Salvador Illa contra Ayuso, Trump y Netanyahu

BarcelonaNo es ningún revolucionario y es plenamente consciente de ello. La revolución que reivindica es la del "respeto". Ni siquiera se ha esforzado en hacer promesas grandilocuentes, más allá de los 50.000 pisos de protección oficial, que él mismo anunció hace dos meses durante su investidura. Vende "normalidad, diálogo, colaboración y respeto" y su discurso es previsible. Por eso, el inicio de su intervención en el debate de política general ha podido sorprender a los más despistados. Salvador Illa se ha autoerigido en un defensor de la democracia que hará frente a los autoritarismos de todo el mundo. Ha dibujado un "combate global entre las fuerzas autoritarias y aquellos que defienden los valores democráticos". Un Illa (y sus equivalentes internacionales) contra Donald Trump, el Partido de la Libertad austríaco o contra Benjamin Netanyahu: "Estamos en el momento más difícil desde la Segunda Guerra Mundial".

"No soy ingenuo. Haremos lo que esté a nuestro alcance", ha insistido. ¿Y qué está a su alcance? La confrontación con el modelo de la Comunidad de Madrid. Y aquí es donde el president de la Generalitat se ha desahogado. ¿La Catalunya "solidaria" con el resto de territorios del Estado, o el Madrid que "desmonta" los servicios públicos a costa de "rebajas fiscales y abaratamiento de impuestos"? Siendo realistas, pues, lo que venía a decir es que plantea un Illa contra Ayuso.

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De la presidenta madrileña –sin citarla– ha hablado en el bloque de "totalitarismos". "Catalunya no va a fallar", ha subrayado. La disputa será básicamente ideológica e Illa está convencido de que el modelo catalán ganará peso gracias a la colaboración con España. Como Pedro Sánchez, que también reivindica combatir los totalitarismos en todas las arenas y que también está enfrentado a Ayuso. La defensa de la democracia tiene mucho pedigrí, pero renunciando de nuevo a ser ingenuos, lo que tendrán al alcance Sánchez e Illa será la batalla por la reforma de la financiación autonómica, y aquí no está garantizado que sigan defendiendo siempre lo mismo.