El B2 de inglés ya no será requisito para tener un título universitario
En contra de lo que se aprobó en 2014, el Govern deja ahora en manos de los centros cómo acreditar los conocimientos de un idioma extranjero
Una noticia en la web del ARA en 2013 avanzaba: "Los titulados universitarios tendrán que acreditar conocimientos de una tercera lengua para graduarse". El entonces conseller de Economía y Conocimiento, Andreu Mas-Colell, lo propuso para que de ''una vez por todas'' los estudiantes con carrera tuvieran garantizadas las competencias en inglés. Un año después, se concretó que "sin un nivel de First Certificate ya no habrá título universitario". Para potenciar el inglés entre los estudiantes, el Govern aprobó ese año que todos los graduados a partir de 2018 tendrían que acreditar un nivel B2 de una tercera lengua si querían el título. Pero cuando este plazo estaba a punto de agotarse, y a pesar de que se dieron ayudas en el marco del programa Parla3, las universidades comprobaron que un porcentaje muy grande de estudiantes no tenían los conocimientos de inglés y no podrían graduarse, así que hicieron presión y acabaron consiguiendo una moratoria de 4 años para aplicar esta exigencia. Ahora, ocho años después del anuncio y de nuevo a contrarreloj, el Govern ha anunciado finalmente que el nivel B2 no será un requisito para tener un título universitario.
En realidad, la fórmula que ha usado el Govern para anunciarlo es que "flexibiliza los criterios de acreditación" del nivel B2. Según ha informado la conselleria de Investigación y Universidades, después de que así lo hayan pedido las universidades, este martes se ha aprobado la modificación del artículo 211 de la ley del año 2014 para borrar las referencias concretas al nivel B2 y a partir de ahora, simplemente, exigir a los estudiantes que acrediten "los conocimientos y las competencias suficientes" en una lengua extranjera. Es decir, cada universidad podrá decidir cómo demuestra que sus alumnos tienen un nivel adecuado de inglés, francés, alemán o italiano.
Ahora habrá que ver, pues, si las universidades acuerdan un mínimo común y consensúan unas directrices básicas sobre las que trabajar. Pero esto quizás no es tan fácil, porque durante estos años cada universidad ha tenido posicionamientos diferentes sobre el tema. En general, han incrementado un poco el número de materias impartidas en inglés, pero la apuesta ha sido desigual. La Universitat Autònoma de Barcelona puso en entredicho desde el principio el requisito del B2, porque aseguraba que era en cada plan de estudios donde se tenía que fijar el nivel de exigencia de una tercera lengua. En cambio, otras universidades como la Politècnica, la de Girona o la de Lleida empezaron a preparar el terreno con medidas alternativas mientras no llegaba la aprobación definitiva.
El nivel B2, por cierto, es equivalente al First Certificate (examen de la Universidad de Cambridge) y demuestra una fluidez básica en el idioma y una comunicación oral y escrita precisa, pero ni mucho menos especializada. El B2 es el cuarto nivel de los seis en que se distribuye esta clasificación, una de las más utilizadas en el mundo para acreditar el nivel de idiomas.
Acreditar el nivel haciendo el TFG o una asignatura en inglés
Con la decisión de este martes, las universidades dan cumplimiento al acuerdo que ya tomaron el marzo pasado, cuando el gobierno de Catalunya estaba en funciones. Entonces, el Consell Interuniversitari de Catalunya (el órgano que reúne al Govern y a las 12 universidades catalanas) pidió que se flexibilizaran los criterios de acreditación del nivel B2 para "adaptarlos a las necesidades y especificidades de cada universidad". Las facultades pidieron que la ley fuera "más flexible, amplia y adaptable a las posibilidades" de cada centro y daban algunas pistas de cómo hacerlo: haber superado como mínimo 9 créditos de asignaturas impartidas íntegramente en la lengua extranjera, hacer y defender el trabajo final de grado en este idioma o hacer una estancia en una universidad o empresa en el extranjero. Según defendieron entonces las universidades, esto permitiría a los estudiantes "tener más opciones de demostrar sus conocimientos y competencias en terceras lenguas" y también valorar hacer alguna excepción en estudiantes con "dificultades importantes para adquirir competencias lingüísticas".
Sea como sea, lo que es evidente es que en 2014 se aprobó que en 2018 todos los graduados en Catalunya tendrían que acreditar un nivel B2 de inglés, francés, alemán o italiano antes de titularse, y que siete años después este requisito no se ha aplicado ni se aplicará, al menos de manera inminente. En el acuerdo del CIC, las universidades miran también hacia el departamento de Educación, y reclaman implementar "de manera coordinada" con la conselleria de Universidades las "medidas necesarias" para que los estudiantes entren en las facultades con más "conocimientos y competencias" de inglés.
Los datos del nivel de inglés en Catalunya y España son demoledores: en un estudio reciente, la empresa especializada en formación lingüística Education First concluyó que España tiene el mismo nivel de inglés que hace diez años y que sigue a la cola de Europa, con un nivel parecido al de Italia, Bielorrusia o Albania. A pesar de que el nivel de inglés de los catalanes es un poco superior a la media española, todavía está muy lejos de los estándares europeos. Esta brecha es especialmente preocupante en un contexto en el que el paro juvenil está disparado y, a la vez, hay estudios que indican que un tercio de las ofertas laborales requieren un buen nivel de inglés.