Agua freática para salvar árboles y parques: Barcelona se prepara para la fase de emergencia de la sequía
El Ayuntamiento prevé que las restricciones de agua en boca sólo llegarían a julio y en el peor de los casos
BarcelonaSi no existe un milagro, Barcelona entrará en los próximos días en la fase de emergencia por la sequía. Como el resto del país, la ciudad lleva ya tiempo preparada para esta situación y uno de los puntos clave en esta primera fase –la llamada emergencia 1– es cómo se afrontará el riego de los árboles y las zonas verdes de la ciudad . El Ayuntamiento da por hecho que el Gobierno atenderá su petición de permitirle regar con agua freática, el agua del subsuelo de la ciudad que la Agencia Catalana del Agua (ACA) considera no potabilizable, con la intención de intentar minimizar el impacto sobre el verde de la ciudad. En un primer momento, la intención de la Generalitat era limitar por completo el riego. "No podemos hacer competir el agua y la naturaleza. Dejar morir el verde tampoco es la solución para salir de una situación de cambio climático donde el verde es un factor de mitigación", ha defendido este miércoles la gerente de Serveis Urbans, Sonia Frias.
El riego es ahora mismo la preocupación más urgente del consistorio, ya que los últimos datos de consumo diario de agua potable en la ciudad alejan momentáneamente el riesgo de que las restricciones de agua lleguen a los grifos de los ciudadanos. Según datos municipales, en noviembre se cerró con un consumo medio de 173 litros diarios por ciudadano, una cifra muy por debajo del tope actual de los 200 litros diarios previstos para la fase 1 de emergencia. De hecho, con estos datos, los barceloneses sólo podrían ver restricciones en el agua de boca a partir de la fase de emergencia 3, cuando el tope desciende hasta los 160 litros diarios por habitante. Un escenario que el Ayuntamiento prevé que sólo llegaría en el peor de los casos, es decir en caso de que hasta julio siga lloviendo menos de lo habitual.
De hecho, el cálculo del gobierno municipal es que si en invierno y primavera llueve lo usual en la ciudad por estas fechas, se abandonaría la fase de emergencia y se volvería al escenario de excepcionalidad . Por eso, Frias ha subrayado que esperan que la capital catalana no tenga que llegar nunca al punto de tener que realizar cortes de agua en los domicilios, y ha apuntado que, antes que eso, se buscarían otras alternativas. Por ejemplo, la reducción de la presión del agua o la llegada de agua en barcos.
Riego manual para salvar árboles y parques
Ante este escenario, el consistorio ha presentado este miércoles el plan que ha diseñado para "maximizar el riego con agua freática" si finalmente recibe luz verde del Govern y el decreto de emergencia por la sequía lo autoriza. Actualmente, sólo un 20% de la ciudad se riega con agua freática, mientras que el 80% restante lo hace con agua potable. Cuando la ciudad entre en fase 1 de emergencia, este 80% quedará automáticamente sin riego, por lo que el Ayuntamiento ha preparado un dispositivo para intentar hacer llegar el agua freática también a estas zonas. ¿Y cómo prevé hacerlo? La propuesta que se ha trabajado con Parcs i Jardins pide planificar tres turnos de trabajo –día, tarde y noche– con unas 250 personas para hacer llegar esta agua freática al máximo de árboles y parques posibles.
El mecanismo implicaría transportar toneladas de agua freática a los espacios donde no llega automáticamente y aprovecharla para el riego, ya sea manualmente, con operarios y mangueras, o conectando las toneladas a la red automática de riego de los parques. Sin embargo, el Ayuntamiento calcula que estirando al máximo la infraestructura actual esto permitiría utilizar unos 0,87 hectómetros cúbicos de agua para el riego, muy lejos de los 3 hectómetros cúbicos de agua potable y freática que se utilizan en un escenario de normalidad . Estaríamos hablando de un riego de supervivencia que no evitará que los parques pierdan esplendor. De hecho, habrá algunas zonas verdes –todavía por determinar– donde puede ser imposible llegar con las toneladas de agua y que directamente pueden quedarse sin riego más allá de la lluvia que pueda caer.
Para adaptarse a ésta limitación, el Ayuntamiento priorizará destinar el agua al arbolado viario de la ciudad ya las palmeras –uno de los árboles que más está sufriendo el estrés hídrico en la ciudad–, así como a los espacios verdes de las principales calles y avenidas y en los parques emblemáticos e históricos de la ciudad, como los jardines de Costa y Llobera, los del Teatre Grec, el Laberinto de Horta y la Rosaleda del Parque Cervantes.
Para ampliar las posibilidades de uso de agua freática en la ciudad , el Ayuntamiento ya tiene en marcha inversiones de 14,4 millones de euros para la ampliación de la red. Entre las actuaciones previstas, destacan los 7 millones de euros para mejorar el sistema de Montjuïc –que debería permitir regar todo el verde de la montaña con agua freática–, y la conexión de los depósitos del Parque Joan Miró y Glòries a través de Consell de Cent, que está presupuestada con 3,5 millones de euros y que debe permitir facilitar el riego de todo el Eixample con agua de subsuelo. Además, dentro del Plan Endreça está también prevista una inversión de 12,2 millones de euros para mejorar las infraestructuras de riego en una docena de parques de la ciudad.
Redirigir el agua de la ducha al inodoro
En la línea de continuar preparándose para poder afrontar con más garantías situaciones similares de sequía en un futuro, el Ayuntamiento también trabaja en la elaboración de una nueva ordenanza de aguas grises que cuenta con poder empezar a tramitar en el segundo semestre de ese año. Según ha explicado Frias, entre los aspectos que se quieren regular se encuentran, por ejemplo, obligar a todas las nuevas construcciones de edificios con más de ocho viviendas y las grandes rehabilitaciones de inmuebles a crear circuitos internos que permitan que el agua del fregadero o de la ducha pueda ir al inodoro para ser reaprovechada.
El contexto de sequía lo ha acentuado, pero hace años que Barcelona ha reducido progresivamente su consumo de agua potable. Así, se ha pasado de los cerca de 115 hectómetros cúbicos anuales de 1999, a los 91,5 hectómetros con los que se cerró el 2022, un 20% menos. Por lo que se refiere a los usos, un 69% del consumo de esta agua es doméstico, un 26% lo hacen el comercio y la industria –aquí se incluiría el consumo que hace el turismo– y un 5% es de uso municipal y se utiliza para espacios verdes, edificios municipales, fuentes ornamentales, servicios de limpieza o el zoo, para mencionar algunos ejemplos.