La alcaldesa con despacho en el Ayuntamiento y en el ambulatorio

Mas de BarberansCuando Daniela Lleixà se estrenaba, el pasado junio, como nueva alcaldesa de Mas de Barberans, una vecina del pueblo de 84 años la detuvo por la calle y le pidió si podía acompañarla a casa porque tenía que entregarle un objeto especial, sin dar muchas más explicaciones. "Y en ese momento dudé si me lo pedía como alcaldesa, como enfermera del pueblo oa título particular", explica Lleixà. Mas de Barberans es un pueblo del Montsià que no llega a 600 vecinos. "Siempre intento separar cada rol. Y la gente lo respeta".

La vecina la hizo entrar en el comedor y le entregó un bote de lata con billetes y monedas. Había 2.283 pesetas de la época de la República y una lista con los socios del Centro Republicano del Mas de Barberans, de finales de los años 20. Como hija de quien fue tesorero de la entidad, la mujer llevaba años custodiando todo lo que su padre había escondido para evitar represalias durante los primeros meses de la Guerra Civil. La mujer quería traspasar ese legado histórico, "de valor más emocional que material", a Lleixà por "la confianza que le generaba ver por primera vez en democracia a una alcaldesa, mujer y republicana", reflexiona la alcaldesa. En las elecciones municipales del pasado mayo, Lleixà, que se presentó por ERC, rompió con la dinámica consolidada de 44 años de gobiernos del PSC, que había aglutinado siempre todo el voto de izquierdas. Precisamente el bisabuelo de la alcaldesa había sido alcalde republicano del municipio en los años 30, así que el traspaso del dinero adquiere para Lleixà un simbolismo especial, porque "era como cerrar un círculo".

Pero en ese juego de confianzas también confluía otra variable: su condición de enfermera. Desde hace unos dos años, Lleixà, miembro del Colegio Oficial de Enfermeras y Enfermeros de Tarragona (Codita), trabaja en el consultorio local del Mas de Barberans, lo que le ha permitido establecer "un vínculo muy directo" con sus vecinos, asegura, y admite que las posiciones de enfermera y alcaldesa tienen más en común de lo que a primera vista puede parecer. Las sanitarias despliegan "empatía, uno de los pasos esenciales para el cuidado", relata Lleixà, que subraya la importancia de "saber escuchar y abrirse al paciente". "Cuando una persona sale de la consulta, debe tener la sensación de que ha sido atendida de la mejor forma posible", dice. Esta forma de hacer es la que practica en el despacho municipal. "La gente conocía mi talante, y eso creo que me ayudará a poner en práctica una política más cercana", concluye.

Los retos del mundo rural

Mas de Barberans está en el interior de la comarca del Montsià, al pie del macizo de Els Ports. Hacia el este, el núcleo toca a la llanura, pero está a suficiente altura para disfrutar de las vistas panorámicas sobre el extenso valle del Ebro, entre un mar de olivos, los campos de arrozales del Delta, y las sierras de Cardó y del Montsià en el horizonte. Ahora bien, el privilegio de vivir en este entorno natural agradecido tiene su cara B: la población del mundo rural va envejeciendo y, desde el punto de vista demográfico, disminuye progresivamente. Consciente de que revertir esta situación será complicado, la nueva alcaldesa sostiene que es esencial que los pueblos pequeños mantengan los servicios básicos: desde una escuela hasta una vida asociativa rica, pasando por la atención sanitaria cercana y cuidadosa con las personas mayores. "Debemos abrir el debate sobre cómo debe ser la sanidad a medio y largo plazo. Desde los pueblos debemos incentivar este debate, pero al final es un tema que debe plantearse a mayor escala", admite. En este sentido, apunta que es esencial encontrar complicidades con las instituciones supramunicipales, pero también, señala, es necesario incluir a la sociedad y los colegios profesionales sanitarios. Su mirada como profesional de la salud aparece constantemente en las conversaciones: "En realidad sea como alcaldesa, sea como enfermera, lo que me gusta es cuidar de la gente de mi pueblo".