Vox, a la derecha de la extrema derecha europea

BarcelonaSea por parte de rivales o de afines, no es de extrañar aplicar a menudo la etiqueta de "extrema derecha" para referirse a unos actores políticos concretos. Una etiqueta que a veces remite a una idea bastante extendida: que la familia de la extrema derecha europea es un cuerpo homogéneo, sin fisuras, y que las posibles diferencias que puede haber entre los distintos miembros es más una cuestión de acentos que de lengua. En efecto, los partidos de derecha populista radical, el nombre que suele utilizarse en ambientes académicos para referirse a estos partidos, suelen compartir ciertas características concretas, pero también tienen puntos importantes que los diferencian.

Lo hemos visto recientemente en nuestro contexto, en el que Vox, Se ha Acabado la Fiesta y Alianza Catalana comparten algunos postulados, pero también tienen prioridades divergentes e incluso puntos de fricción. Uno de los retos a la hora de poder adentrarnos en la coherencia de estas formaciones es su rápido crecimiento, apuntalado por su capacidad de atracción de votantes y líderes diversos. Así, en cualquier parte de los países europeos, si nos fijamos en datos de la última década, los partidos de derecha populista radical han obtenido el apoyo de un 15% de los votantes. Y la tendencia sigue al alza. Si miramos las elecciones que se han hecho en Europa en los años 2024 y 2025, la derecha populista radical se ha convertido por primera vez en la familia política más votada, con un 24% de los votos. Este hito tiene mérito si se tiene en cuenta que la familia conservadora y socialdemócrata han dominado por todas partes desde la Segunda Guerra Mundial y que hay formaciones políticas con más tradición (como los Verdes o partidos a la izquierda de los socialdemócratas) que llevan años que se esfuerzan por crecer.

Partidos de "extremas derechas"

A medida que la derecha populista radical ha ganado popularidad, las diferencias han empezado a emerger. Quizás donde se ha visualizado más el conflicto es en las tensiones expresadas entre Giorgia Meloni, primera ministra italiana y jefe de Hermanos de Italia, y Viktor Orbán, primer ministro húngaro, en cuestiones como la ayuda de la Unión Europea a Ucrania. De hecho, a pesar de compartir una parte importante del ideario y haber formalizado acuerdos en ciertas cuestiones, ambos forman parte de distintos grupos parlamentarios en el Parlamento Europeo. La derecha radical europea se ha esforzado en tejer un blog unitario —por ejemplo, con la creación del europartito Patriotes por Europa, pero no todo el mundo se ha acabado uniendo—. El otro punto de fricción que suele ser importante es si están en la oposición o en el gobierno. En algunas ocasiones, pero no siempre (ver, por ejemplo, Donald Trump), estas formaciones realizan algunas concesiones centristas cuando tocan poder, un movimiento que les enfrenta al resto de formaciones de la misma familia ideológica.

Más allá del componente estratégico, los partidos de derecha populista radical también varían en la ideología. Según los datos recientes publicados por Chapel Hill, hay un punto que genera bastante consenso: las políticas restrictivas respecto a la inmigración. Por el contrario, existe una variedad importante en buena parte del resto de debates. Por ejemplo, en términos de derecha e izquierda hay partidos que son (en términos relativos) más centrados, como la formación búlgara Existe Tal Pueblo o los Demócratas de Dinamarca. Otros, como el portugués Chega y el británico Reform UK, se sitúan claramente en la extrema derecha. De hecho, según estos datos, el partido ideológicamente más a la derecha de la extrema derecha es la formación española Vox.

La variedad de la familia de la extrema derecha también se muestra en al menos otros dos patrones. Primero, algunas formaciones son vistas como monolíticas, mientras que otras, como Alternativa para Alemania y el EKRE de Estonia, son percibidas con diversidad interna en algunas cuestiones, como lo que se debe hacer con el aborto, el matrimonio homosexual y otras cuestiones relacionadas con los valores. Unas divisiones que a menudo terminan generando escisiones y la posterior creación de partidos o formaciones alternativas.

Segundo, aparte de la cuestión de los valores, una parte importante de la división interna ideológica se encuentra en la prioridad y la posición que se dan a los temas económicos más clásicos. Así, algunas formaciones de derecha populista radical se adscriben claramente al paradigma neoliberal, priorizando la desregulación, la bajada de impuestos y la reducción del estado. Por el contrario, existen otras que se sitúan sólo ligeramente a la derecha de los partidos cristianodemócratas y ponen énfasis en la necesidad de fortalecer ciertos programas sociales (eso sí: para los nativos y no para la población inmigrada).

A pesar de recibir casi una cuarta parte de los votos en toda Europa y tener influencia en el discurso y las políticas que se han hecho, la derecha populista radical ha tenido hasta ahora presencia en muy pocos gobiernos europeos, ya sea a raíz de los cordones sanitarios o por otros motivos. Para llegar, buena parte de sus miembros se esfuerzan en mostrar unidad, en ser una "familia", con la idea de que la unidad les puede impulsar aún más. Pero forzar la unidad en la diversidad también puede llevar a otro resultado: la división y la escisión. En los próximos años veremos qué escenario se impone.