WaterlooHay consenso político y social que hace falta una hoja de ruta para proteger y fomentar el uso del catalán. Pero la herramienta estratégica que debe servir este objetivo, el Pacto Nacional por la Lengua, ha tenido un parto complicado y nace cojo en términos de apoyo político. El Govern finalmente lo sacará adelante este martes con los apoyos de sus socios de investidura, ERC y Comuns, pero no de Junts ni la CUP –tampoco ninguno de los partidos de la derecha y de la extrema derecha–. Sí hay más consenso en el ámbito social, porque Plataforma por la Lengua y Òmnium se sumarán al acuerdo, aunque con recelos. En cambio, el pacto no firmará el sindicato mayoritario del ámbito educativo, la USTEC.
"Es un pacto bueno y con medidas ambiciosas", ha defendido este lunes el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, en una entrevista en El café de ideas de TVE. De hecho, ha recriminado a junteros y cuperos que no hayan "querido estar" en el acuerdo: "Me gustaría que estuvieran, sí". Se ha añadido la portavoz del PSC, Lluïsa Moret, que ha defendido el Pacte como un "paraguas lo suficientemente amplio para que todo el mundo pueda sentirse cómodo". Ahora bien, los argumentos de junteros y cuperos por no firmar el pacto no pasan por rechazar el instrumento en sí, sino porque discrepan del objetivo político del acuerdo.
Lo ha verbalizado, por ejemplo, este lunes el propio líder de Junts, Carles Puigdemont, en una conferencia desde Waterloo –sin turno de preguntas–. El expresidente defendió la "necesidad" del pacto, pero pidió paciencia para poder incluir la respuesta a "dos elementos críticos" para la lengua como son la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el 25% de castellano en las aulas catalanas –que está pendiente de saberse– y la oficialidad del catalán en la Unión Europea, pese a que la iniciativa sigue encallada. Fuentes de Junts añaden –igual que la CUP– que es necesario que el pacto concrete qué hará el gobierno de la Generalitat en caso de que haya un revés del Constitucional contra el catalán. Las entidades pro lengua ya se preparan para una sentencia que avale el 25% de castellano en las escuelas. "Debemos ser todos, especialmente el primer partido de la oposición", ha afirmado Puigdemont.
El expresidente ha puesto en duda el compromiso de Salvador Illa con la defensa del catalán y, entre otras cosas, le ha reprochado que no siempre lo utilice como presidente de la Generalitat. Sin embargo, el líder de Junts no ha cerrado la puerta a involucrarse en un futuro, al contrario. Ahora bien, ha criticado que ahora el PSC, Esquerra y los Comunes lo quieran firmar enseguida sólo por el "titular del diario" o por "intentar dejar en evidencia a la oposición porque supuestamente no tiene suficiente firmeza" en la protección de la lengua propia del país. Unas críticas que los republicanos han replicado por boca de su portavoz, Isaac Albert: "La lengua es demasiado importante para el país para tener según qué actitudes". En este sentido, ha defendido que este Pacto es el instrumento para "responder mejor" a un eventual revés del TC al catalán en la escuela. En la misma línea se han referido los Comuns, que han defendido que todos los partidos catalanistas deberían estar porque es un acuerdo amplio en defensa del catalán, "bien dotado económicamente" para incrementar su uso social, ha dicho la coordinadora del partido, Candela López.
La posición de las entidades
Tanto Òmnium como Plataforma por la Lengua firmarán el acuerdo. Ambas entidades defienden en sendos comunicados se trata de un "primer paso" y un "buen punto de partida" para hacer frente a la situación de emergencia lingüística que sufre el país, pero avisan de que habrá que ir más allá. En un argumentario difundido este martes por la mañana, Òmnium defiende que los objetivos del Pacto son "ambiciosos" en ámbitos los ámbitos "audiovisual, educativo, sanitario, digital, tecnológico cultural y económico", pero subraya que las medidas y dotación presupuestaria correspondientes son todavía "insuficientes" y que "habrá que revisarlas". También Plataforma considera el documento "poco ambicioso" en cuestiones como la financiación. El pacto estará dotado con 255 millones de euros. El acuerdo de gobierno ya marcaba que debía tener un presupuesto de 200 millones en el primer año.
La entidad que preside Xavier Antich no está de describir el Pacto como "insuficiente" también por el hecho de que no haya sumado a Junts y la CUP y deja claro que "corresponde al Govern" garantizar que se acaben sumando al acuerdo. Ante las críticas de ambos partidos por la falta de concreción de la respuesta a un nuevo revés del TC a la inmersión, Òmnium destaca que el pacto dice de forma "nítida" que el catalán debe ser la lengua "vehicular normal del modelo lingüístico escolar". En este sentido, advierte que cualquier "pretensión" de desmontar el modelo actual o aceptar una "intromisión judicial para imponer el castellano" en las aulas sería percibido por la entidad como un "incumplimiento grave del pacto".
Otro de los actores que no firmarán el acuerdo es la USTEC. El sindicato no suscribirá el pacto al considerar "muy grave" que no se le haya tenido en cuenta. "No puede considerarse un pacto nacional si no se cuenta con el verdadero consenso social y político", afirma el sindicato en un comunicado, donde dice que "sin la voz de los trabajadores y trabajadoras de la enseñanza, cualquier propuesta queda coja". En este sentido, critica que el pacto no incluya medidas que reivindica el sindicato, como el bajón de ratios, pero también le "preocupa profundamente" que no prevea "ninguna respuesta clara ante las posibles sentencias judiciales que pueden volver a cuestionar el modelo de escuela en catalán": "No se puede hablar de protección de la lengua mientras se evita afrontar su vulnerabilidad".
"Hay una convergencia para joder Junts"
Durante la conferencia en Waterloo, Carles Puigdemont también se refirió a la situación de Junts, y lo hizo tirando de ironía. El expresidente ha proclamado el regreso de Convergència –su antiguo partido–, pero no precisamente porque piense que ahora Junts le encarna en su acción política. "¿Sabéis dónde está la convergencia? Al joder Junts per Catalunya como sea y en el momento que sea", ha dicho el líder juntero. De esta forma, aseguró que ahora es la diana de todas las formaciones y se encuentra en medio de una "pinza" que le hacen los "extremos ideológicos".
En este punto, disparó algún dardo a los partidos que ponen en el mismo cajón la clase media que tiene un apartamento en la costa y aquellos que especulan con la vivienda, pero sobre todo se centró en cargar contra las propuestas "populistas" de la extrema derecha de Aliança Catalana, una de las principales fugas de voto que tiene Junts . Le acusó de plantear "recetas fáciles a platos complejos" y insistió en que, ante la complejidad de cuestiones como la inmigración o la seguridad, es necesario utilizar "el bisturí y no la motosierra".
Fuentes de Junts aseguran que no rehuyen ningún debate y que, por eso, ponen sobre la mesa reformas para endurecer la ley contra la multirreincidencia, los empleos o, entre otros, afrontar la crisis de acceso a la vivienda. Juntos quiere detener la fuga de votos hacia Sílvia Orriols pero quiere distanciarse de lo que supone Aliança. Por eso Puigdemont ha defendido que "lo que ha hecho mayor el catalanismo es el humanismo" y no planteamientos "de un catolicismo más propio de [Antonio María] Rouco Varela y del nacionalcatolicismo".