Violencia sexual

Lo que tienes que decir y las preguntas que evitar hacer a un menor víctima de violencia sexual

Un equipo especializado del Hospital Infantil del Vall d'Hebron ha creado una guía de orientación para las familias cuidadoras

Joan Cebrián
y Joan Cebrián

BarcelonaUno de cada cinco niños, niñas o adolescentes es víctima de violencia sexual, según datos del Consejo de Europa. Saber que un menor ha sufrido este tipo de violencia es un choque para las familias para el cual a menudo no se está preparado. "No sé qué decirle a mi hija" o "No sé cómo ayudarla" son mensajes frecuentes que recibe el Equipo de Atención a las Violencias hacia la Infancia y la Adolescencia (Equipo EMMA) del Hospital Infantil del Vall d'Hebron. Por eso, el Equipo EMMA ha presentado este jueves Estamos a tu lado, una guía de atención que quiere ser una herramienta para ayudar a las familias.

En 2021 la Unidad de Atención atendió 304 casos, de los cuales 250 fueron por violencia sexual. El 75% de las víctimas son chicas y los perfiles más comunes son niñas de entre 9 y 10 años o adolescentes. Para EMMA, el acompañamiento de las familias cuidadoras tiene que estar basado en la credibilidad, el acompañamiento emocional y la protección. "Es muy importante intentar mantener la calma y tener unas líneas sobre qué decir en un momento tan difícil", ha explicado la coordinadora del equipo, Anna Fàbregas. Además, añade que es muy importante encontrar el equilibrio: "No tenemos que estar todo el rato hablando del tema, pero tampoco tenemos que dejar de hablar como si no nos hubiera dicho nada".

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Por otro lado, se tiene que saber qué preguntar para no hacer dudar a la víctima sobre su credibilidad. "Hay preguntas hechas con buena intención que pueden cuestionar la credibilidad, como por ejemplo: «¿Por qué no me lo has dicho antes?» Esto puede hacer que el niño o niña dude de lo que está explicando y lo sienta como un ataque en lugar de un acompañamiento", advierte Fàbregas. El Equipo EMMA recomienda evitar preguntas cerradas o dirigidas para no generar una sensación de presión y sustituirlas por otras de más abiertas como "¿Quieres explicarme algo más?" o "¿Cómo te sientes con esto que me has explicado?"

Finalmente, la protección de las víctimas implica cortar por completo las relaciones con los agresores: "Tenemos que intentar que los cuidadores paren cualquier contacto con la persona agresora y se pongan en contacto con equipos especializados en violencia sexual", ha afirmado la psicóloga clínica de EMMA, Mireia Forner. De todos modos, este último aspecto puede ser difícil para las familias cuidadoras dada la proximidad que hay en muchos casos. Entre el 60 y el 85% de las agresiones las cometen familiares o conocidos –hombres en casi todos los casos– de la víctima. "Son situaciones todavía más complejas. La persona [acompañante] siente que no solo se ha roto la confianza con su niño o niña, también con ella misma", ha afirmado Forner.

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Una guía necesaria en el entorno sanitario

A pesar de haber una guía en el ámbito judicial, el Equipo EMMA ha destacado que echaba de menos una guía de acompañamiento dentro del entorno sanitario. "A veces ante estas situaciones podemos sentir que en la reacción inicial no lo hicimos bien. Aquí los ayudamos a que entiendan que puede pasar, que en un determinado momento pueden decir algo que después no es exactamente lo que querían decir y que estas situaciones también se pueden reparar", ha asegurado Forner. La Unidad de Atención ha insistido en que es normal no tener todas las respuestas posibles como padres o madres, especialmente en situaciones donde los cuidadores también pueden necesitar acompañamiento psicológico. A pesar de que cada vez atienen más pacientes, EMMA denuncia infradiagnósticos de violencia sexual a menores de edad.