Vox no escucha a Pedro Sánchez, pero sí a Bildu
El duelo de Díaz por la muerte de su padre marca el inicio del pleno, pero no impide que el PP le gritase con acusaciones de "cómplice" y "traidora"
MadridA Santiago Abascal le genera una "incomodidad casi física" ver a Pedro Sánchez hablar desde el atril del Congreso. Para evidenciar el rechazo visceral que el líder de Vox dice sentir por el presidente del gobierno español, ningún diputado del partido de extrema derecha ha ocupado el escaño durante los cuarenta y cinco minutos que ha durado la primera intervención de Sánchez en el pleno de este miércoles convocado para dar explicaciones por el caso Santos Cerdán. Durante un rato pareció haber un diputado díscolo dispuesto a saltarse la consigna de Abascal. Javier Ortega Smith, que hace tiempo que perdió el peso que tenía inicialmente en la cúpula de Vox, ha entrado muy decidido en el hemiciclo poco después de que lo hiciera la cabeza del ejecutivo. Fue una falsa alarma porque cuando Sánchez empezó a hablar su asiento también estaba vacío.
Ahora bien, la consigna de hacer el vacío al presidente del gobierno español ha durado sólo un rato. Cuando Sánchez se ha subido por segunda vez al atril de la cámara baja a responder a las intervenciones de los grupos parlamentarios, algunos diputados de Vox han continuado sentados en los escaños. Eso sí, con cara de indiferencia y desinterés. A Abascal, por su parte, sólo se le ha visto haciendo acto de presencia en el pleno durante media hora. Ha aparecido por primera vez para escuchar la intervención de Alberto Núñez Feijóo y se ha quedado hasta que ha hecho la suya, inmediatamente después, acumulando todo el tiempo disponible en una sola réplica -los portavoces pueden hacer dos con un tiempo total de quince minutos- para no tener que volver a aparecer por el hemiciclo. "No voy a responderle nada", ha afirmado Sánchez ante su ausencia. Algunos diputados de la extrema derecha también se han quedado también a escuchar a EH Bildu, al que no han aplicado este tipo de cordón sanitario parcial que han decidido que sólo merecía Sánchez. Y eso, pese a que Abascal también ha asegurado que sentía "asco" cuando ve al gobierno español dar la mano a los aberzales y que Feijóo haya proclamado que Bildu es el único partido que merece experimentar vetos.
La ausencia a primera hora de los diputados de Vox ha cargado al PP toda la responsabilidad de subir a los decibelios. Gritos de "corrupción", risas irónicas cuando ha anunciado las medidas contra la corrupción o susurros de desaprobación han sido la banda sonora de la bancada de la derecha cuando ha hablado Sánchez. Ahora bien, cuando más se les ha oído ha sido durante la intervención de Yolanda Díaz, que ha tenido que detenerse en varias ocasiones. No le han dado tregua a pesar de la muerte de su padre. A la vicepresidenta segunda y cara visible de Sumar, le han acusado de "cómplice" y "traidora". La tensión llegó hasta el punto de que la presidenta del Congreso, Francina Armengol, pidió silencio reiteradamente y sugirió a la bancada del PP que abandonara el hemiciclo cuando un diputado popular le respondió que no pensaban callar. "Quienes no quieran escuchar, están invitados a salir", remachó la socialista. Desde el PP también han llamado "cobarde" a Rufián, pero han mantenido las formas cuando ha intervenido Míriam Nogueras, la portavoz de Junts, con quien ahora Feijóo no cierra la puerta a pactar.
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La ausencia que sí fue total durante la sesión fue la de José Luis Ábalos, uno de los protagonistas de la trama de corrupción que provocó que Sánchez haya tenido que comparecer y que todavía es diputado en el grupo mixto. Al exministro de Transportes, cada vez más acorralado, hace semanas que no se le ve por los pasillos de la cámara baja.
El pésame a Díaz
El inicio de la sesión ha estado marcado por las muestras de pésame a Yolanda Díaz por la muerte unas horas antes de su padre, el veterano sindicalista gallego Suso Díaz. Abrazos cuando ha llegado, vestido de blanco, y menciones a su padre al inicio de las intervenciones, también en la de Feijóo. Sánchez, el primero, ha hecho llorar a Díaz que, visiblemente afectada, ha decidido sentarse en la bancada de Sumar y no a la del gobierno para recibir el calor de su grupo parlamentario. Quien no ha seguido el protocolo por el duelo de la vicepresidenta segunda ha sido Nogueras, que ha aprovechado el inicio de su discurso para expresar el apoyo de Junts a los afectados por los incendios en Catalunya y para agradecer la labor de los servicios de emergencias. "Al UME", le ha llamado un diputado de Vox. Cuando ha intervenido la juntera, Díaz ya se había marchado por motivos personales. En los pasillos del Congreso también se ha oído alguna crítica por el hecho de que la vicepresidenta segunda haya mencionado a su padre para justificar la continuidad del gobierno de coalición: "Hoy estoy aquí en nombre de mi padre, que no querría que gobernaran las derechas", proclamó.
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