Tratado de Barcelona

Sánchez espera sellar en Barcelona su alianza energética con Macron

El gobierno español quiere trasladar la idea de que Catalunya está en un contexto muy diferente del de 2017

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El presidente español, Pedro Sánchez, y el francés, Emmanuel Macron.

MadridBarcelona acogerá este jueves la 27a cumbre hispano-francesa en un contexto de discusión abierta en la Unión Europea por la reforma del mercado eléctrico. En este escenario, Madrid espera poder sellar con París una alianza para impulsar un sistema que refleje mejor los costes de producción de toda la Unión Europea, en línea con lo que ya supone la excepción ibérica para España y Portugal. El Elíseo hizo pública el martes su propuesta y desde la Moncloa se considera que esta será una ocasión magnífica para visualizar un frente París-Madrid, puesto que ven las dos iniciativas muy alineadas y remarcan que son una absoluta prioridad para los dos países.

Si a esto sumamos el giro de Alemania, que este martes cambió de postura y abrió la puerta a generalizar la propuesta española, la victoria de Sánchez en este ámbito puede ser total. Recordamos que el PP llegó a hablar de "timo ibérico" para descalificar una propuesta que se calcula que ha ayudado a rebajar la factura eléctrica de los hogares alrededor de un 30%.

Barcelona y el Procés

Más allá de esta cuestión, el otro gran foco de atención de la cumbre es el escenario escogido: Barcelona. Desde la Moncloa insisten en que se trata de una elección lógica porque se trata de la capital de Catalunya, un territorio con una amplia frontera con Francia y que además acaba de ser escogida como puerto de salida del hidrógeno verde hacia Europa a través del proyecto BarMar, un hidroducto submarino que unirá Barcelona con Marsella. Un proyecto, sin embargo, del cual no se espera ningún avance importante en la cumbre, según fuentes de la Moncloa, que indican que el acuerdo político ya está tomado y ahora se está trabajando en los estudios técnicos, que no abordarán los ministros.

Aún así, a nadie se le escapa que la cumbre quiere incidir en el discurso que el gobierno español ya hace tiempo que está lanzando para justificar su apuesta por el diálogo con la Generalitat y decisiones como los indultos y la derogación de la sedición: que la Catalunya de hoy no tiene nada que ver con la de 2017 y que ahora Barcelona está a disposición de acoger grandes proyectos como el BarMar, que habrían sido impensables en un contexto de inestabilidad y agitación a la calle como la de hace cinco años. En este sentido, la cumbre servirá para probar si esta estrategia de la apaciguamiento con el independentismo da resultados o no.

Más allá de esto, los responsables de la política exterior española dan una relevancia máxima al tratado de amistad que firmarán los dos presidentes (y que se conocerá como Tratado de Barcelona) y que llevará, en su opinión, las relaciones bilaterales entre los dos países a un nivel máximo. El anterior tratado data de 1997, cuando el contexto, por ejemplo en el ámbito de la lucha contra el terrorismo etarra, era muy diferente. No en vano, Francia es el primer cliente de las exportaciones españolas (50.480 millones en 2021) y el tercer proveedor (34.000 millones). Los responsables económicos del ejecutivo explican que Francia tiene más comercio con España que con China, y España más con Francia que con todo el continente americano. Es, pues, más que un simple socio.

Diez ministros

El presidente español, Pedro Sánchez, acompañado de las tres vicepresidentas (Calviño, Díaz y Ribera) y siete ministros más (Exteriores, Defensa, Interior, Agricultura, Educación, Transportes y Cultura), recibirá a la delegación francesa a las 10.30 h en la explanada frente al Museu Nacional d'Art de Catalunya. Este será el único momento en el que se ha previsto la presencia tanto del president de la Generalitat, Pere Aragonès, como de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, en calidad de anfitriones territoriales. Los dos presidentes pasarán revista a las tropas mientras suenan los respectivos himnos nacionales. A continuación Sánchez y Macron se retirarán para una reunión bilateral, y cada ministro hará lo mismo con su homólogo. Más tarde se reunirán todos en un pleno para poner en común las conclusiones y hacia las 14 h está prevista la firma del tratado de amistad y el resto de acuerdos bilaterales previstos.

En la agenda, además de la reforma del mercado eléctrico, se hablará de temas clave como las interconexiones eléctricas y ferroviarias (el Corredor Mediterráneo), la inmigración, la gobernanza económica de la UE y el apoyo a Ucrania en su lucha contra Rusia. Además del tratado de amistad se firmarán acuerdos bilaterales en el ámbito de defensa, de cooperación agraria con Ucrania, de apoyo a la enseñanza del español en Francia y de cooperación en materia de economía social. En la Moncloa consideran que todas las reivindicaciones que les ha hecho llegar el president Aragonès ya forman parte de la agenda de la cumbre, incluida la del reconocimiento del catalán en Europa. Una demanda catalana que no se atenderá es la reapertura de los ocho pasos fronterizos que se cerraron durante la pandemia y que no se han reabierto. París asegura que es una medida de control de la inmigración y contra el terrorismo, pero los ayuntamientos catalanes de cerca de la frontera se consideran damnificados.

La Moncloa confía en que la cumbre servirá para reforzar el rol internacional de Sánchez, que esta semana también ha participado en el Foro Económico Mundial de Davos, donde defendió la necesidad de acabar con las desigualdades globales. Justamente para hacer balance de este perfil internacional, en el que Sánchez se mueve muy bien, su equipo también busca maneras de acercar la figura del presidente a la ciudadanía. Por eso este miércoles su equipo ha distribuido unas imágenes de él hablando con pensionistas donde ha sacado pecho de la revalorización de las pensiones.

Y es que las elecciones municipales y autonómicas del 27 de mayo están ya a la esquina y en el PSOE hacen suya la famosa frase que se cuenta que el entonces ministro Jesús Posada dijo a José María Aznar cuando este segundo se pensaba que la política internacional le ayudaría a ganar elecciones: "José María, menos Siria y más Soria".

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