfiles más cercanos al rajoyismo: Cuca Gamarra, secretaria general, y el actual consejero de la Presidencia y portavoz de la Junta de Andalucía, Elías Bendodo, coordinador general, es decir, número tres del partido. Bendodo es la mano derecha del presidente andaluz, Juanma Moreno, el barón con el que Feijóo tiene una relación más estrecha. El dirigente gallego también ha dado un cargo a una de las personas de su círculo de confianza en Galicia, el vicepresidente del Parlamento gallego, Diego Calvo, que ocupará la presidencia del comité electoral (el órgano que gestiona las listas electorales), y en el presidente del PP extremeño, José Antonio Monago, que dirigirá el comité de derechos y garantías, que hasta ahora ocupaba Andrea Levy, y que tendrá en sus manos abrir un expediente a Ayuso si finalmente se demuestran irregularidades en el contrato sanitario vinculado a su hermano . El resto del equipo lo anunciará este domingo, cuando debe reunirse el nuevo comité ejecutivo –del que formarán parte la diputada María de los Llanos de Luna y el concejal barcelonés Óscar Ramírez–. Según Casado, habrá nombres de su confianza.