Las negociaciones para la investidura

Puigdemont eleva el tono contra Sánchez: "Ni hemos renunciado ni renunciaremos a la unilateralidad"

Junts insiste en que la decisión de no repetir elecciones corresponde al PSOE

3 min
El expresidente Carles Puigdemont en el acto del 1-O

BarcelonaEn cualquier negociación política hay una fase pública y una privada y no tienen por qué coincidir. Las reuniones pueden ir muy mal y estar a punto de romperse definitivamente sin que esto sea obstáculo para que, con un micro delante, los negociadores se muestren eufóricos y anticipen un acuerdo inminente. Josep Tarradellas salió en 1977 de la reunión con Adolfo Suárez celebrando que todo hubiera ido "muy bien", aunque años después se sabía que "estaba deshecho y lo veía todo perdido". También puede ocurrir al revés y que las negociaciones avancen superando poco a poco elementos que separan a los interlocutores, pero, en cambio, en público haya advertencias de que el pacto puede acabar esfumándose. Esto es aproximadamente lo que está ocurriendo en las negociaciones entre Junts y el PSOE, que siguen con la impresión por parte de los dos lados de que el acuerdo se va acercando, mientras se lanzan mensajes amenazantes en público. El último, el del ex president del Govern Carles Puigdemont, que ha recuperado un fragmento de su conferencia del 5 de septiembre en Bruselas para insistir en que Junts "no ha renunciado ni renunciará a la unilateralidad".

"Hoy España tiene un dilema de resolución compleja. O repite elecciones, con riesgo de que los equilibrios políticos sean tan frágiles como ahora; o pacta con un partido que mantiene la legitimidad del 1 de Octubre y que no ha renunciado ni renunciará a la unilateralidad como recurso legítimo para hacer valer sus derechos". ¿Por qué insiste en ello Puigdemont? Porque la unilateralidad ha vuelto a ser una piedra en el zapato para el PSOE. En el frágil equilibrio que caracteriza los contactos entre los dos partidos, esta semana representantes del gobierno español habían vuelto a subrayar que renunciar a la unilateralidad era requisito indispensable para el pacto (y, por tanto, para la amnistía). Junts puso el grito en el cielo y el propio PSOE acabó activando el freno de mano para no hacer descarrilar las conversaciones.

Si hay diálogo, entienden desde el gobierno español, la unilateralidad pasa a un segundo plano. Pero es que, de facto, el independentismo lleva años sin actuar unilateralmente. No lo hace ahora que ERC tiene la presidencia de la Generalitat y no lo hacía cuando, después del 155, la recuperó Junts. Priorizar el diálogo significa aparcar la vía unilateral. Y eso es lo que parecía desatascar este punto en las negociaciones, hasta que el PSOE –cree Junts– se ha pasado de frenada esta semana y ya le ha costado una advertencia formal en la reunión que Sánchez tuvo el viernes con Míriam Nogueras.

Distancia con el referéndum

No ha sido el primer encontronazo en público. Hace unas semanas, durante el debate de política general en el Parlament, fue Junts quien aprobó, de la mano de ERC y la CUP, una propuesta de resolución en la que se comprometía a no investir a Sánchez si en el acuerdo no se preveía "trabajar para hacer efectivas las condiciones de un referéndum". Esa votación provocó un comunicado conjunto del PSOE y el PSC en el que reiteraban su oposición absoluta a un referéndum de independencia. El líder del PSC, Salvador Illa, incluso garantizó que antes habría repetición electoral.

¿Y cuál puede ser el punto medio? Como tantas veces ocurre en política, la polisemia. Un acuerdo, al menos en cuanto a la unilateralidad y el referéndum, que permita a unos decir que no renuncian a ello y a otros que no han hecho ninguna concesión. ¿Bastará? Aún es pronto para decirlo, pero los negociadores de ambas partes confían en ello. Probablemente, será necesario que en las próximas semanas los pronunciamientos públicos no disten tanto de los privados.

Sánchez confía en el acuerdo

La que hizo con Nogueras fue la última de las reuniones con los portavoces de los grupos parlamentarios desde que Sánchez fue designado por el rey Felipe VI candidato a la investidura. Solo Bildu –y Sumar– ya han anticipado el sí y ahora Sánchez necesita garantizarse también el apoyo al menos de ERC, Junts y el PNV. "A pesar de la complejidad de las negociaciones, confío en que España vuelva a tener un gobierno progresista", exclamó este sábado desde Mérida, donde participó en un acto del PSOE.

Junto al barón socialista Guillermo Fernández Vara, habitualmente crítico contra el independentismo pero que últimamente ha optado por una posición pragmática para referirse a las negociaciones de investidura –"se puede hablar de todo lo que quepa en la Constitución"–, Sánchez no ha pronunciado ni la palabra amnistía ni tampoco autodeterminación y se ha limitado a criticar al PP y a sus alianzas con Vox y a advertir de que una repetición electoral es precisamente lo que busca la derecha.

stats